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Por mis pistolas

Por mis pistolas

Adolfo Castañón

• Matthew Gutmann: Por mis pistolas: sexualidad, anticoncepción y sida en México (Siglo XXI, México, 2016).

I

El libro Por mis pistolas. Sexualidad, anticoncepción y sida en México, fue publicado originalmente en inglés con el título de Fixing men: Sex, Birth Control and AIDS in México en 2007 por la editorial de la Universidad de California. Aparece ahora trasladado al español por Lucía Rayas. Matthew Gutmann es un reconocido investigador, profesor y antropólogo norteamericano, interesado, de un lado, en los temas de la identidad y de la sexualidad y, del otro, en la exploración de esos campos temáticos en los Estados Unidos, América Latina, Chile y Brasil, además, desde luego, de México y, en particular, en esa estribación del sureste llamada Oaxaca. Recuérdese que México se escribe con X de Oaxaca; recuérdese que el Istmo ha llamado la atención de numerosos extranjeros, desde Nietzsche hasta D.H. Lawrence, Malcom Lowry y, en nuestros días, el neurólogo Oliver Sacks (1933-2015), autor de un Oaxaca Journal (2002). Matthew Gutmann está lejos de ser un principiante: es autor de una cascada de artículos, una docena de libros y, en particular, de una obra de ineludible referencia titulada El romance de la democracia: rebeldía sumisa en el México contemporáneo (The Romance of Democracy: Compliant Defiance in Mexico City), publicada en 2002 y traducido sintomáticamente al español y al chino. Su hoja de vida académica alcanza más de 45 páginas. Sus investigaciones pueden tener ciertas relaciones con las de autores como Roger Bartra, Martha Lamas o Carlos Monsiváis, a quienes cita.

Por mis pistolas. Sexualidad, anticoncepción y sida en México, tiende un productivo puente crítico entre temas como el del control de la natalidad o anticoncepción, la sexualidad, el sida, la migración, la vasectomía, las políticas de salud pública y la gramática del erotismo practicado en el México contemporáneo, en comunidades semi-rurales o semi-urbanas, cada vez menos rurales y más suburbanas, en esa región apellidada Oaxaca, que es a la par una ciudad, un estado, una región. Desde el mirador de este libro le queda claro al lector hasta qué punto las realidades contrastadas de Usamérica y México forman parte de un continuo, son un conjunto dialéctico, que escapa a la demagogia, pero que desde luego (de ahí lo dialéctico) alimenta y se sostienen entre muros, aduanas y fronteras.

Por mis pistolas. Sexualidad, anticoncepción y sida en México, viene a sumarse a los diversos laboratorios itinerantes de la antropología usamericana en México y en América Latina, cuya tradición, para no remontarnos más atrás, remite a Robert Redfield, y Oscar Lewis ayer (como puede ilustrar ese esmerado y admirable ensayo de microhistoria titulado, en Inglés Life in a Mexican Village. Tepoztlan Restudied (1960), y en español: Tepoztlán. Un pueblo de México (1968) traducido por Lauro J. Zavala) y hoy el propio Matthew Gutmann. Este libro viene a sumarse también a otros escritos por extranjeros en o a partir de Oaxaca, como los mencionados arriba.

Los ocho capítulos de este hoyo negro conceptual titulado Por mis pistolas… podrían ser recorridos como otras tantas estaciones en un juego de rayuela marcado con gis o tiza en el suelo; sobre todo representan un viaje personal por las entrañas del México contemporáneo –al cual, por cierto, muchos mexicanos ensimismados en sus inercias y rutinas de clase y casta desdeñan o desconocen– y, a la vez, una inmersión saludable en lo que Gutmann llama “nuevos laberintos de la soledad…” y nosotros juegos de rayuela social. En el reojo, se registran y documentan algunos episodios y réplicas sobresalientes del pasado inmediato (recuérdese que Oaxaca es una región sísmica, telúrica, sintomática, de las entrañas de México que cada vez más dejan de ser “adentros” para alzarse como “pantallas”, escaparates, vitrinas o panoscopios: por ejemplo, el surgimiento de la APPO (Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca), en Oaxaca y el gobierno de Ulises Ruiz (2004-2010). Se da también otro reojo que no deja de estremecer: el que se echa a la práctica de la homosexualidad asociada a la lucha política y a la represión por parte de los militares contra los llamados narcotraficantes, o bien las historias de homosexualidad, criminalidad y hasta canibalismo, como las referidas en el libro, donde una vidente expresa que un soldado se enfermó de sida por comer carne humana, según les sucedió a algunos de los soldados de la Sección 29 perdidos en la Selva Lacandona en 1997… Desde luego, late aquí materia legendaria de sobra para que un nuevo Valle Inclán arme una versión de la novela Tirano banderas. Gutmann es consciente de hasta qué punto la Ciudad de Oaxaca es un espejo de la historia política contemporánea, con sus calles llamadas Mártires de Chicago, México 68, Emiliano Zapata o Joon Lokke (John Locke, p.30).

Otro tema no carente de interés para el etnólogo o el etnopsiquiatra es el que se refiere al universo de las creencias y fantasías que acompañan a los enfermos e infectados con VIH, y a la dimensión inquietante de este problema de salud física y mental que flagela al siempre incognito estado de Oaxaca –y suponemos, huelga decirlo, que lacera a otras regiones del país-frontera llamado México. País-frontera, “estado sombra”: otro de los atractivos del texto de Gutmann se refiere a su capacidad de innovación conceptual. Portada de Por mis pistolas. 001Véase un ejemplo:

“Estados Unidos claramente cae fuera de las fronteras geopolíticas de lo que comúnmente se considera espacio público en México urbano. No obstante, la relevancia de describir con detalle el lugar en el que los hombres mexicanos se infectan es importante, porque tras cualquier discusión sobre sida y el espacio público en Oaxaca acecha un estado sombra. En este caso no hablo del estado mexicano sino el de Estados Unidos. Dada la creciente cantidad de población migrante que volvió a Oaxaca infectada, para después infectar a sus parejas sexuales, podemos preguntar con justeza cómo se puede incluir a Estados Unidos como un factor, en cualquier ecuación sobre el cuidado del sida en Oaxaca.

Respecto al sida en Oaxaca, Estados Unidos funge de estado sombra cuando menos de tres maneras; en primer lugar, es el sitio de infección aunque en ocasiones se considera, curiosamente, como incidental a la difusión del contario, como si millones de mexicanos por casualidad hubieran residido en Estaos Unidos, y como si las condiciones de la vida de estos hombres y mujeres fueran insignificantes respecto a cómo y por qué se infectaron. Estados Unidos es un estado sombra porque, si no fuera por los factores de política económica que obligan a estos hombres, y a veces también a mujeres, a migrar de un país de origen, el tema del sida no existiría para ellos en este tipo de escala o de esta manera. El sida es, recordaremos, una enfermedad de la modernidad y de movimientos poblacionales globales.

Otra manera en que podemos considerar a Estados Unidos un estado sombra implicado íntimamente con el sida entre mexicanos es que, pese a su estatus ilegal, los mexicanos aún podían haber recibido un tratamiento más adecuado para su dolencia en algunos estados, y por esos muchos se quedaron en el norte por tanto tiempo como pudieron, a menudo sólo volviendo a Oaxaca y otras partes de México en las etapas finales de la enfermedad, para morir en su tierra natal. Pero para 2005, de hecho, se introdujeron unos 80 proyectos de ley en 20 estados para disminuir tales servicios, o para exigir que las agencias proveedoras de servicios reportaran a las autoridades migratorias a aquellos solicitantes de prestaciones de salud que parecieran violar las leyes de inmigración” (véase Bernstein, 2006).

II

Gutmann sabe sacar provecho de los tres polos o puntos enunciados por su elocuente subtítulo. Gracias a eso, es capaz de proporcionar al lector una visión compleja y completa, de un lado, de una realidad social y humana, por no decir humanísima no solo mexicana sino binacional o aun continental y, del otro, un reojo a la forma en que funcionan, o más bien disfuncionan, las llamadas, para tranquilidad mental de todos, “instituciones de salud”.

Gutmann es, además, un escritor con ojos y oídos abiertos que sabe o siente que en cada página de su obra, además de la información estadística, se abren espacios para dimensiones indudablemente literarias, poéticas, estéticas, criticas, jurídicas, y aun políticas. El lector descubre que, pese a su quizá detonante título, Por mis pistolas… encierra no pocas historias tan memorables como interesantes. Vivir en tiempos claroscuros, ¿no debe de tener alguna compensación?

No conozco otros libros del autor. La lectura de este me ha despertado el interés por leer algunos otros. También me ha hecho fantasear en torno al lugar que ocuparía esta obra en lo que Alfonso Reyes, siguiendo a Alphonse Daudet, llamaría “Historia de mis libros”. Quizás algún día Gutmann, lector del poeta irlandés W.B. Yeats, se anime a arrastrar el lápiz por esa ladera.

La obra incluye una serie de 14 imágenes. Consta de ocho capítulos, bibliografía e índice analítico.

castañónAdolfo Castañón. Poeta, traductor y ensayista. Es autor de más de 30 volúmenes. Los más recientes de ellos son Tránsito de Octavio Paz (2014) y Por el país de Montaigne (2015), ambos publicados por El Colegio de México.  Twitter:@avecesprosa


Posted: June 27, 2016 at 9:58 pm

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