Elsa Cross: el Lejano Oriente en la Poesía Mexicana
Adolfo Castañón
Getting your Trinity Audio player ready...
|
I. Josu Landa comentó la aparición de El lejano oriente en la poesía mexicana de Elsa Cross caracterizando esta antología como “una cartografía del espíritu”. En su libro Filos de reserva (Ed. Beyond Dimensions, Editorial La Confianza, Colección Quid, compilador Donovan Arteaga Ocampo, edición de Manuel Monroy Correa, Illinois, USA, 2023, pp. 656-661) Landa apunta que la obra sugiere “ese malestar en el espíritu (que se ha potenciado) entre los poetas de México desde finales del siglo XIX. Es el registro del poder suscitador que para muchas de las almas más sensibles del país ha ejercido lo que al menos hasta ahora se nos muestra como una espiritualidad más entera, más vital, incluso más auténtica o “pura” en las revigorizadas tradiciones y civilizaciones de China, India, Tíbet y Japón a pesar de los estragos causados por los siglos de una historia que va de la colonización a la globalización del capitalismo ultraliberal”.
Se puede discrepar del argumento del crítico pero no de la materia sustantiva que lo suscita. La cultura asiática ha sido un estímulo y un acicate, una levadura y una obsesión para la cultura europea y desde luego para las ciudades hispanoamericanas. El “orientalismo” cuya historia ha hecho Edward M. Said tiene en Hispanoamérica estribaciones y florecimientos particulares: desde José Vasconcelos y Octavio Paz, a quien está dedicado este libro, hasta los estudiosos congregados en el Centro de estudios de Asia y África de El Colegio de México, como Benjamín Preciado.
Una muestra es este imponente palacio de la memoria construido por Elsa Cross, que es a su vez como una caja de resonancia profunda de su propia obra e itinerario.
Tuve noticia de que Elsa estaba levantando esta muralla desde marzo de 2016, cuando me solicitó le ayudara a ubicar a los herederos o titulares de los derechos de algunos de los textos aquí incluidos.
II. Mapa afectivo y sensitivo, este pliego cosmopolita acota un lugar imaginario que funciona como un imán o una suerte de utopía que no sólo cruza el territorio mexicano sino que se abre hacia el resto de las Américas desde Venezuela —donde Rafael Cadenas dialoga con Basho—, Cuba —donde Lezama Lima se asoma a la China Antigua— o Argentina y Chile —donde Jorge Luis Borges y Miguel Serrano se adentran en las escrituras y bibliotecas de China y Asia. Sobre todo, surge de la antología de Elsa Cross “Oriente” y en particular la India como un campo magnético capaz de constelar la imaginación colectiva de varios continentes incluida, desde luego, la América Mexicana. La India, como bien dice Elsa Cross, se caracteriza por su “carácter atemporal […] nutrido por la milenaria concepción circular del tiempo y la insólita coexistencia en el presente indio de tantas culturas y tantas épocas” (p. 25).
Más allá de proyectar una mirada hacia la cultura asiática, esta obra arroja también una mirada oblicua sobre México y puede servir al lector como una guía para adentrarse secretamente en el laberinto mexicano.
III. La obra incluye poemas de 141 autores, que van desde Mael Aglaia (CDMX, 1977) hasta Eraclio Zepeda (Tuxtla, 1937-2015). La autora de Canto malabar ha tenido el cuidado de redactar cuidadosas fichas de los autores incluidos. La obra se organiza con un Prefacio, una Introducción, un ensayo sobre los Primeros acercamientos (Tablada, Rebolledo, Paz), una mirada retrospectiva al Galeón de Manila, un excurso dedicado a las tradiciones espirituales, una panorámica de las generaciones ulteriores y de los viajeros, amén de glosas sobre las Invenciones (como las de Francisco Hernández y su Cuaderno de Borneo o las de Carlos Montemayor y su experiencia china). Ha sabido incluir a Juan Gelman, Arturo González Cosío, Gabriel Zaid, sin perder de vista a los exploradores como Victor Segalen o Henri Michaux. Además, la acuciosa arquitecta ha sabido acompañar esta compilación de un útil “Glosario”, amén de una “Bibliografía”. Las 824 páginas de este volumen fueron impresas gracias al esfuerzo de cuatro sellos: Vaso Roto Ediciones, UANL, UAS y UNAM. La portada reproduce la imagen de una Balinesa con tocado Gelung Agung de Miguel Covarrubias.
Me consta que detrás del conocimiento textual que supone este volumen hay atrás años y meses de ir y venir, de papeles, cartas, permisos, para poder llegar a la realidad de este libro insondable. La férrea perseverancia que la llevó a armonizar a cuatro editoriales a lo largo del tiempo habla del tacto, la visión, la paciencia y astucia para llevar a buen término esta obra, que es para mí prenda de sus dotes como estadista de la letra al servicio desinteresado de la poesía.
No es extraño que haya sido registrado por algunos lectores de la expresión poética como Felipe Garrido, quien en su sección “Un poema al día” ha transcrito algunas muestras de esta panorámica. Reproduzco enseguida tres de las redacciones con que he acompañado sus envíos:
[…]
El envío de hoy 24 de mayo de la serie “Un poema al día” mata dos pájaros de un tiro pues incluye, primero, el poema “La Señora Flor” de Efrén Rebolledo, dedicado a un Justo Garrido, que probablemente no sea tu pariente, y en segundo lugar el poema de Efrén Rebolledo construye su espiral en torno al paralelo entre “La Señora Flor” y la mujer. La flor le parece al poeta que se autorretrata como un indolente sensual, un “cuerpo femenino”. El elogio de la flor va subiendo de tono hasta comparar la ondulación de la planta “como un tierno espasmo de ave”. Al final, el lector no sabe si el poema está dedicado a una mujer enamorada y sensual o a una flor. En el estudio que precede a la antología, Elsa Cross cita a José Juan Tablada, citado a su vez por Benjamín Rocha, autor de las Obras reunidas de Rebolledo. Dice Tablada sobre Rebolledo “Hasta hoy se ha revelado como un admirable poeta artista. Su estudio, su labor obstinada han hecho de su numen el de un alquimista transmutador, que con un puñado de arcilla ha hecho, al fuego de sus crisoles, el lapis philosophorum, el oro esplendido y triunfante”. (p. 19). Me he demorado en esta cita para hacer ver hasta qué punto la labor inteligente y memoriosa de la antologadora está comprometida con la tradición y su transmisión.
El otro conjunto de poemas cosechados en esta entrega consta de cuatro poemas breves de Francisco Monterde en su Itinerario contemplativo: “Magueyes”, “Túnel”. “Mujeres de Orizaba”, “El faro”. El Itinerario contemplativo de Francisco Monterde García Icazbalceta fue publicado hace 100 años, en abril de 1923, con un “Elogio de José Juan Tablada” y carátula y dibujos de J, Antonio Vargas y fue dado a la estampa por el sello de Cvltvra en México. Tan es una edición valiosa que le mandé a hacer con un encuadernador una caja de madera color caoba. Antes del “Elogio de José Juan Tablada” figura un epígrafe de Lafcadio Hearn, espigado de “Mariposas del Japón”. Dice Tablada en su elogio “Francisco Monterde García Icazbalceta / es haijín sincero y cabal poeta; /gayo romero, fiel peregrino / que ama igual a la piedra y a la flor del camino”. / El haijín es el poeta del haikai”. (pp. 15-16). Los versos de Monterde son una invitación a compartir un Itinerario contemplativo desde un tren que va de México a Veracruz y va dibujando estas delicadas letras en el leve cuaderno de apuntes que llevaba el poeta y crítico que llegaría a ser Director de la Academia Mexicana de la Lengua, luego de Alfonso Reyes, entre 1962 y 1972. Las letras de Francisco Monterde tanto como las de Efrén Rebolledo han sabido atravesar limpiamente el tiempo, como bien muestra su inclusión en el Museo que es la Antología del Lejano Oriente en la poesía mexicana preparada y fraguada por Elsa Cross, a quien saludo con la más alta estima.
[…]
Gracias por el envío de la entrega # 2269 de la serie “Un poema al día”. En ella transcribes cinco composiciones o arreglos verbales o “poemas” de Coral Bracho, la poeta mexicana nacida en 1951 bajo el signo del Conejo de Oro en el horóscopo chino. La primera instalación lleva por título “Kimono”. Una voz de origen japonés que ha merecido una de las notas preparadas por Elsa Cross para acompañar esa suerte de museo asiático en clave lírica mexicana que es la ya canónica antología El lejano oriente en la poesía mexicana. Un ejercicio, no por obvio menos divertido, sería el de contrastar las amplias cláusulas diseñadas por Coral Bracho con la nota que ha preparado Elsa y luego cotejar otras apariciones de esa voz en esa misma antología, por ejemplo, en un poema de Efrén Rebolledo dedicado a Tablada, para después volver a la fragancia cadenciosa del poema de Coral Bracho. El otro poema transcrito es el dedicado a la regia y sagrada ciudad de Kyoto donde han vivido Matsuo Basho, Junichiro Tanizaki y el mexicano Aurelio Asiain. “Lluvia sobre el estanque”, “Todo converge” y “Entre tejados de plata” son los otros acontecimientos contemplativos que se recogen en la nuez de esta cala. Huelga decir que podría invitarse al lector a seguir el hilo contemplativo que aflora en el seno de los poemas de Coral Bracho tanto en una inmersión en los poemas mismos y en la gramática de la autora como en la sintaxis y en la red que tienden hacia al bosque de letras que Elsa Cross ha juntado en su vivero.
[…]
Gracias por el envío de la entrega # 2262 de la serie “Un Poema al día” este 26 de agosto. La entrega de hoy incluye una selección del libro de Carlos Montemayor “Los poemas de Tsin Pau”, que presenta trece poemas publicados por el autor en el libro del mismo título, editados por el sello de Alforja en 2007 y de los cuales se incluye una selección en el panoscopio El lejano oriente en la poesía mexicana, incluido y editado con un glosario por la poeta, crítica y pensadora Elsa Cross “en homenaje a Octavio Paz” en 2022. En esta antología, ella recoge los poemas titulados “El alba”, “Lin Tao”, “Un amigo”, “Hung Huan, el victorioso”, “La noche (primera versión)”, “La montaña de los guardianes”, “La danza y el río”, “La respuesta”. En la entrega de hoy se transcriben los últimos tres.
El libro escrito por Montemayor cuando tenía diecisiete años es un tributo a los poetas de la dinastía Tang que gobernó desde 718 hasta 907 y que está asociada a un momento de esplendor de cultural de la civilización china. Los poemas del autor chihuahuense son imitaciones y tributos, ejercicios de transmigración poética que recrean o reescriben momentos y encuentros, recrean atmósferas de ese cosmos en el que el Tao, el río, las cascadas y los viajes son el marco que circunscribe el descubrimiento del esplendor a través de la traducción de la que era un maestro el precoz Carlos Montemayor, unos de los 141 poetas mexicanos que ha sabido reunir la infatigable Elsa Cross en esta cornucopia llamada a sentar sus reales como una de las analectas más significativas e interesantes de nuestra edad.
Adolfo Castañón es poeta, traductor y ensayista. Es autor de más de 30 volúmenes. Los más recientes de ellos son Tránsito de Octavio Paz (2014) y Por el país de Montaigne (2015), ambos publicados por El Colegio de México. Premio Xavier Villaurrutia 2008, Premio Alfonso Reyes 2018 y Premio Nacional de Artes y Literatura 2020. Creador Emérito perteneciente al SNCA. Twitter: @avecesprosa
©Literal Publishing. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación. Toda forma de utilización no autorizada será perseguida con lo establecido en la ley federal del derecho de autor.
Las opiniones expresadas por nuestros colaboradores y columnistas son responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de esta revista ni de sus editores, aunque sí refrendamos y respaldamos su derecho a expresarlas en toda su pluralidad. / Our contributors and columnists are solely responsible for the opinions expressed here, which do not necessarily reflect the point of view of this magazine or its editors. However, we do reaffirm and support their right to voice said opinions with full plurality.
Posted: November 22, 2023 at 2:46 pm