[Wasps]
[Avispas]
MARÍA ÁNGELES PÉREZ LÓPEZ
Translated by Tanya Huntington
Thunderous buzz of reality, and yet I know nothing of wasps.
To what degree does their duty to the nest come into play?
Can they never
wriggle out
………………………….. of the pressing task of cheating death?
……….Don’t they fret, knowing themselves to be indebted to the vindictive, puny gods of summer?
Hurled toward light and greed,
they obey their mandate day in, day out.
They attend their school of heat.
Some are sisters,
intertwined at night
for fear of darkness.
Each one of them delivers all six of her legs,
forming a tight chalk circle
…..…..…..…..…..they may only exit all at once.
…..…..…..Impossible to think, unless it’s about everything,
…..…..…..about a substance somewhat viscous and primordial
…..…..…..…..…..that keeps the morning fires burning:
…..…..…..…..…..…..…..…..up to five thousand bits of amber
…..…..…..…..…..…..…..…..impatiently
…..…..…..…..…..…..…..…..reel the sun entire into the wasp’s nest.
Others are loners like me. Trembling, I cling to my own two legs.
Nor do I know of their appetite,
…..…..…..their territorial organization
…..…..…..or their flags.
Or even whether licking fear arouses them.
I wonder if the head of a horse also bleeds in their nightmares.
When I open my eyes, I am drenched in that blood.
It flows from my center and climbs to my roots,
where hair delves into the invisible.
It swamps the full arch of my forehead.
Desperately, I wave my arms high
….. raising a white flag
…..………………..that can’t be seen either in the end,
…..…..…..…..…..…..…..its roots lost in mid-air.
I try to scream, but to no avail
and all that can be heard is a low intensity riot,
…..…..…..a scorched rumor in my ear.
Wasps converse with softened words.
Perhaps while forging their tasks, they say:
…..…..…..this is caving in,
…..…..…..the west wing was razed in the attack,
…..…..…..let’s celebrate midsummer night
…..…..…..And I will deliver pulp and shortcuts
…..…..…..to the fatherland, that wasp’s nest of a word…
They tear off glowing discharges
and surrender fearlessly to the energy
through which reality reverberates.
To them, those tiny cells form shelter, a parallel argument, a jumble
…..…..….. that allow larvae to grow toward the light.
I know nothing of their waists,
…..…..…..their disdain
or their distressing adolescence.
Nor of the way they fall in love with horses
…..…..….. until they are forced to die against my mouth.
…..…..…..As I reach out to their manes,
…..…..…..I too am devoured by my own sting.
María Ángeles Pérez López was born in Valladolid, Spain. She has authored more than 8 poetry books and won an array of national and international awards.
©Literal Publishing
Estruendoso zumbido de lo real. Y sin embargo, nada sé de las avispas.
¿Hasta dónde alcanzan sus obligaciones con el nido?
¿Acaso pueden zafarse
…..…..alguna vez
…..…..…..de la tarea prioritaria de desconocer la muerte?
¿No les preocupa saberse deudoras del verano y sus diosecillos rencorosos?
Lanzadas hacia la luz y la avidez,
obedecen el mandato de los días.
Asisten a su escuela de calor.
Algunas son hermanas entre sí
y se abrazan en la noche
…..…..porque temen la sombra.
Con las seis patas que entrega cada una,
…..…..forman un estrecho círculo de tiza
…..…..…..…..del que solo podrán salir al mismo tiempo.
…..…..No es posible pensar sino en el todo,
…..…..en su sustancia algo viscosa y primordial
…..…..…..que sostiene encendida la mañana:
hasta cinco mil piecitas de ámbar,
impacientes,
acercan todo el sol al avispero.
Otras son solitarias, como yo, que me aferro temblando a mis dos patas.
Tampoco sé de su apetito,
de su organización territorial
o sus banderas.
Ni siquiera si se excitan cuando lamen el miedo.
Me pregunto si en sus pesadillas hay también una cabeza de caballo ensangrentado.
Cuando despierto estoy empapada en esa sangre.
Mana de mi centro y sube a la raíz,
donde el pelo se adentra en lo invisible.
Incluso encharca todo el arco de la frente.
Desesperada, agito los brazos hacia lo alto
izando una bandera blanca
que tampoco se ve
y cuyas raíces terminan perdiéndose en el aire.
Intento gritar pero no puedo
y solo se oye un disturbio de baja intensidad,
un rumor calcinado en el oído.
Las avispas conversan con palabras blanduzcas.
En el fragor de sus tareas, tal vez dicen:
esto está demoliéndose,
el ala oeste ha sido arrasada en el ataque,
festejaremos la noche de San Juan
y yo entregaré la pulpa y los atajos
a la palabra patria, ese avispero…
Arrancan descargas de fulgor
y se entregan sin miedo a la energía
en la que reverbera lo real.
Para ellas, las celdillas son cobijo, son argumento afin, son arrebujo
que permite a las larvas crecer hacia la luz.
Nada sé de su talle,
su desdén
o su desoladora adolescencia.
Ni del modo en que se enamoran de los caballos
hasta hacerlos morir contra mi boca.
Cuando acerco la mano hasta las crines
también soy devorada por mi propio aguijón.
María Ángeles Pérez López nació en Valladolid, España. Estudió y se doctoró en la Universidad de Salamanca, donde trabaja como profesora titular de Literatura Hispanoamericana. Es autora de más de 8 poemarios y ha ganado el Premio Tardor por La sola materia 1998, el XVIII Premio Ciudad de Badajoz 1999, el y el Premio Sarmiento de Poesía 2005 y el Premio de la Asociación Cultural Tierno Galván en el apartado de Cultura 2014.
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