Essay
Veganuary
COLUMN/COLUMNA

Veganuary

Alba Lara Granero

¿Cuándo es la época más propicia para hacerse comehierbas? Para miles de personas al año, el momento ideal es en enero. Tanto es así, que este mes ya se conoce como Veganuary, una fusión de los términos “vegano” y “enero” en inglés. El término se extiende como la hierbabuena y ocupa hoy titulares de revistas de moda, periódicos y blogs de cocina por igual, pero ¿de dónde ha salido?

La historia de Veganuary comenzó a finales de 2013 en Reino Unido, cuando el matrimonio formado por Jane Land, profesora de inglés, y Matthew Glove, vendedor de aislamiento para ventanas, convencidos de los muchos beneficios de su dieta vegana, se preguntaron si serían capaces de incentivar a otros a seguirla. Inspirado por otra causa mensual, Movember, que invita a dejarse crecer el bigote para concienciar sobre problemas de salud masculina, a Matthew se le ocurrió el juego de palabras de la campaña y la duración de esta. Un poco después, sentados en la mesa de la cocina, diseñaron una página web y lanzaron la primera campaña de Veganuary en enero de 2014. La idea era sencilla: invitar a todo el mundo a comer vegano durante un mes a cambio de recetas, información y el apoyo de una comunidad afín.

Aquel primer Veganuary, se apuntaron al proyecto 3.300 personas; en la décima edición, que se celebró en 2023, lo hicieron más de 700.000 en todo el mundo—solo hay dos países en los que no se han producido registros, El Vaticano y Corea del Norte. El crecimiento es soprendente, pero sus fundadores recuerdan momentos de crisis allá por 2015 cuando, acuciado por los problemas financieros, el matrimonio tuvo que mudarse a casa de la madre de él. En un documental sobre el proyecto que se elaboró para celebrar sus primeros diez años, Matthew y Jane bromean al recordar que, mientras ellos vivían esa situación precaria, “la gente asumía que éramos algún tipo de corporación respaldada por Sillicon Valley o que teníamos una gran oficina en Londres”.

Mucho ha llovido desde esas primeras campañas. Ahora Veganuary es una organización sin ánimo de lucro que emplea a una decena de personas. Su éxito creciente puede deberse a que existe cada vez más una conciencia social sobre lo que comemos y qué impacto tiene en nuestros ecosistemas—una encuesta de YouGov en 2021 lanzó el alentador dato de que un tercio de los británicos tiene interés en dejar de comer animales. Pero sin duda su tirón mediático ha tenido mucho que ver con el respaldo público de famosos comehierbas de la farándula como Joaquin Phoenix y Paul McCartney. El año pasado, Billie Eilish alentó a los entonces 107 millones de seguidores de sus redes sociales—ahora tiene 110—a apuntarse a Veganuary. Un empujoncito que llevó a la campaña a alcanzar un ritmo de inscripciones de una persona nueva cada 2.4 segundos.

Casi la mitad de la plantilla de Veganuary está dedicada a expandir el proyecto internacionalmente. Existen campañas específicas en América Latina y en España, donde el proyecto se ha presentado este año como alternativa a la inacción política ante la crisis climática. Los embajadores también se adaptan a los contextos internacionales. Por mencionar unos cuantos, en España, han mostrado su apoyo a Veganuary los actores Clara Lago y Dani Rovira; en Chile la drag queen Yume Hime, los deportistas Pablo Núñez Catalán y Emile Ritte; en Colombia, la influencer y activista vegana, Kathy Moscoso; en México, el presentador Marco Antonio Regil Sánchez; en Argentina, la actriz y modelo Liz Solari; y en Brasil, la inolvidable presentadora de mi infancia, Xuxa.

Como coincide con el comienzo del año y la tradicional mentalidad de reseteo que suele acompañar a estas fechas, Veganuary es cada vez un propósito de año nuevo más frecuente. Y como pasa con esos propósitos, a pesar de la fuerza y el entusiasmo con los que los acometemos, es posible que los participantes de Veganuary abandonen sus metas, como lo hacemos la gran mayoría, antes de que acabe enero. Algunos veganos han llegado a considerar esta invitación a probar el veganismo sin un compromiso moral profundo como una atrocidad en sí misma. Para estos críticos, si alguien cumple a rajatabla con Veganuary pero luego se prepara un chuletón de ternera el 1 de febrero, se ha banalizado el vegetarianismo a cambio de nada.

Lo cierto es que hay muchas razones para hacerse comehierbas y Veganuary no se decanta por ninguna en concreto, sino que anima a cada participante a buscar su propio porqué. Aunque los motivos más frecuentes que mueven a quienes aceptan el desafío son, según sus informes, la preocupación por el bienestar animal, el deseo de reducir el impacto personal en la crisis climática o simplemente la decisión de comer mejor, pues muchos de los ciudadanos de los países del norte global ingieren más carne de la recomendada por los organismos internacionales de salud, algo que se ha vinculado con problemas cardiovasculares o un elevado riesgo de desarrollar diabetes. De todos modos, seguro que no faltan los que se unen a Veganuary porque quieren ampliar su repertorio de recetas; o aquellos a los que el empacho de las navidades les ha dejado con una severa aversión a la carne; o los que simplemente quieren conquistar al comehierbas de sus sueños. Incluso, a juzgar por las cifras del año pasado, muchos parecen hacerlo simplemente porque Billie Eilish les inspira confianza.

El caso es que Veganuary no deja de crecer y de hacer comehierbas perfectos e imperfectos por todo el mundo. Muchos restaurantes crean platos nuevos para sus menús. Los supermercados ponen más a la vista las opciones veganas a la carne. Ciudades completas, como Edimburgo, se han comprometido a promocionar la adopción de una dieta basada en plantas. En general, en enero se habla más de todo lo que los veganos comen—que es mucho más que lo que no comen. Si dedicamos meses a hacernos crecer el bigote o a echarnos cubos de agua fría por encima movidos por una buena causa, ¿por qué no vamos a darle una oportunidad a hacer nuestra alimentación más consciente? Por algún lado hay que empezar.

*Este texto forma parte de la serie “Comehierbas”, dedicada a explorar historias de vegetarianismo. Sigue leyendo aquí.

 

 

Alba Lara Granero (El Pedernoso, 1988) es escritora y filóloga. Graduada del MFA en escritura creativa de la Universidad de Iowa, sus ensayos han sido publicados en Iowa LiterariaEl PaísEl Estado Mental y Literal entre otras revistas. Actualmente es candidata a doctora por Brown University. Twitter: @a_laragranero

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Posted: February 22, 2024 at 10:45 pm

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