Essay
Lo bello también es aceptable
COLUMN/COLUMNA

Lo bello también es aceptable

Angelina Muñiz-Huberman

Un día pensé: ¿qué pasa con lo bello? ¿A dónde ha ido a parar? ¿Qué es? ¿Quién lo sabe o lo entiende? ¿Cómo se establece? ¿Tiene normas? ¿O modas?  ¿Qué provoca?

No se trata de teorías estéticas, sino de lo bello simple, diario, al alcance de los sentidos: vista, oído, tacto, olfato, gusto. ¿Y el sexto sentido, qué?

Lo bello subjetivo frente al mar, en lo alto de la montaña, en las ramas de un árbol, en el canto de un pájaro, en el salto de un gato, en el galopar de un caballo, en la suavidad de la seda, en un olor agradable, en un sabor deleitoso, la luna lorquiana en la fragua, la suavidad de la piel de los amantes. La paz.

Pero.

Un gran pero.

Resulta que lo bello es relativo. Qué se elige: ¿las llamadas Venus del paleolítico  con su esteatopigia? ¿O la Venus de Milo con su idealización de formas? ¿O la Dama de Elche con su tocado y sus rodetes? ¿O la Coyolxauqui con su simbolismo? Depende. Todo depende.

¿Y lo feo qué? Le pasa lo que a lo bello. ¿Quién establece la fealdad? ¿Acaso hay reglas para lo subjetivo? El adagio latino lo dice: “de gustibus non disputandum”. O bien, para gustos se han hecho colores. La guerra y la paz.

La guerra y la paz pueden trasladarse a lo feo y lo bello. La sinestesia sobre todo. O la transguerra y la transpaz y todo lo que llevan ocultas a sus espaldas.

Las modas, no digamos. ¿Lo delgado como lo bello? Entonces, los vestidos los lucen modelos delgados. ¿Recuerdan a la modelo Twiggy, icono de los años 60? Tan famosa como sus contemporáneos los Beatles. Tan delgada como su nombre, “ramita”. Pero siglos antes, y aquí entra el pero, Pedro Pablo Rubens pensaba lo contrario y las modelos más bellas de sus cuadros eran entradas en carnes.

Imaginemos una belleza universal aplicable a todo lo humano posible. O eliminémosla. Que la belleza no exista. Los animales no creo que se preocupen por la belleza y se quedan tan tranquilos. O resulta al revés: los coloridos y exagerados son los machos y las hembras pasan inadvertidas.

¿Discriminación?

¿O será el sexo que todo lo toca?

A escoger.

¿Y los adornos? ¿Qué hacemos con ellos? Collares, pulseras, anillos por todo el cuerpo. Estamos rodeados de lo inútil. Por ejemplo, el color. Todo a nuestro alrededor tiene color. Una taza no es mejor porque esté pintada, un abrigo no protege más del frío por ser azul o rojo, un automóvil no es más potente según su color. Antes, las películas eran en blanco y negro y nadie protestaba. A veces, suele ser a la inversa: de los coloridos manuscritos medievales se pasó al blanco y negro a causa de Johannes Gutenberg. Ahora todo necesita ¿necesita? color: los productos, hasta las envolturas del papel higiénico,  gozan de colores y son cambiados con frecuencia por razones de aburrimiento o de orden económico y de atraer mayor número de compradores. Entonces, ya no estamos en el campo de la belleza sino del consumismo.

Las subastas también desvirtuaron los valores. Cuadros de pintores famosos que murieron en la pobreza son vendidos a precios exorbitantes. ¿Alguien piensa en su belleza?

Muebles, banderas, jarrones, todo con color. ¿Y las flores, los árboles, los pájaros? Pobres del gris, del blanco, del negro: quedan relegados.

El cuerpo humano carece de colores, salvo los ojos y el cabello. Por eso, nos recubrimos de telas coloridas y con dibujos, rayas, cuadrados y círculos. O nos pintamos el cuerpo. El auge del tatuaje lo demuestra.

Luz y oscuridad. De nuevo, se consideran bellas o feas y cada una con sus atributos. Una, nos aclara las situaciones y otra nos abre las puertas de la imaginación. Gracias a ellas podemos ver o no ver los colores o también a imaginar. Lo que nos lleva a la pregunta: ¿existen los colores? Y nos topamos con la imposibilidad de su definición. Carecen de definición. Salvo por comparación se definen, azul cielo, azul marino, naranja y guinda como las frutas y así sucesivamente. La conclusión es que sólo en la naturaleza existen los colores y debido a la luz.

De acuerdo con el diccionario el color es: “la impresión que producen en la retina los rayos de luz reflejados y absorbidos por un cuerpo, según la longitud de onda de estos rayos”.

Abstracción pura.

Física e imaginación.

Dolor de la ceguera.

Belleza sin luz no es belleza.

Aunque el ciego es el que no ve, los otros sentidos le ayudan y hasta se han desarrollado más. No ve porque no hay luz y no hay colores. Hay ciegos famosos. De nacimiento o debido a que, poco a poco, perdieron la vista. Músicos y poetas los más conocidos. Homero y sus cánticos. El ciego guiado por Lazarillo de Tormes. Marianela de Pérez Galdós. Hester en Death Kit de Susan Sontag. Helen  Keller, escritora y activista política. Jorge Luis Borges casi ciego. Cantores como Andrea Bocelli y José Feliciano.

Una vez aceptada una estética surge una cascada de comparaciones inesperadas. Una bella melodía. Una bella película. Una bella celebración. Un bello amor. Sin que puedan establecerse reglas. Surge la expresión: “a mi parecer”, para no equivocarse. Estamos en la época del miedo al qué dirán y de lo  políticamente correcto. Algo apocados. De cuando en cuando, mirando por encima del hombro por si alguien nos espía.

Todas estas asociaciones debidas a lo bello y si es aceptable o no. Por ejemplo, no lo bello sino lo antibello para protestar. De eso se trata, de protestar a más no poder. Los pantalones a medio bajar, con cortes ex profeso para mostrar las rodillas o los muslos. El pelo en desorden tapando partes de la cara y con la mano constantemente apartándolo porque estorba. La cabeza rapada para inspirar miedo y gastar menos en jabón. O barba y cabellera tan crecidas que parecen una y apenas se sabe dónde están los ojos. Y si es que ven.

El término medio parece no existir. La regla áurea ¿para qué?

Por eso lo bello se escapa.

Si es que es algo.

¿Podría volver a ser aceptable?

 

Angelina Muñiz Huberman es autora de más de 50 libros. Ha ganado el Premio Xavier Villaurrutia ,  el Premio Sor Juana Inés de la Cruz el Premio José Fuentes Mares, Magda Donato, Woman of Valor Award, Manuel Levinsky, Universidad Nacional de México, Protagonista de la Literatura Mexicana, Orden de Isabel la Católica, Premio Nacional de Lingüística y Literatura 2018, entre otros.

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Posted: February 16, 2023 at 10:55 pm

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