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De animales y parecidos
COLUMN/COLUMNA

De animales y parecidos

Angelina Muñiz-Huberman

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Como no soy ni una piedra ni un vegetal, no me queda sino ser del reino animal. Según el Diccionario etimológico de Corominas animal proviene del latín anima, “aire”, “aliento”, “alma”. Es decir, que tenemos un alma, tanto la hormiga y el elefante como yo. Los tres y el resto de los animales necesitamos el aire, el oxígeno, para respirar, para estar animados. Aunque hubo épocas en que se cuestionaba si los animales (menos el hombre) tenían alma e incluso si las mujeres la tenían.

Más interesante resulta acudir a estudios contemporáneos. He estado reuniendo artículos de varias fuentes basados en investigaciones etológicas que avanzan y me confirman que somos un todo. Las variantes son externas como el sorprendente colorido de las plumas de las aves frente a la monocromía de los humanos, lo que compensamos con los vestidos y sus diseños.

Muchas veces somos imitadores

de lo que nos rodea.

Estamos en la etapa de las invenciones y esperamos el gran paso del robot que se nos parece. O nosotros nos parecemos a él.

Las líneas se desdibujan.

Las fronteras se borran.

Grandes confusiones.

Queremos aclarar y no podemos.

Que se encendiera una luz.

Deseamos.

Por eso, me interesan los parecidos. En el saliente de la ventana de la cocina les pongo alpiste a pinzones y tórtolas que vienen a comer. Observo su comportamiento. Son exageradamente puntuales o el hambre no perdona. El caso es que si me retraso en ponerles el alimento me lo reclaman con un sonido especial. El horario es las 7 de la mañana y las 5 de la tarde.  Una vez que deposito el alpiste y les aviso con un silbido vienen en apresuradas bandadas de hasta cincuenta o sesenta pájaros. Los hay que, de inmediato se ponen a comer; los que toman precauciones y esperan para ver si no hay peligro alguno; los que son agresivos y atacan a los otros comensales; los que aguardan su turno pacientemente; los que deciden irse y regresar más tarde; los que, satisfechos, se van; los que no se sacian y siguen comiendo sin parar. Es decir, cada uno se las arregla con su temperamento. Igual que nosotros o nosotros igual que ellos. Basta con ver a quienes comen en un restaurant.

Mi relación con los pajaritos varía. Algunos sostienen mi mirada y se sitúan  cerca de mí hasta que yo acabo de poner el alpiste: tal vez, un día coman de mi mano. Otros se echan a volar nada más me ven. Otros más se colocan a una distancia razonable, por ejemplo, sobre un cable y aguardan para ser los primeros en empezar a comer.

De los artículos sobre animales que he ido coleccionando haré un resumen. En junio de 2023 la ola de calor sobre la Ciudad de México afectó principalmente a los animales. Se consignaron 74 especies de vertebrados y dos de mariposas que sufrieron el clima. Se destacaba especialmente al llamado conejito de los volcanes o teporingo (Romerolagus diazi). En medios de comunicación se incluyó una foto de una ardilla que trataba de buscar agua y aprendió a abrir el grifo de un lavamanos.

Un caso extraordinario es el de los elefantes y su relación entre sí. Tienen cementerios y ritos funerarios; se encargan de un elefante bebé si su madre se muere; se nombran entre sí y emiten un sonido diferente en cada caso para llamar, digamos a Pedro o a Juanita, que acuden al llamado e inician una conversación. Los ecólogos conductuales Mickey Pardo y George Wittemyer  publicaron esto último en Nature Ecology & Evolution.

Como sabemos, los humanos le dan nombre a sus mascotas y éstas lo aprenden: el gato, el perro o el loro acuden a su llamado sin confundirse. Por algo desde el Génesis la primera tarea divina fue nombrar todo lo existente.

Los delfines destacan por su inteligencia. Son muy cercanos a nosotros. Poseen lenguaje, nombres propios, padecen sentimientos, se ayudan entre sí y, a veces, se pelean. Se acercan al hombre, juegan con él, y éste los amaestra y encarga de tareas militares y de espionaje.

Es tanta la cercanía de los animales entre sí que, gracias a ello, se han descubierto las vacunas aplicables a los humanos. De las vacas a nosotros hay pocas diferencias. No digamos de las ratas, los ratones, los cuyos, los jerbos, los gatos, los perros, a los cuales no se les pide permiso para ser objeto de experimento en nuestro beneficio.

Existen los animales médicos. La revista Scientific Reports publicó un estudio sobre un orangután que tenía una herida en la cara y se la curó aplicándose una planta que arrancó, masticó y luego colocó sobre la herida, igual a cómo hacen los habitantes humanos de una región de Indonesia.

Pasando a otras especies nos encontramos con los abejorros y los errores de memoria que pueden cometer a la manera nuestra. Según un artículo publicado en Philosophical Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences se llevó a cabo un experimento con abejorros a los que se les presentaron cuatro objetos de diferentes colores y uno empapado con sacarosa. Luego se dejó pasar un tiempo y se les ofreció de nuevo los objetos para saber si reconocían el de la sacarosa, pero hubo algunos que lo habían olvidado. Igual que nosotros cuando se nos pregunta por algo pasado y ya no lo recordamos.

En cuanto a la comunicación gestual, que se creía sólo propia de los humanos y los simios, según investigadores de la Universidad de Tokio puede darse en otras especies. El herrerillo japonés es un pequeño pájaro del que se descubrió que, por ejemplo, agita sus alas para indicarle a su pareja, encargada de traer alimento al nido para los hijuelos, que entre primero. Por cierto, muy considerado.

Seguramente se seguirán descubriendo más casos que demuestren que somos un todo muy parecido.

Nada de exclusividad.

 

*Foto de Marco Bianchetti en Unsplash

 

Angelina Muñiz Huberman es autora de más de 50 libros. Ha ganado el Premio Xavier Villaurrutia ,  el Premio Sor Juana Inés de la Cruz el Premio José Fuentes Mares, Magda Donato, Woman of Valor Award, Manuel Levinsky, Universidad Nacional de México, Protagonista de la Literatura Mexicana, Orden de Isabel la Católica, Premio Nacional de Lingüística y Literatura 2018, entre otros. Recibió el doctorado Honoris Causa por la Universidad Autónoma de México y es miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

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Posted: October 16, 2024 at 11:43 pm

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