Essay
Venezuela, tan difícil de explicar
COLUMN/COLUMNA

Venezuela, tan difícil de explicar

Gisela Kozak Rovero

Hace pocas semanas el presidente de Brasil, Luiz Inácio “Lula” Da Silva le ordenó a la candidata presidencial venezolana María Corina Machado que dejase de llorar por su inhabilitación y diera entrada a un sustituto. Semejante andanada misógina no recibió una respuesta contundente de las feministas brasileñas o de otros países pero sí de la aludida, quien contestó en la red social X: ¿Yo llorando, Presidente @LulaOficial? ¿Lo dice porque soy mujer? Usted no me conoce. Estoy luchando para hacer valer el derecho de millones de venezolanos que votaron por mí en las Primarias y los millones que tienen el derecho de hacerlo en unas elecciones presidenciales libres en las que derrotaré a Maduro. Usted está convalidando los atropellos de un autócrata que viola la Constitución y el Acuerdo de Barbados que usted dice apoyar. La única verdad es que Maduro tiene miedo de enfrentarme porque sabe que el pueblo venezolano está hoy en la calle conmigo. 

La misoginia de Lula -quien se ha reivindicado en los últimos días al cuestionar que se impida la participación en los comicios a la sustituta de María Corina Machado, Corina Yoris-  demostró con crudeza la alianza de parte de la izquierda continental con la desgracia venezolana.  No obstante,  todo tiene un límite: los gobiernos de Chile, Brasil y Colombia han rechazado las maniobras ilegales de la dictadura de Nicolás Maduro, al igual que el celebrado expresidente uruguayo José Mujica. El documento producto de una negociación entre gobierno y oposición, los llamados Acuerdos de Barbados, que suponían elecciones libres sin obstáculos a la hora de escoger las candidaturas a la presidencia de la república, parece haber quedado en el olvido luego de las decisiones gubernamentales. Además,  el autócrata ha  apretado las tuercas de la represión: la abogada, profesora universitaria experta en el tema militar y defensora de los derechos humanos Rocío San Miguel está detenida sin derecho a ver a sus abogados, acusada de conspirar para asesinar a Nicolás Maduro, émulo de Fidel Castro y de Hugo Chávez, siempre prestos para este tipo de acusaciones. Activistas políticos, intelectuales y defensores de derechos humanos son objeto de persecución, por no hablar del reciente asesinato en Chile del militar retirado Ronald Ojeda, en circunstancias que alimentan la hipótesis del móvil político. La plana mayor de Vente Venezuela, el partido de María Corina Machado, está desaparecida forzadamente o refugiada en la Embajada de Argentina. 

El Consejo Nacional Electoral, simple apéndice de la dictadura, no permitió la inscripción de Corina Yoris, profesora universitaria con una espléndida carrera académica, aunque no tenía impedimento alguno de cara a la legislación vigente. Simplemente, en lugar de la inscripción en persona en la sede principal del consejo, se inventó un subterfugio de última hora: la vía electrónica. El sistema no aceptó el nombre de Yoris. Manuel Rosales, gobernador opositor del Estado Zulia, se inscribió con la tarjeta de su partido, Un Nuevo Tiempo (UNT), comprometida previamente con la candidatura de la sustituta de Machado. En cuanto a la tarjeta de la Plataforma Unitaria opositora, con la que se intentó inscribir a Yoris sin poder lograrlo, postuló a Edmundo González Urrutia, quien preside la directiva de la plataforma. 

Respecto a Manuel Rosales, las sospechas de  traición y de componenda con el gobierno flotan en el ambiente, pero la realidad es que parte de la oposición ve una oportunidad en esa candidatura, en vista de la inhabilitación de María Corina Machado. Con un capital del 90% de la intención de voto, la población opositora espera una oportunidad, pero el rechazo en redes sociales a Rosales, ante la innegable popularidad de Machado, deja que pensar. Tal popularidad no es un fenómeno puramente coyuntural. Machado tiene muchos años recorriendo el país a despecho de un gobierno que persigue a todo aquel que le alquile un equipo de sonido, le permita comer en un restaurante o le rente una habitación de hotel. No ha podido tomar aviones ni viajar de otro modo que en su propio vehículo o en vehículos de otras personas. Ella, su equipo y sus seguidores reciben ataques, insultos, agresiones físicas, pero la valentía de la gente de a pie sorprende a propios y extraños: no les importa nada a la hora de recibir a su lideresa. En la elección primaria -evento organizado por la Plataforma Unitaria, ente coordinador de los partidos de oposición en Venezuela-, Machado arrasó con más de un noventa y dos por ciento de los más de dos millones de sufragios emitidos, victoria avalada por los otros precandidatos. No está de más aclarar que la celebración de la primaria no contó con el Consejo Nacional Electoral, organismo estatal que se negó a organizarla. 

María Corina Machado no cometió el error de Henrique Capriles Radonski en el 2012 y el 2013. Capriles obtuvo siete millones de votos, prácticamente la mitad de los sufragios emitidos en el 2013, cantó fraude y no fue capaz de defender su postura; incluso, no se erigió en el líder de la oposición con toda la legitimidad para hacerlo. Capriles es un político sin vocación de poder al que le hubiese encantado ser otro Hugo Chávez, de quien imita su lenguaje religioso que sustituye a la interpelación política. Aunque los políticos y políticas venezolanos de todos los sectores ideológicos usan las creencias religiosas en su discurso, hábito muy discutible propio del chavismo, Capriles apela a un discurso entre melodramático y de catecismo que le ha dado pocos réditos de cara al chavismo al que intenta conquistar: no fue habilitado para candidatearse a la presidencia y decidió no presentarse a las primarias a pocos días de la votación. Manuel Rosales, candidato sobrevenido, tampoco se postuló a las primarias porque su respaldo de cara al electorado era muy bajo.  Es un político socialdemócrata de tan vieja escuela que todavía habla de explotar el carbón, tan denostado en esta época de preocupaciones ambientales, y ha llamado al matrimonio igualitario “aberración”. De todos modos, hay que contar con ellos de cara a la derrota de una de las peores dictaduras de la historia del continente. En política no existe la perfección sino los objetivos superiores.

María Corina Machado, en cambio, asumió al día siguiente de su victoria el mandato del electorado, y, efectivamente, los partidos opositores lo entendieron así, más allá de la misoginia que despierta Machado entre intelectuales y políticos. La candidata electa se propuso la lucha para levantar su inhabilitación, en lugar de hacer caso a quienes exigían que nombrara a alguien en su lugar, absurda petición porque cualquier persona señalada por Machado sería inhabilitada de inmediato. La escogencia de  Corina Yoris sorprendió a la dictadura tanto como en octubre pasado el arrase de la lideresa en la primaria. En el mundo político opositor se sabe que Machado tiene el fervor popular, su propuesta de gobierno es clara y su liderazgo (excepto cuando habla de dios) se enmarca en las inquietudes del  siglo XXI, a diferencia del provincianismo y la cortedad de miras del candidato sobrevenido Rosales. No obstante, sea Rosales un simple traidor manipulado por un gobierno que mantiene la absurda pretensión de escoger a sus opositores para legitimarse de cara a los chavistas que quedan  y al mundo, sea el líder clarividente que decide a última hora evitar que la oposición se quede sin candidato en vista de que Yoris no pudo inscribirse, el panorama de la oposición venezolana es tremendamente complejo. Espero equivocarme: luce muy cuesta arriba que la mafia que gobierna mi país salga del poder en las condiciones actuales. Es muy fácil dentro de la golpeada oposición responsabilizar al liderazgo de la entronización del autócrata seis años más. Nada más injusto; en realidad, el gobierno tiene toda la responsabilidad y si no somos una Nicaragua es porque la oposición venezolana ha luchado  denodadamente, con todos los errores que efectivamente ha cometido.

El fiscal Tarek William Saab, un personaje siniestro y abominable, acaba de diagnosticar a María Corina Machado: tiene trastornos de personalidad porque insiste en la lucha para levantar una absurda e ilegal inhabilitación. Muy estalinista su conducta, en la Unión Soviética era usual acusar a los disidentes de problemas psiquiátricos. En medio de persecuciones, inhabilitaciones, cárcel, tortura e ilegalidades, Venezuela quiere votar para salir de la ruina de un Estado fallido y cruel. ¿Se unirá la oposición alrededor de Rosales con las dudas que lo siguen? ¿La tarjeta de la MUD (plataforma unitaria) se quedará con Gonzáles Urrutia y se hará un acuerdo con Rosales para que este decline a favor del consenso? ¿María Corina Machado acordará una candidatura distinta a la de Yoris? 

 

Gisela Kozak Rovero (Caracas, 1963). Activista política y escritora. Algunos de sus libros son Latidos de Caracas (Novela. Caracas: Alfaguara, 2006); Venezuela, el país que siempre nace (Investigación. Caracas: Alfa, 2007); Todas las lunas (Novela. Sudaquia, New York, 2013); Literatura asediada: revoluciones políticas, culturales y sociales (Investigación. Caracas: EBUC, 2012); Ni tan chéveres ni tan iguales. El “cheverismo” venezolano y otras formas del disimulo (Ensayo. Caracas: Punto Cero, 2014). Es articulista de opinión del diario venezolano Tal Cual y de la revista digital ProDaVinci. Twitter: @giselakozak

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Posted: April 3, 2024 at 9:35 pm

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