Flashback
Cenizas de rosas

Cenizas de rosas

Paul Medrano

Durante los años noventa el panorama en México era muy complejo: el país estaba eufórico con el levantamiento del EZLN; un mundo virtual se miraba en el horizonte (aunque no sabíamos bien a bien en qué consistía); el Salinato nos dejó un sabor amargo que aún hoy, al recordarlo, nos provoca un regusto desagradable; el rock latinoamericano se multiplicó y pasó a formar parte de un movimiento generacional (concepto indescifrable para las nuevas generaciones) plagado de desilusión, pobreza y marginación tecnológica.

Por el lado personal mi mundo no era distinto: bebía, fumaba e inhalaba cualquier sustancia; aún no sabía lo que haría con mi vida; no tenía un empleo fijo y mi único bien material era una vieja chamarra de mezclilla. Supongo que otros compartían mi situación, porque en la calle era común ver muchas chamarras de mezclilla.

Entre este sentimiento de desesperanza sobresalía una singular voz, que casi siempre era acompañada por una música ligera (pero con virtuosos elementos), letras plagadas de metáforas e influencias poco frecuentes. Se hacía llamar Gustavo Cerati, aunque para nosotros fue imposible separarlo de ese universo llamado Soda Stereo.

Para quienes ubican a Cerati a partir de su disco Siempre es hoy (que es, me parece, cuando entra en una etapa más global gracias a la masificación que permitió internet) debo aclarar que sólo están ante la punta del iceberg: su nicho como el gran personaje de la música en español se forjó con lo que hizo años atrás, muy lejos de la fama y la globalización.

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Allá por 1993, por ejemplo, cuando Cerati lanzó Amor amarillo, fueron muchos los decepcionados. Y es que la música electrónica aún era considerada como cosa de chavales sin el menor talento para tomar un instrumento. Pero Cerati no sólo cimentó en beats y loops uno de sus discos más visionarios, sino que nos mostró un poco del universo musical que desplegaría ya como solista. En esta fugaz etapa como solista, es fundamental la presencia de Melero, la que volverían a mostrarnos en el fabuloso Colores santos.

En el Confort y música para volar, que si bien no es un unpluged a cabalidad, Cerati se instauró como un guitarrista de culto, capaz de crear nebulosas y galaxias sólo con las cinco cuerdas de su PRS Custom.

Me guardaré mis opiniones del tema más conocido de este disco, que figura en las listas de cualquier cantabar. Mejor hablaré del velado homenaje que hizo a la música argentina desde este escenario.

En, Té para tres, por ejemplo, hay guiños a Cementerio club del Flaco Spinetta, incluso hay versiones donde ambos interpretan esta dolorosa melodía. El corte Génesis, uno de los más extensos del disco, es un cover del grupo Vox Dei, pilar del rock argentino que, para nuestro infortunio, fue poco conocido en México. Aunque, en general, el universo del rock argentino es poco revisitado en nuestro país. Tal vez en el fondo nos da envidia comparar nuestros pasados: ellos con Juguete Rabioso, nosotros con Enrique Guzmán; ellos con Huinca y nosotros con los Apson; ellos con Spinetta y nosotros con el Tri. Duro, pero cierto.

Mención aparte merecen Bocanada y 11 episodios sinfónicos, con los cuales Cerati dejó en claro que lo suyo no era repetir la fórmula hasta volverse millonario. Nos dejó ver que la popularidad no necesariamente está peleada a muerte con la originalidad, aunque el grueso de los grupos insistan en que no es así.

En las canciones de Cerati se nota el rastro de la literatura. Algo que podríamos considerar, de manera engañosa, como un lugar común. Sin embargo, en la música en español (sea del género que sea) resulta cada vez más extraño descubrir letras con la huella indeleble de los libros. Qué tan inusual resulta, que la última melodía con influencias literarias que recuerdo fue Tú, yo y la luna, del Chapo de Sinaloa, inspirada (por no decir calcada) en Ladera este, de Octavo Paz.

Es esta característica la que nos dimensiona el porvenir musical con ausencias como la del Cerati. La música en español atraviesa por un momento cumbre en cuanto a popularidad, mas difícilmente podríamos rebasar los dos dígitos para nombrar propuestas originales, incombustibles y duraderas. De la escena mexicana, por ejemplo, los grupos consagrados de la década de los 90 ahora nos resultan arcaicos, aburridos o, peor aún, sobrevalorados. Muchas veces nos negamos a reconocerlo porque alguna de esas canciones llevan una imborrable carga emotiva, pero siendo realistas muchas de ellas morirán con nosotros.Screen-Shot-2014-10-14-at-11.46.55-AM-560x840-300x450

Por eso resulta tan vivificante un esfuerzo editorial como Cerati, siempre seremos prófugos publicado en 2014 por Marvin (colección Rock para leer)  y donde se recogen cuentos basados en temas del músico argentino. Los hay de todo tipo, extensión y tonos de voz. Seguro que esta antología sabrá encontrar en los miles de fans de Cerati, futuras lecturas a su universo musical y letrístico.

Sin embargo, Cerati no solo nos dejó letras inolvidables. Podríamos enlistar: su talento en la guitarra eléctrica; su capacidad de experimentación; su habilidad con los sampleos y una personalidad simpática que supo navegar entre, al menos, tres generaciones (algo que pocos músicos han logrado). A Cerati le debemos otra cara del realismo: hay felicidad, pese al dolor; hay esperanza, pese a la incertidumbre; hay futuro, pese a la injusticia; hay nostalgia, pese a la armonía; hay amor, pese al adiós.

MedranoPaul Medrano es autor de Deudas de fuego (Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes, 2013) y colaborador de Literal. Su Twitter es @balapodrida


Posted: May 7, 2015 at 9:45 pm

There are 2 comments for this article
  1. Saidhar at 6:37 pm

    Saga: Mmm… ok, todo depende que haz escuchado de rock argento, no solo que bandas o que musicos sino a su vez que rolas o que discos, porque el rock argentino es difidcil de englobar o encasillar en un solo genero. No todo suena igual y hay un buen de cosas distintas. No es lo mismo escuchar a El Otro Yo que a Fito Pe1ez, o los Fabulosos Cadillacs que Rata Blanca, o Andres Calamaro que Serfa Gire1n. Incluso el sonido de Soda Stereo es muy particular y hasta distinto en cada disco, no es lo mismo el Dynamo al disco debut “Soda Stereo”. Spinetta tambien tiene muchas etapas distintas, unas me1s rocker y psicodelicas (tipo Cream, Zeppelin o Hendrix) y otras me1s jazz-rock. Imagednate si alguien que nada me1s ha esccdhauo a Zoe o el faltimo disco de Cafe Tacuba solo por eso diga que no le late el rock mexicano.Ahora, no se que cosas de rock argentino hayas esccdhauo. Y, bueno, es valido que no te guste; pueden gustarte algunas cosas, otras no o de plano nada pero es cuestion de escuchar. Te recomiendo des click en la etiqueta “Spinetta y los Socios del Desierto”, de hecho por ahi diste un comentario favorable a una de las entradas, te invito a que cheques la otra que dice “Ana no duerme”.Por cierto una pregunta aparte: Te late El Personal?Saludos y muchas gracias por tu comentario.

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