Reviews
Desde esta cámara oscura

Desde esta cámara oscura

Efraín Villanueva

Las notas biográficas de Gerardo Piña-Rosales (Cádiz, 1948) destacan principalmente sus antecedentes académicos. Entre ellos, sus estudios en las universidades de Granada y Salamanca, su doctorado en Lengua y Literatura españolas de la City University de Nueva York (donde también enseña), su nombramiento en 2008 como director de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (y miembro correspondiente de la Real Academia Española) y sus casi dos decenas de libros académicos relacionados con la literatura. Es una pena que sólo al final, escondidas en las últimas líneas, se asomen las menciones de su obra narrativa: El secreto de Artemisa y otras historias, Don Quijote en Manhattan y Desde esta cámara oscura.

A esta última, una novela de 2006, le fue concedida el VIII Premio Internacional de Novela Corta Casino del Ayuntamiento de Lorca, España. Los galardones son, sin embargo, circunstanciales: un grupo de personas decide participar en una convocatoria con los que creen son sus más pulidos manuscritos, un jurado (con miembros, probablemente, de ideas y emociones literarias dispares) lee los textos, delibera y decide que uno de ellos cumple con ciertos criterios y condiciones para ser declarado como el mejor de todos. Un aliento para el escritor ganador y un guiño para el lector que explora los pasillos de una atiborrada librería. Pero al final será el texto, con o sin cintilla de ganador en su portada, el que tendrá que defender su valor por sí solo. Y Desde esta cámara oscura así lo hace.

Desde el prefacio, el libro juega con la metaficción. Un relator, quien nunca menciona su nombre, pero se identifica así mismo como “investigador y estudioso de la cultura española contemporánea”, cuenta su proyecto de compilar una biobibliografía de la literatura española del exilio republicano –para quien conoce la carrera de Piña-Rosales las similitudes entre el autor y su investigador-personaje son claras–. Para afianzar la idea de que lo que el lector tiene en sus manos es un texto de carácter documental, el investigador asegura que el escritor y pintor Eugenio F. Granell (personaje de la vida real y exiliado republicano) le habla de la existencia de Rafael Bejarano, fotógrafo y escritor, también exiliado en Estados Unidos, y quien le podría ser de utilidad para su investigación.

Luego de un par de intentos fallidos, Bejarano se niega a ser entrevistado porque “esas cosas ya no interesan a nadie”. Sin embargo, un tiempo después y de forma inesperada, el narrador recibe un manuscrito de Bejarano con historias personales que incluyen algunas referencias al exilio que le “tocó vivir”. El investigador, impresionado por “su valor histórico, psicológico y literario”, decide publicar el manuscrito, limitándose a llevar a cabo pequeñas enmiendas. Cervantes y El Quijote y Jan Potocki y su Manuscrito encontrado en Zaragoza se me vienen a la mente.

Bejarano ha escrito estas Notas para un manuscrito que no escribiré nunca para despedirse, aunque no es claro de quién –tal vez diga adiós a él mismo, pero también a cualquier otro interesado en leerlo, aunque insista en que su “vida sólo tiene relevancia para mí mismo”. Sabiendo que al terminar de escribir partirá en un viaje del que nunca regresará (se lo comunica así, en una escueta nota, al investigador), Bejarano narra con un tono de pasos cortos de quien ha vivido, y gozado y sufrido, como no podría ser de otra forma, y se sabe sin afanes, a pesar de que es consciente de que sólo le queda esperar “la implacable invasión de los agentes de la muerte”.

Mientras recorre La Madriguera, su hogar a las orillas del Hudson rural, Bejarano hace inventario de sus posesiones, de su estudio fotográfico “con más o menos lujo de detalles, con la esperanza de que su memoria me acompañe por los siglos de los siglos”. No puede evitar que lo ahogue la nostalgia y escribe con la sinceridad de quien está convencido de que escribe para ser leído sólo por él, los objetos que deja atrás y que le traen recuerdos de su vida.

Fue su tío Salvador quien lo contagió del amor por la fotografía (Piña-Rosales es también entusiasta fotógrafo). Cuando el pequeño Bejarano proponía ideas de fotos, su tío lo alentaba emocionado: “a ver, a ver qué aspecto de la realidad intriga a mi sobrino”. Hay, por supuesto, una fijación especial en las fotos “en las paredes, fotos y más fotos, momentos embalsamados, fragmentos de mi vida, fósiles de luz y tiempo” que le ayudan a rememorar su pasado y a narrar la historia y complementarla con imágenes. No es por eso extraño que los diecinueve capítulos (todos titulados) estén acompañados por una fotografía tomada por Bejarano (en realidad, tomadas por Piña-Rosales): en La madriguera, una casona de dos pisos y altillo, rodeada de árboles grises y asentada sobre una sábana de nieve; Ronda, con una higuera que surge en las pequeñas calles del pueblo que vio nacer a Bejarano y bajo el cual su padre le contaba las aventuras de Don Quijote; El retorno: ¿de qué nos valen las raíces?, acompañada de la figura de un torero que, aparentemente tranquilo, es acechado por un toro bravo; Los agentes de la muerte y la espalda de una estatua que revela las enormes alas de un ángel que parece vigilar la campiña.

Con un lenguaje esmerado (reflejo de su interés por el cuidado de su lengua madre) Piña-Rosales demuestra que es posible escribir con atención y cuidado en el lenguaje sin entorpecer la lectura con palabras o figuras rebuscadas y que la poesía puede estar presente sin los aires de solemnidad con la que se le suele identificar.

El rollo del hilo narrativo rueda y se extiende con una fluidez autobiográfica que nos lleva a la natal Ronda de Bejarano; a la llegada de la guerra que lo dejaría huérfano de padre; a la huida de su familia, a través de los Pirineos; a su estadía en un campo de refugiados en Francia en el que recibían “50 gramos de pan duro y un puñado de arroz cocido”; su viaje hasta a México, el único país que abrió sus brazos a los refugiados y luego a los Estados Unidos; sus recorridos por una Sudamérica de cuyos países guarda un recuerdo específico. Pero también eventos más cercanos en el tiempo, su divorcio de Norma (una artista fracasada que sufrió una crisis mental) y el alejamiento con Tamar, su hija, una talentosa pianista.

Si me preguntaran de qué va Desde esta cámara oscura, quizá diría que es la historia de un exiliado de la guerra civil española. Pero es mucho más. Hay, por supuesto, detalles de la guerra, pero no solamente quienes estén interesados en este momento histórico se sentirán atraídos a la lectura del libro. La guerra es (con su destrucción, sus víctimas, su dolor, su muerte) un tema universal que nos ha impactado desde siempre y nuestro hoy no es la excepción.

Como Bejarano lo afirma, el exilio va más allá de lo físico y adopta tintes de “interior, metafísico y existencial”. Su historia es la de la memoria del hogar abandonado, de la extrañeza de un lugar nuevo en el que se trata de crear un nuevo hogar, de la añoranza de, quizá, poder regresar algún día mientras se sufre por este retorno que es tan lejano en el tiempo como lo es, en distancias geográficas, la tierra que se abandonó. Bejarano habla de la sensación de no pertenecer que lo llevó a naturalizarse estadounidense porque “qué más daba, si, al fin y al cabo, yo me consideraba no ya exiliado de tal o cual país, sino de todos los países, un verdadero apátrida”. Es esta condición que nunca lo abandonó la que, tal vez, lo impulsó a escribir sus memorias y partir por una última vez para nunca regresar.

Piña-Rosales no intenta transmitir las moralejas o consejos sabios de un hombre viejo que dice adiós –aunque pueda encontrarse una que otra por ahí, el núcleo de la historia no está construido bajo ese tipo de pretensiones. El de Bejarano es un retrato escrito y un testimonio fotográfico (no sólo por las imágenes que lo acompañan, sino por las fotografías como fuente de recuerdos que llenan la historia) que, al final, como toda ficción que valga la pena leer, nos habla de las circunstancias y la existencia humanas.

Efraín Villanueva (@Efra_Villanueva). Escritor colombiano radicado en Alemania. Es MFA en Escritura Creativa de la Universidad de Iowa y tiene un título en Creación Narrativa de la Universidad Central de Bogotá. Sus trabajos han aparecido, en español y en inglés en publicaciones como Granta en español, Revista Arcadia, El Heraldo, Vice Colombia, Literal Magazine, Roads and Kingdoms, Little Village Magazine, entre otros.

©Literal Publishing. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación. Toda forma de utilización no autorizada será perseguida con lo establecido en la ley federal del derecho de autor.


Posted: April 4, 2018 at 11:56 pm

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *