Amoretti: el extraño caso del tenor que se transformó en bajo
Rodrigo Carrizo Couto
El cantante hispano suizo Rubén Amoretti es bien conocido en los escenarios líricos del mundo entero, desde Madrid a Zúrich, y desde la Ciudad de México a Washington. Pero algo menos conocido es el fenómeno que lo ha convertido en un caso único en la historia de la ópera. Por una enfermedad, el cantante ha pasado de ser tenor en su juventud, a bajo hoy. Algo sin precedentes. A lo largo de esta charla exclusiva con Literal Magazine, explica su caso, presenta su video de la canción mexicana “Por mujeres como tú”, y analiza el estado de la música en tiempos de pandemia y #metoo.
Rodrigo Carrizo Couto
Rubén Amoretti es una figura conocida para los amantes de la lírica en Suiza, país donde reside y del que tiene la nacionalidad. Nacido en Burgos hace 55 años, el cantante se acerca a una de las primeras terrazas que volvieron a abrirse tras las medidas de confinamiento provocadas por el coronavirus para tomar un café y tener esta charla.
LM: Sugiero que comencemos explicando la naturaleza de su problema de salud, que le ha convertido a usted en un caso único en el mundo.
Rubén Amoretti: Se trata de un trastorno hormonal, conocido como acromegalia. Genera un tumor en la hipófisis que hace que nunca dejes de producir hormonas de crecimiento. Crecen tus manos, tus pies, tus órganos blandos y, naturalmente, las cuerdas vocales. Yo comencé el canto lírico relativamente tarde, a los 26 años, como tenor. Pero con el paso del tiempo comencé a notar que cada vez me costaba más llegar a los agudos. Es así que a los 38 años dejé de cantar ópera, tras una buena carrera internacional. Pero en el año 2000, en Venecia, descubrí por casualidad que mi voz podía llegar cada vez más grave. Llamé a mi amigo Roberto Alagna (NDA: un cantante de ópera de fama mundial) y le dije sorprendido: “Roberto, me he transformado en barítono”. Tras escucharme, Roberto me dijo: “No eres barítono. Te has convertido en un bajo”. Pero estaba asombrado, porque no existen precedentes en la historia de la ópera de un caso así.
LM: ¿Y qué pasó entonces?
RA: Tuve que reaprender todo el repertorio, y adaptarme a mi nuevo rol. El problema fue que los agentes me dieron la espalda. Nadie podía tomarse en serio a un tenor que de pronto se presenta como bajo. Hasta que tuve la suerte de conocer en Zúrich al director de orquesta argentino Facundo Agudín, quien me dio la oportunidad de cantar Rossini como bajo. Fue un encuentro providencial, que me abrió las puertas a una nueva carrera.
LM: Volvamos al fenómeno de su salud.
RA: Pues fue en Zúrich cuando un médico que había asistido por casualidad a uno de mis conciertos me dijo que sospechaba que lo que me ocurría era un problema clínico. Yo hasta entonces no tenía idea de lo que me pasaba. Pero este doctor me dijo que, vistas ciertas características físicas mías, era muy probable que yo sufriera de acromegalia.
LM: Tengo entendido que su caso ha incluso interesado en Hollywood.
RA: Efectivamente. Resulta que el escritor y guionista americano Gregory Jordan se interesó en mi historia, y me pidió que escribiera mi vida, sin ocultar nada. Tras leerlo, me dijo: “Esto no es un libro. Es una película”. Es entonces que se interesa en el tema el productor español Miguel Menéndez de Zubillaga, quien entre otras películas produjo la historia del narco Pablo Escobar protagonizada por Javier Bardem, y decide llevar mi vida a la gran pantalla. Será una coproducción hispano-americana, pero aún no puedo desvelar los actores que participarán del filme. Con el virus actual, el proyecto está detenido, pero sigue vigente.
LM: ¿Aprendió usted algo de su enfermedad?
RA: Creo que la enfermedad me enseñó a reinventarme. Cuando el destino te golpea duro, como fue mi caso, solo tienes dos posibilidades: quejarte y quedarte como estás, o reaccionar y buscar soluciones. Yo he optado por luchar, inventar, renovar.
LM: Hablando de “golpes duros”, ¿cómo afecta la presente situación de pandemia a su profesión?
RA: En mi negocio estamos muy desprotegidos. Todos los conciertos se han cancelado. Sentimos el golpe de la pandemia al 100 % y sabemos que seremos los últimos en “normalizar” su situación y volver a trabajar.
LM: Siempre pregunto a los músicos “clásicos” acerca del desinterés de la gente joven por esta forma de arte. ¿Qué piensa que se debería hacer al respecto?
RA: Es cultural. Por ejemplo, en Zúrich la gente va a la ópera como en Madrid van al cine. Yo creo que la receta para lograr que las nuevas generaciones se interesen por el gran legado clásico pasa por educación y buena pedagogía. Los chicos no pueden interesarse en algo que no conocen. Creo que la estrategia no pasa tanto por “forzar” a los jóvenes a ir al teatro…sino porque nosotros vayamos a donde están los jóvenes. Nosotros debemos salir a buscarlos a ellos, y no a la inversa.
LM: ¿Hablando de la juventud, qué consejo le daría a un joven que quiera hacer carrera en la ópera?
RA: Que estudie y que sea perseverante. Cuando le llegue la oportunidad, tiene que ser capaz de resolver todos los problemas que van a surgir en la escena. Y, sobre todo, que tenga mucha paciencia para ser capaz de abordar los roles que le van bien, y no arruinar su voz de forma prematura. Y una cosa más: que se busque un buen consejero.
LM: Tiene usted una profunda relación con México. ¿Puede explicarnos cómo y por qué ha llegado hasta allí?
RA: Fui por primera vez para cantar una “Condenación de Fausto” con mi amigo, el gran tenor mexicano Ramón Vargas. Luego, fundé allí una familia. Desde entonces, voy cada año a trabajar a México. Es un país que me fascina. Adoro a los mexicanos, a pesar de los serios problemas de su sociedad, en la que solo unos pocos pueden disfrutar del bienestar.
LM: Usted es un cantante de ópera, pero tiene una marcada querencia por el canto popular, como demuestra el vídeo que ha compartido con los lectores de Literal Magazine, de la canción mexicana “Por mujeres como tú”.
RA: El amor por la canción popular me viene de mi padre. Aunque de joven yo canté tango, bolero e incluso rock. Lo importante es adoptar lo propio de cada estilo. Por ejemplo, para cantar tangos hasta me compré el “Diccionario de Lunfardo” y más de 100 discos para comprender a los diferentes intérpretes.
LM: ¿Quiénes son los decision makers en el universo de la ópera? ¿Los gerentes de los teatros, las estrellas, los agentes?
RA: Las estrellas no deciden nada. El juego en general se decide entre los agentes de artistas y los gerentes de los teatros. De hecho, pienso que las agencias tienen demasiado poder. Incluso en mi experiencia he visto que a veces contratan a un cantante… pero solo para “bloquearle” el paso y así impedir que “hagan sombra” a las estrellas de la agencia. También a menudo dan muy malos consejos, sobre todo a los cantantes jóvenes, que terminan perjudicando sus carreras.
LM: ¿El tiempo de los “grandes héroes” de la lírica ha pasado? ¿Nunca volveremos a ver un fenómeno como Los Tres Tenores?
RA: No creo que se repita. Pavarotti, Domingo y Carreras lograron hacer llegar la ópera a las masas, pero esos tiempos han acabado. Entre otras razones, porque entonces había detrás grandes empresas discográficas que hacían todo por potenciar las carreras de sus grandes artistas. Ahora ya casi no hay discos, y nadie graba ópera. En tiempos de YouTube, ¿quién compraría un CD de ópera?
LM: Hablando de Los Tres Tenores, usted ha trabajado a menudo con Plácido Domingo. ¿Qué opina de las recientes acusaciones de acoso sexual, realizadas en el marco del movimiento #metoo?
RA: Desde mi experiencia directa, es un caballero que siempre ha hecho todo para ayudar a los artistas jóvenes, en particular mexicanos y españoles. Pero le acusaron sin juicio ni pruebas. Si bien es cierto que las costumbres de hace 30 años no son las mismas que ahora, no creo que Plácido Domingo haya tenido que “forzar” nunca el interés de las mujeres. Su conducta me ha parecido siempre impecable. Dicho sea de paso, y partiendo desde el respeto absoluto a las mujeres, que estas historias de hace 30 años salgan ahora a la superficie me parece muy raro. Y no olvidemos algo fundamental: la presunción de inocencia debe ser siempre respetada. Para todos.
LM: ¿En qué trabaja en estos momentos?
RA: Estoy montando un nuevo proyecto con la cantante y compositora española Esther Roma, que se llamará Desconocidos. Incluirá desde temas originales hasta rancheras pasando por repertorio español. Me entusiasma mucho, y creo que será un éxito.
LM: Suelo dejar la última pregunta a criterio del entrevistado. ¿Hay algo que le gustaría decir, o algún tema final que quisiera tocar?
RA: Ahora vemos mucha gente que parece esperar un mundo idílico tras la pandemia, pero yo no estoy de acuerdo. A mí esta experiencia no me ha servido para nada. Hay gente que celebra un “retorno a la naturaleza” o que haya menos contaminación, pero no me parece un mérito ni algo que celebrar. Creo que olvidan la terrorífica crisis social y económica que se nos viene encima. Quizás no tanto en Suiza, pero en otros países no quiero ni pensarlo. En España nos encontramos con docenas de miles de muertos. Hemos dejado morir a los que levantaron España y nos dieron el bienestar del que gozamos hoy. Me causa una profunda vergüenza. No hay nada que aprender del virus…salvo una cosa: creo que hay muchos que no debieran estar aquí…pero no son precisamente los que han muerto.
*Imagen de portada Rubén Amoretti (Foto: Rodrigo Carrizo Couto)
Rodrigo Carrizo Couto. Radica en Suiza y escribe para el diario El País y la SRG SSR Swiss Broadcasting. Ha colaborado regularmente con los diarios Clarín, La Nación de Buenos Aires y la revista suiza L’Hebdo, entre otros medios. Aquí su Instagram:https://www.instagram.com/rodrigo_carrizo_couto/ Web oficial:www.rccouto.com. Su Twitter es @CarrizoCouto
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Posted: May 28, 2020 at 8:41 pm