El exilio siempre
Angelina Muñiz Huberman
Empezaré con el exilio porque el exilio es mi razón de ser. Sin el exilio ¿qué haría? Exilio personal y exilio recreado. Gran tema inagotable. Siempre a punto de salir. De dejar algo para empezar algo. El paraíso perdido que, en realidad, nunca existió. Invención de lo que no puede ser. La perfección no existe. El exilio sí.
Exilio forzado o exilio elegido. Gran nostalgia y gran aventura. No estar dentro. O mejor dicho sólo estar dentro de sí. Pero también siempre afuera. Cruzando fronteras. A punto de llegar. Sin saber adónde. Borrando huellas por el camino.
El tránsito perenne. A la espera de. Sin saber qué. El paso a paso. No volver la vista atrás. La curiosidad por Eurídice. La mujer de Lot. ¿Volver o no volver la vista atrás?
El recuento. Es decir, volver a contar. Las mismas historias repetidas. Guardadas en la memoria del escucha.
El exilio es la memoria. La tuya y la que te has inventado. Pasados los años ¿es eso la memoria? ¿O la has acomodado a tu manera de ser?
Quisieras que así fueron las cosas. Pero ya no puedes comprobar y dejas de contar las historias. ¿A alguien le interesará oírlas? Alguien se extraña. Alguien no las cree. Son tan diferentes. ¿Entonces?
Incomprobable. De eso se trata.
El exilio se reproduce.
Mejor guardar silencio.
Callar.
Pero no. El exilio lleva las palabras consigo. No deja de hablar el exilio. Exilio cállate. ¿En qué idioma se habla el exilio? En todos. Menos en uno. Uno el del que no entiende. El de los rayos de luz emanando en el día de la llegada.
El exilio como reflejo de lo que no es. Lo que es se ha perdido. El reflejo permanece.
El exilio a contraluz.
Cabecear y el exilio sigue allí. Trastabillar y lo mismo. La miopía avanza y el exilio la va guiando. A tientas. Extendiendo las manos. ¿Dónde estás exilio? Tan dentro de mí que te pierdo. Y te llamo. Ven a mí. No te has ido. Estás aquí.
En el punto cero.
Porque miro alrededor y no hay nada. Siquiera un paisaje.
Algo de mar.
Eso es. Mar. Ahora lo comprendo. El mar estaba ahí. Antes del exilio. Y se quedó quieto. Tan quieto que no me acompañó. Salvo la palabra.
Mar.
Pequeña palabra, gran extensión. Imparable, como el exilio, va y viene, sube y baja. Que da vida y muerte. A escoger. Donde las corrientes de agua terminan y nacen las expectativas. ¿Crees, mar, que alguna vez regresaré?
Lo dudo.
Dudar es bueno. Dudar abre la imaginación. Todo con signo de interrogación. A dudar se ha dicho. Como un espejo que cae escalón por escalón. O una canica que no sabe adónde va. O el colibrí ante la ventana que me hace preguntas.
Porque también el colibrí sabe de exilios. Y se atreve a cruzar mares y montañas, sin olvidar de dónde viene. ¿Regresará?
Lo dudo.
No regresaremos. Se atravesó una larga contingencia. Una epidemia. Un largo distanciamiento. Un no salir. Un exilio decretado. La puerta cerrada. La llave echada. La importancia del cristal de la ventana. Ventana al mundo. Ábrela, que es lo que te queda. Y si es posible, un balcón.
No sabía que el balcón es tan importante.
La gran conexión con el aire.
Aire para respirar.
Breve espacio colgante.
Los balcones te han perseguido. Desde niña los recuerdas. Uno tras otro. En orden. Tranquilos. Esperando a ser abiertos. O cerrados. En algunas historias, escalados. El amor los rige. Aunque, desde luego, asomarte te producen vértigo. El vértigo del suicidio. Te echas para atrás. Mejor no provocarlos.
El exilio ¿y la escala musical? También dejar de hacer algo es un exilio. Dejé de tocar el piano por escribir. Radicalmente. Luego de años volví y ahí estaba esperándome. Como si no me hubiera ido. Un exilio fiel. Y sentí haberlo dejado. Y a ratos vuelvo y a ratos me voy. No avanzo. Es un vaivén.
Sin remedio.
Aún puedo oír una melodía y me siento al piano y, sin pensarlo, la toco. Como con las palabras: ahí están esperando en su exilio dorado. Aguardando. Sin prisas. A la orden del día.
La reunión de palabras. Acumuladas desde el nacimiento. Reproduciéndose. Tranquilas en su lugar. Iluminadas. Iluminando. Plenas.
Leídas una y otra vez. Por fin entendidas. Porque no siempre las entendemos. Hay que verlas en sus formas. Hay que darles la vuelta. Tal vez sacudirlas un poco. ¿Acaso tienen polvo? No creo. Están demasiado vivas. Alertas. Dispuestas a sorprender.
Estamos hechos de palabras, de definiciones, de especulaciones. Las palabras corren por el torrente sanguíneo. Como el exilio, acostumbrado a cualquier situación.
Puedes tomar cualquier palabra y partirla en pedazos. Como una hoja de papel. Una hoja de papel escrita. Las sílabas volarán contentas de estar liberadas.
¿Y el exilio, puedes partirlo y que vuele? El exilio ya está partido y no deja de volar. No se posa en tierra alguna. Ni aquí ni allá.
En el exilio empiezas a contar los años. Son tantos y ahí está. Desde la infancia te acompañó, fue parte de tu ser. No lo dejaste escapar. ¿O fue él quien te atrapó? Funciona en las dos direcciones.
Flecha de dos puntas.
Clavada directa en el corazón.
Te enamoraste del exilio. No te defrauda. Está ahí siempre. Lugar abstracto. ¿Podría ser una patria? No, nada de patria. Nada de definiciones. Empiezo a pensar que no es nada el exilio.
Pero si lo sientes tan cerca tiene que ser algo. Es lo que quieres sin comprobar. Se trata de no comprobar. Comprobar es desilusionar. Por eso no voy a regresar. Así hago del exilio lo que quiero. Flota en el aire. Nada en el mar. Se abanica. Las imágenes que recuerdo se van difuminando. ¿Desaparecerá el exilio? Como en un acto de magia. Podría ser. Eso me aterraría.
No.
Nunca desaparecerá.
¿Será un fantasma? Tampoco. Es real. Lo siento. Aquí. A mi lado. Podría acariciarlo. Podría jugar con él. ¿No he estado jugando con él? ¿No he escrito páginas y páginas?
Y aún seguiré escribiendo.
Esta es la muestra.
Por hoy basta.
(16 de octubre de 2021)
Angelina Muñiz Huberman es autora de más de 50 libros. Ha ganado el Premio Xavier Villaurrutia , el Premio Sor Juana Inés de la Cruz el Premio José Fuentes Mares, Magda Donato, Woman of Valor Award, Manuel Levinsky, Universidad Nacional de México, Protagonista de la Literatura Mexicana, Orden de Isabel la Católica, Premio Nacional de Lingüística y Literatura 2018, entre otros.
Posted: October 24, 2021 at 8:13 pm