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Dietland no trata de una mujer gorda

Dietland no trata de una mujer gorda

Mónica Maristain

¿Por qué no llevar una pistola y reaccionar cuando viene la agresión?

La pregunta la hizo la poeta Olga Gutiérrez. Fue en Mexicali, durante el encuentro Tiempo de Literatura, dirigido por Elma Correa.

Todos quedamos mudos. Nunca nos hubiéramos puesto a pensar en una guerra contra los hombres, en una guerra absoluta contra el patriarcado, pero cuando el novelista Emiliano Monge dice: “el feminismo tiene que ser más radical”, ¿a qué se refiere?

Tengo 50 años. Jamás había pasado por mi cabeza pensar en qué es ser mujer y siempre lo dije: yo jamás me sentí discriminada.

Habría que prohibir esa frase. Si nunca pensaste en qué es ser mujer, ¿cómo sabes que no fuiste discriminada? Aunque sea por solidaridad, deberíamos callarnos la boca cuando decimos eso, como si fuéramos mujeres evolucionadas, por encima de nuestras congéneres y desde esa cima gritamos: ¿Qué es eso de ser discriminada?

Tengo un sentido antifemenino. Me surge espontáneamente. Y eso es fruto de mi educación. No hay otro motivo. No me gustan los deportes femeninos, es decir, en un partido de tenis de hombres y otro de damas, jamás veo el último. No me interesa el futbol de mujeres y no estoy pensando en la política de pares. Sin embargo, todo este “ruido” feminista ha entrado por la ventana de mi casa y ya no estoy tan cómoda como antes.

Veo mi programa favorito: Ilustres ignorantes, dirigido por Javier Coronas, con la participación de Javier Cansado, un comediante español sumamente ingenioso, que me encanta. Lo veo en YouTube y tengo para varios días, el programa tiene ocho temporadas en Movistar, así que hay show para rato. Pero conforme me voy sentando, con un jugo o un refresco, algo comienza a ser algo que no está bien. ¿Por qué siempre son hombres los invitados? Cada tanto invitan a una mujer, a una actriz, a una modelo, pero no saben cómo manejarse con ellas. Y no sé por qué, a veces deja de ser mi programa favorito. Lo miro igual, pero como cuando te regalan una muñeca falsa, crees que es Barbie, pero se parece a ella, no es ella.

¿Y los chefs? Me encanta seguir todas las vicisitudes de la cocina, aunque no sepa ni hacer un huevo frito. Pero conforme voy viendo todos los programas dedicados al tema, me doy cuenta de que todos los cocineros son, exactamente, cocineros. Yo conozco a muchísimas mujeres que se dedican a la comida, son exactamente locas, obsesionadas por la sal y la pimienta, como estos muchachos que con tatuajes en los brazos y el pelo cortado a lo punk dicen que no hay mejor vida que cortar una coliflor o un calabacín. Pero ellas no llegan a la televisión ni al centro del negocio comestible. Son ellos los dueños de las fogatas y los hornos.

¿Si lleváramos las pistolas, si esto fuera en realidad una guerra contra el patriarcado, que de tan milenario vive aún dentro nuestro?

En 2015 se contabilizaron 1,755 presuntas víctimas de homicidio doloso en México, en 2016 unos 2,210 y en 2017 un total de 2,572, según datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de México, basados en datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

En enero de 2018 se registraron 272 asesinatos de mujeres, lo que supone un promedio de casi nueve al día.

¿Sigue la cuenta?

Todos estos feminicidios me obligan a pensar en algo que no había pensado antes: ¿Qué significa ser mujer y sobre todo qué es ser mujer en estos tiempos?

Una serie en Amazon: Dietland. La veo y otra vez vienen a mí esos pensamientos ajenos que poco a poco se van haciendo míos. ¿No somos las mujeres como los judíos que nos matan, nos torturan, nos mandan a los hornos de gas, pero nada hacemos para defendernos?

La crítica televisiva del mundo hablará de la actriz gorda Joy Nash y de cómo hacerse valer en un mundo donde reinan las flacas. Pero no es así. Aquí que lo que vale es la guerra contra el patriarcado. A veces un capítulo es bueno, otro es relleno, pero en todos pensamos: ¿hay que matar para defenderse y empezar el mundo de nuevo, desde cero, sin tener que hablar otra vez de cómo violaste o asesinaste a una mujer?

Veo una crítica del periódico La Vanguardia, de Pere Solà Gimferrer, al fin un comentario con el que estoy de acuerdo.

“Es original, es divertida si se posee una mirada cínica y sobre todo es inquietante. Y es que, cuando aparecen las guerrilleras atando a dos hombres acusados de violación por una chica que se tiró a las vías del tren, es inevitable pensar en la sed de justicia que corre ahora mismo por las calles y que el sistema judicial es incapaz de encauzar mientras proliferan los abusos, acosos y violaciones y se amontonan los cadáveres”, dice el periodista.

No me pregunten si soy feminista. No quiero ni saber cómo son los hombres. Invaden nuestro territorio sentándose con las piernas abiertas en los asientos para mujeres del Metrobús. Algo me dice que ahí hay un síntoma preocupante. Pero no es eso de lo que quiero hablar. Quiero hablar de un mundo posible donde todos seamos iguales. Un cliché si se quiere. Claro, que si no es por el cliché, el mundo no se salvará.

Mónica Maristain (Concepción de Uruguay, Argentina). Editora, periodista y escritora. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales como Clarín, Página 12, La Nación y la revista Playboy. Ha sido colaboradora en las agencias EFE y DPA. En 2010 publicó “La última entrevista a Roberto Bolaño y otras charlas con grandes autores” . En n 2011, coordinó la antología El último árbol. Cuentos de navidadEl hijo de Míster Playa fue publicado originalmente por Almadía en 2012. Su título más reciente es Antes, poema largo editado por Literal Publishing en 2017.

 

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Posted: November 13, 2018 at 10:16 pm

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