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Meg Ryan, la actriz que no actúa

Meg Ryan, la actriz que no actúa

Rodrigo Carrizo Couto

La estrella americana ha recibido el homenaje del Festival de Locarno al conjunto de su carrera, y ha revisitado su obra durante una clase magistral.

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Como ya es tradición en el histórico Festival de Locarno, una estrella de renombre mundial recibió el homenaje del evento suizo. En esta ocasión, el honor ha recaído sobre la inolvidable protagonista de  Cuando Harry encontró a Sally , Meg Ryan. En anteriores ediciones, este privilegio ha correspondido a artistas de la talla de Edward Norton, Harvey Keitel, Adrien Brody o Susan Sarandon. Grandes nombres de la pantalla, muy necesarios para atraer patrocinadores y medios de comunicación hasta esta diminuta ciudad de la Suiza italiana a orillas del Lago Maggiore.

Nacida en 1961 en Connecticut, nada hizo prever a la joven Meg que terminaría formando parte de la historia del cine. De hecho, su intención original era ser periodista, y la actuación llegó a su vida casi de casualidad. Como ocurre tantas veces en Hollywood. Pero los comienzos de su carrera cinematográfica no pudieron ser más promisorios, ya que hizo su debut de la mano del legendario George Cukor. “No actúes. Actúa menos. Menos aún. De hecho, no hagas nada”, explica Meg Ryan que le exigía el viejo genio durante el rodaje de “Rich and Famous”, en 1981. Un consejo que haría mella en su técnica actoral, dado que la propia Ryan se define como “la actriz que no actúa”.

Otra cosa que Meg Ryan aprendió al lado de grandes como Cukor, Nora Ephron o Rob Reiner es que “las comedias son como construcciones matemáticas, basadas en estructuras muy complejas. Y el mismo principio vale para las comedias románticas. Es muy fácil arruinarlas cuando algo no funciona”. Interrogada sobre su método de actuación y su periodo de aprendizaje, la estrella confesó no tener ninguna formación actoral, “a excepción de algún cursillo de interpretación en la facultad”. “De hecho, no tengo ni idea de cómo hago lo que hago. Soy una superviviente”, afirmó entre risas.

Llegada a Locarno en olor de santidad, la estrella de Sleepless in Seattle recibió un baño de multitudes cuando le fue entregado el Leopardo de Oro al conjunto de su carrera, antes de hablar con los medios de comunicación al día siguiente. Al recibir su premio, Ryan declaró que: “el cine es un arte hecho en comunidad, y destinado a una comunidad. Son cientos de personas trabajando juntas para hacernos reír y llorar, y me siento orgullosa de haber formado parte de esta gran tradición”. Y es que la actriz lleva ya más de una década apartada de las pantallas (su última aparición relevante fue en  The Women, de 2008) y de Hollywood. Hoy vive en New York, y consagra sus energías a la dirección y la producción.

Si bien Ryan no pasará a la historia del cine por la profundidad psicológica y la complejidad de sus composiciones, es indudable que en su momento logró el muy codiciado título de “Novia de América”; y como tal fue presentada a los medios en Locarno: “Todas las mujeres quieren ser su amiga, y todos los hombres quieren presentarla a su madre”, dijo de ella la maestra de ceremonias. Definida como uno de los más claros ejemplos de “la vecina de al lado”, Meg Ryan se prestó con resignación al juego de las fotos y la posterior charla.

Como es (casi) inevitable, su clase magistral comenzó rememorando la mítica escena del orgasmo fingido en When Harry Met Sally , de la que dijo: “no debe haber nadie vivo en el hemisferio occidental que no la haya visto, o no haya oído hablar de ella”. La actriz explicó que Nora Ephron, la guionista, había imaginado la escena como un dialogo entre Billy Cristal y Meg Ryan acerca de los orgasmos fingidos. Pero la protagonista preguntó: “¿Y qué pasa si mejor que hablar del tema, lo hacemos ver?”. La idea no convenció al principio al director Rob Reiner, dado que ese día su madre estaba en el rodaje, y la idea le incomodaba. Pero al final se rodó y la anciana que pide “lo mismo que come ella”, no es otra que Mamá Reiner.

Ryan continuó reflexionando acerca de “la dificultad de dejar de actuar” al tiempo que comentó que “no existe una forma correcta o incorrecta de ejercer el oficio de actor, dado que es una forma de arte”, y destacó que “la cámara tiene el poder de leernos la mente, y no se le puede mentir”. Una de sus frases más celebradas durante la charla fue cuando afirmó que el problema con las comedias románticas consiste en que: “definen nuestras expectativas sobre las relaciones amorosas en la vida real, y por eso provocan luego tantas decepciones”.

Meg Ryan confiesa que no fue consciente de estar participando en películas que se convertirían en íconos de su tiempo. “Fue un feliz accidente”, comenta riendo. Al mismo tiempo niega su encasillamiento como reina de la comedia romántica. “De las 30 o 40 películas que hice, solo una parte fueron comedias, y el resto soy yo intentando otras cosas”, afirma. Otras cosas como In the Cut, la cinta escrita y dirigida por Jane Campion en 2003 que Locarno ha proyectado como parte del homenaje a su carrera. En este thriller oscuro y de fuerte carga sexual, Ryan comparte cartel con Mark Ruffalo.

La estrella presentó esta película como “la otra cara del romance” y recordó queIn the Cut fue un proyecto que Campion llevó a cabo en un momento muy oscuro de su vida personal. “Entonces ella había dejado de creer en el amor, pero espero que desde entonces su punto de vista haya cambiado”, comentó. Ryan agregó que éste fue su mayor proyecto independiente, “dirigido por una mujer con las ideas claras”. “Lo que más me interesó de In the Cut fue que en esta película la mujer era el objeto central de la narración, y no un sujeto pasivo. Trabajar dirigida por una mujer que me permitió explorar la sexualidad desde la perspectiva femenina fue un verdadero lujo”, agregó. En la cinta la estrella practica el desnudo, sin dobles de cuerpo. “Pero Jane Campion lo pasó peor que yo en esos momentos”, confesó entre risas. Aunque la película no fue bien recibida en su momento. “Mucha gente fue muy crítica con mi participación en esa película”, explicó Ryan. “Yo representaba entonces un arquetipo muy preciso, y con eso no se juega. No se cambia un arquetipo sin pedir permiso”.

Respecto al auge imparable de las redes sociales, la actriz considera que son una herramienta positiva, porque permiten una comunicación directa con el público sin pasar por intermediarios. “Pero tampoco estamos obligados a mostrar al mundo cada instante de nuestra privada. Es algo que hay que moderar, y que sigo aprendiendo a usar”, precisó. También cree que el futuro pasa por Internet y la TV por cable, donde afirma encontrar “un terreno fértil en el que ocurren las cosas más interesantes a nivel cinematográfico”.

Es por ello que tras su primera experiencia como directora en  Ithaca  (2016) Ryan ha decidido lanzarse a la aventura de la producción. “Dirigir nace de una profunda necesidad de contar historias desde mi perspectiva de madre y de mujer en estos tiempos de #metoo”, analiza la actriz. De la experiencia como productora aprendió que, “si inicias cien proyectos, y dos se terminan concretando…ya puedes darte por satisfecha. Es un buen promedio”.

A la hora de las despedidas, Meg Ryan afirmó sentirse optimista respecto al futuro de su arte. “Las personas siempre necesitaremos buenas historias, y da igual el soporte. A veces veo jóvenes mirando películas clásicas en la pantalla del teléfono, y mi primera reacción es escandalizarme. Pero al final pienso que lo esencial es que el mensaje pase y sigamos gozando de las grandes historias. El resto no importa”.

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De Locarno a Berlín

La 71 edición del Festival de Locarno culminó el pasado sábado con la entrega del prestigioso Leopardo de Oro, máximo galardón del evento suizo. El honor recayó sobre el cineasta taiwanés Yeo Siew Hua por  A land imagined , mientras que el Premio Especial del Jurado fue a manos de la francesa Yolande Zauberman por M . Por su parte, el premio a la Mejor Dirección fue a la chilena Dominga Sotomayor, por  Tarde para Morir Joven .

En el apartado actoral, la mejor actriz fue la rumana Andra Guti por el drama  Alice T.  y el de Mejor Actor al coreano Ki Joobong, por  Gangbyun Hotel . El Premio del Público UBS para  Blackkklansman , de Spike Lee y el Variety Piazza Grande Award fue a manos de la realizadora suiza Bettina Oerli por  Le Vent Tourne . Tanto los premios UBS como el Variety recompensan a las películas que más posibilidades tienen de llegar a las pantallas comerciales, ya que es bien sabido que la tradición en Locarno es primar el cine poco convencional y más experimental.

Esta es la última edición al mando del director artístico Carlo Chatrian. De hecho, el periodista turinés ha sido elegido para dirigir a partir de 2019 la prestigiosa Berlinale. En total, se proyectaron 293 películas ante unos 160.000 espectadores llegados del mundo entero, y fueron acreditados 917 periodistas. Ahora habrá que esperar al 24 de agosto para saber quién llevará las riendas del segundo festival de cine más antiguo del mundo a partir de 2019.

 

*Imágenes y video cortesía del autor. ©Rodrigo Carrizo Couto 

RodrigoRodrigo Carrizo Couto. Radica en Suiza y escribe para el diario El País y la SRG SSR Swiss Broadcasting. Ha colaborado regularmente con los diariosClarínLa Nación de Buenos Aires y la revista suiza L’Hebdo, entre otros medios. Su Twitter es @CarrizoCouto

 

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Posted: August 15, 2018 at 10:13 pm

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