Hoja de llegada
Wendolyn Lozano Tovar
Este poema pertenece al libro Como el mirlo
Emprendiste el viaje
cuando el tiempo no tenía nombre
ni tiempo.
Los quarks
de nuestros ancestros
todavía no eran.
Las flores que dejó
Netzahualcóyotl
entonces no existían.
Ni el registro prehistórico
de los saurios
en las piedras.
La era glaciar
aun quedaba a millones
de rebotes cuánticos
más adelante.
Cuando el universo
apenas desdoblaba
una elipse miniatura.
¿O quizá fue antes
de un trillón de trillón
de trillón de latido?
Nos encontramos
en el núcleo del caos
en medio de tormentas
implosiones expansivas.
Estábamos al borde de la vida
al borde del abismo
ávidos de aventura.
Entre nosotros se inflaban
constelaciones
galaxias
partículas.
La obscuridad del cosmos
fue tu primera cuna.
Al instante nos reconocimos
sin sustancia
sin luz
sin materia.
No hubo con qué abrazarnos
—la libertad fue tu primera célula.
No hubo con qué decir:
Hijo.
Padre.
Hermano.
Eramos memoria sin ataduras:
Todo
parte
nada.
Éramos germen
ciencia y poesía.
Hidrógeno
helio
litio.
Quintaesencia.
Transmitiste ondas gravitacionales
que me llegan hasta ahora con tus noticias.
Para tenerte hoy entre mis brazos
tuvieron que pasar
eones
ciclos
eras.
Tuvimos que extraviarnos
una y otra vez
en el insondable océano
de las coincidencias.
Para arrullarte
con música de esferas
el viaje tenía que ser etéreo.
Para nombrarte
hijo mío
sin palabras ni voz para decirlas.
Llamarte a ojos cerrados
a boca cerrada
sin cuerpo ni búsqueda.
Despliego un mapa
genealógico
en las estrellas para mostrarte.
Trazo con tu manita
el símbolo del infinito
y la sonrisa de tus ojos
rebota hasta no sé que galaxias.
Todavía no aprendes a hablar
y tal vez olvidarás mañana
pero tú ya sabías.
***
La presentación del libro Como el mirlo en la Feria Internacional del libro de Guadalajara
Posted: December 2, 2024 at 11:36 pm