Reviews
Pasos en pausa para una mundialización poética del imaginario

Pasos en pausa para una mundialización poética del imaginario

Adolfo Castañón

 

  • Notas a partir de Experiencia Butoh (Madrid, Bolombolo, 2017), de Daniela Camacho. Premio de Poesía Joaquín Xirau Icaza 2018.

 

¿Qué es, qué contiene, cómo definir esta coreografía verbal, esta partitura poética inspirada en la técnica, modos, anotaciones y ritmos de la danza Butoh? ¿Qué es la danza Butoh? ¿A qué aluden o qué censuran los movimientos y procedimientos de esta forma de evolución de la danza y del teatro que en este libro se abre al escenario de la palabra? Lo primero que habría que decir es que el Butoh es un arte que desafía el tiempo vertiginoso de la ciudad moderna. Es un arte de la lentitud calculada a través de una especie de pantomima y de danza corporal que no deja de tener afinidades con las prácticas de la danza moderna como, por ejemplo, las del francés Étienne Decroux (1889-1991) y del teatro corporal moderno (por cierto, en México murió hace poco un performancero mexicano, Shanti Oyarzabal, relacionado con el Butoh).[i] En cierto modo se podría decir que es una práctica para alcanzar, a través de los pasos lentísimos de su danza, una suerte de trance, una experiencia que permite escuchar al propio cuerpo, al cuerpo y no a la ciudad, para parafrasear a artista japonés Tadashi Endo, que se ha presentado recientemente entre nosotros. Octavio Paz en su último viaje a oriente, en 1984, visitó Japón y en una carta a Pere Gimferrer fechada el 22 de noviembre, menciona “Otra experiencia notable: una velada en casa del iniciador de la danza japonesa (Butto: ¿lo conoces o has oído hablar de poetas y novelistas japoneses; espectáculo sobrecogedor: es como si las figuras de Goya o Bacon —pero transfiguradas por un Japón de fantasmas y poseídos, el Japón del Noh y del Kabuki— de pronto se lanzasen a danzar —a reptar”.[ii]

 

En relación con el libro de Daniela Camacho, podría decirse que la obra arranca como una biografía o una “vida” a partir de: “Algunas pistas del incidente llamado Tatsumi Hijikata”, el artista fundador de esa variedad de la danza, cuya vocación la decidió en cierto modo la revelación o contemplación de ver actuar a Kazuo Ohno y que paralelamente al estudio de la danza y de sus “primeras apariciones en escena” “lee con entusiasmo al Conde de Lautréamont, Jean Genet, Yukio Mishima, Antonin Artaud, Arthur Rimbaud y Georges Bataille” y se familiariza con las obras de Bellmer, Bacon, Rodin, Turner. El 24 de mayo de 1959 estrena su “primer  Butoh” titulado “Kinjiki (colores prohibidos)”, título que toma de una novela de Yukio Mishima y en la cual se pueden discernir inspiraciones de Jean Genet.

 

La vindicación de la homosexualidad está envuelta en una atmósfera vanguardista. El Butoh se plantea como una experiencia del cuerpo que baila y representa con sus movimientos lo ilimitado, es decir, la agonía, el dolor, el placer y la muerte, y precisamente el libro de Daniela Camacho se ofrece como una visitación o visita a ese universo a la par tenso y exacto, que es el Butoh, una forma de danza que está comprometida con la conciencia de la muerte y de la aniquilación. Esa conciencia, no sobra decirlo, es capaz también necesariamente de merodear una experiencia de lo sagrado, de lo terrible y de lo inalcanzable. La construcción de este espacio literario es exacta como un reloj o, más todavía, como un gesto ritual. De hecho, casi cabría decir que el libro Experiencia  Butoh se da como una construcción poética pero también teatral, como una coreografía de palabras donde lo oscuro y lo enigmático cobran cuerpo y aliento, exhalación última o de lo último…

 

Si la danza Butoh nació en Japón después de la experiencia de Hiroshima y Nagasaki, el libro de la poeta sinaloense, Daniela Camacho, Experiencia Butoh, se escribe como un cuaderno de aprendizajes y desaprendizajes de la experiencia de la muerte y del silencio. Es un libro que viene de lo oscuro pero que está imantado por una energía y una voluntad de despojamiento que pautan los pasos de la poeta por el escenario de la página. Irradia una rara, austera belleza que merodea lo indecible y lo inaccesible. La poesía de Paul Celan y de Gonzalo Rojas, la de Vallejo y la de Isabel Fraire parecen rodear el alumbramiento de este poemario que sale de lo oscuro para saludar el resplandor desde la palabra.

 

Experiencia Butoh es un poemario dividido en cinco surcos: Una “Primera parte” (Archivo Hijikata) compuesta a su vez por “Algunas pistas sobre el incidente llamado Tatsumi Hijikata”, “Detrás de cada nacimiento, está el cosmos sintiendo su camino”, “El cuerpo humano y torcido que ves es amado por un calor: dentro de él hay una flor sofocada, una reina leprosa que aun sigue viva”, “Hiroshima y Nagasaki”, “Primer Butoh kinjiki (Colores prohibidos)”, “Kinjiki (expandido)”, “Dance experience”, “Rebelión de la carne”, “Debajo de nosotros alguien duerme”, “Cuando se apaguen las luces me encontrarán mordido por dentro”; le siguen en segundo término unos “Movimientos desesperados para cuerpos finitos que van hacia los bosques moribundos, hacia el baile agonizante, hacia la luz, hacia la muerte y hacia la nada”; aparecen en tercer lugar los poemas de “Entro en la paz de las cosas salvajes”, se ofrece en cuarto lugar un “Manual de oscuridad para niñas y niños” y concluye en quinto término una “Traducción alterada y fallida de movimientos para danza Butoh o lo que Tatsumi Hijikata dijo a Yukio Waguri en los años 70 y le anotó en un cuaderno”; también rematan unos “Agradecimientos” que permiten reconstruir al lector la armadura de esta construcción singular.

 

III. Los nombres de la poeta sueca Brigitta Trotzig, (“el abismo se mueve con nosotros”), la portuguesa Sophia de Mello Breynner Andresen (“Aquí me senté quieta/ con las manos sobre las rodillas./ Quieta, muda secreta,/ Pasiva como los espejos”), los poetas usamericanos y militantes ecologistas Forrest Gander y Wendell Berry, de la historiadora francesa Arlette Farge, de los pensadores Helene Cixous y Jean-Luc Nancy, de la escritora chilena Diamela Eltit, de Henri Michaux, Jean Genet, Antonin Artaud, El Conde de Lautréamont, que están discretamente sembrados en el texto con epígrafes o gratitudes, trazan un territorio, deslindan un espacio y denotan la voluntad disidente y subversiva de la autora ávida de inventarse una tradición, una cadena genealógica para desde ahí articular o enunciar un proyecto poético en el cual la desnudez, el minimalismo y la exigencia formal pasan por una purga o expoliación de los lugares comunes habituales que puede compartir el quehacer poético en México en los poetas y autores de su tiempo… La conciencia de la extinción corre paralela o más bien baila y evoluciona al compás de una música conceptual hecha a base de silencios, alusiones y correspondencias. Las palabras de Experiencia  Butoh están cautivas de un “alto fulgor” para tomar las palabras de Forrest Gander que aparecen como epígrafe de “Manual de oscuridad para niñas y niños”. Experiencia  Butoh es una reunión de flechas que apuntan hacia un blanco que es el cuerpo y la experiencia interior. Es una danza hecha de palabras, una suerte de yoga verbal que invita, al igual que la bailarina emérita y guía en la exploración del cuerpo, Sondra Fraleig, a un camino de regresionescalculadas y desaprendizajes, a una curación de los cuerpos a través del movimiento y la poesía, de la poesía en movimiento.

 

IV

Me permito transcribir algunos poemas de la sección:

 

Entro en la paz de las cosas

 

El disparo de Eikoh Hosoe

me dejó suspendido en el aire.

Cuando veo la fotografía

pienso en un libélula:

ese punto intermedio

en la reencarnación de algo.

*

Solía poner

una cuchara

en la hierba

para enseñarle

el mundo.

*

La catástrofe

proyecta su sombra:

cuando el ciego despierta

ha comenzado

a nacer la tiniebla.

*

Mística butoh:

la danza es un don del cuerpo.

*

Es primavera en Tohoku

hay abundancia de barro

fue así como supe

que mi cuerpo era mío.

*

La montaña cambia de color

cuando una mujer

se acuesta en su falda

luego ella vuelve a casa

plateada por la nieve.

*

Decir, por ejemplo,

un anciano está

peinando a su hija

 

las manos del viejo le azulan los cabellos

 

decir

está peinando

a su hija muerta

 

y luego ver

entre los abedules

a una campánula

rompiéndose el cuello.

*

Sepultado en la nueve

como en la madre

que se adelanta

 

como gota de semen

preservada en agua de tosas

*

Las flores del cerezo

están cayendo

 

para defenderse

Kazuo Ohno

se levanta el vestido

desde el-más-allá.

*

Debajo del cielo

hay una estera de paja

donde mamá descansa

a las tres de la madrugada

se arrodilló

en el suelo de tierra

del doma

y con un hacha en la mano

cortó el agua

preparó el desayuno

dejó un sol luminoso dentro del horno

 

ahora está despeinada

y el fuego arde en sus cabellos.

*

En un kimono de hombre

Yoko Ashikawa

está desapareciendo.

*

Un ternero

contiene

el aroma

de todos

los campos.

*

Para ser buenos por dentro

basta una oración queriéndonos

un espejo con memoria

en el minuto rebelde

donde nosotros termina.

*

Cuando Suga se inclinaba

sobre el labrantío inundado

el arroz vencía la asfixia.

*

Los hombres que mueren

cerca del Mar de Japón

también ocultan su fondo.

 

  1. Sobre Experiencia Butoh la autora expresó lo siguiente en la entrevista que dio a Darío Zalgade. Reproducimos un par de preguntas con sus respuestas:

 

Tu libro más reciente es Experiencia Butoh, publicado en España por Amargord y en Portugal por Cosmorama en edición bilingüe. Se trata de una propuesta poética donde tratás aspectos que van desde lo muy crudamente corporal hasta una espiritualidad muy llena de paz. ¿Es posible entender la danza como un nexo idóneo para ambos? ¿Por qué elegiste específicamente una danza tan cargada de simbolismo como la Butoh para darle forma a este recorrido poético?

Estaba tomada por ciertas cosas: el cuerpo, los estados meditativos, el movimiento, la conexión con la tierra, la idea del nacimiento, la infancia, la derrota… y fue entonces que vino la escritura. Comencé sin saber a dónde iba, no me preocupaba, tampoco. Pero había presencias, deslumbramientos. Y hubo, sobre todo, una intuición, algo que me recordaba el estar maravillada. Volví entonces a Japón, por dos meses. Ahí comprendí que había estado escribiendo sobre mi Experiencia Butoh, que nace con la danza, pero la trasciende. Me abrieron las puertas del Archivo Hijikata en la Universidad de Keio para terminar una investigación y entonces me di cuenta de que el libro estaba decidiendo conmigo. Butoh puede ser el camino de toda una vida, hay cuerpo y hay espíritu, sí. Hay terror, erotismo, resistencia, reivindicación de los cuerpos negados, violencia. Pero hay también un diálogo con los del más allá, a la manera de quien extiende una mano a los muertos, como quería Kazuo Ohno. Hay silencio, liberación de energía, naturaleza, transformación. Es un universo fascinante, una manifestación del cuerpo que permite poner en escena también el espíritu. Elegirlo fue ser elegida.

 

¿Qué desafíos encontraste a la hora de armonizar dos lenguajes tan distintos —aunque con tanto en común— como la poesía y la danza?

No experimenté una separación entre ambos lenguajes. El desafío mayor, creo, fue no ceder a la autocensura, intentar que la libertad fuera posible. Butoh es enfrentarse a un cuerpo desconocido, dice en el libro, que es como andar a tientas, a oscuras, o como quien se mueve entre lo visible y lo invisible. Y eso también es la escritura. El miedo fue y será siempre mi gran desafío.

Adolfo Castañón. Poeta, traductor y ensayista. Es autor de más de 30 volúmenes. Los más recientes de ellos son Tránsito de Octavio Paz (2014) y Por el país de Montaigne (2015), ambos publicados por El Colegio de México.  Twitter:@avecesprosa

 

 

[i] La Jornada, Alia Lira Hartmann, “Muere el bailarín, artista y perfomancero mexicano, Shanti Oyarzabal”, sábado 10 de marzo de 2018 (http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2018/03/10/muere-el-bailarin-artista-y-perfomancero-mexicano-shanti-oyarzabal-1142.html)

[ii] Octavio Paz, Memorias y palabras. Cartas a Perre Gimferrer 1966-997, México, Seix Barral, 1999, p. 272.

©Literal Publishing. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación. Toda forma de utilización no autorizada será perseguida con lo establecido en la ley federal del derecho de autor.


Posted: April 26, 2018 at 9:22 pm

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *