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Tierra sin nombre: de Ahora me rindo y eso es todo

Tierra sin nombre: de Ahora me rindo y eso es todo

Gerardo Cárdenas

La sierra no sabe de fronteras ni de idiomas, no le importa qué nombre le ponemos a la tierra que pisamos. Las montañas estuvieron ahí mucho antes que nosotros, y seguirán ahí mucho después de que hayamos desaparecido. Aquel que, mirándolas, comprende su sabiduría, entiende también la limitación que implica ser humano, ser vulnerable y tener fecha de caducidad.

Los apaches eran como fantasmas en esas sierras que ahora dividen los estados mexicanos de Sonora y Chihuahua, y a los americanos de Arizona y Nuevo México. Los apaches que habitaban la zona terminaron pagando el precio de las luchas territoriales entre mexicanos y estadounidenses porque se convirtieron en una incomodidad política para unos y otros.

Gerónimo, Cochise, Nana, Mangas Coloradas y otros, eran los nombres legendarios de los jefes apaches, maestros de la emboscada y la táctica guerrillera, implacables y libres hasta que ya no lo fueron y terminaron extinguiéndose, una más de tantas etnias indígenas que fueron eliminadas por los invasores desde que Colón se tropezó por error con las islas caribeñas.

Con Ahora me rindo y eso es todo (Anagrama, 2018), Álvaro Enrigue cuenta la historia de las guerras apaches, pero escribe más que nada sobre la belleza monstruosa de la sierra, sobre la soledad humana, sobre la irrelevancia del concepto de frontera y territorio, sobre sus propias búsquedas en los senderos ambiguos y traicioneros de las montañas Chiricahua.

Ahora me rindo es un híbrido: Novela, Memoria, Ensayo, Historia. Da lo mismo, y quizás es preferible que sea así, porque los apaches y las montañas también son indefinibles. Hemos, mexicanos y estadounidenses, cometido una atrocidad no sólo con el exterminio de pueblos indígenas, sino con la continua indiferencia a sus historias. Los intentos por preservar lenguas y culturas, si bien loables, palidecen ante las barbaridades cometidas en el pasado. Lo que hace Enrigue magistralmente es contar un capítulo ilustrativo y terrible de esa barbaridad. Al buscar a los apaches, o sus fantasmas, en los senderos de las montañas, Enrigue también busca fragmentos de su propia historia.

Y al final, en las rutas de las montañas, rodeados de desfiladeros que pueden estar plagados de guerreros, fustigados por el sol, amenazados por todo tipo de alimañas e imprevistos, ¿qué somos sino fantasmas perdidos entre rocas sin nombre, eternas, indiferentes a nuestras búsquedas y a nuestros afanes?

 

Gerardo Cárdenas (México, 1962) es escritor mexicano, de vuelta en su tierra y stalker profesional de mínimas poetas nonagenarias. Su más reciente título es la colección de relatos Correr es de cobardes, que publica Abismos Editorial. Los poemas de Ida Vitale citados en la columna son de Poesía reunida, publicada en 2017 por Tusquets.

 

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Posted: February 21, 2019 at 9:00 pm

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