La traducción de Mildred Harnack Fish
Jazmina Barrera
Para Paula
Gracias al libro Noticias de Berlín de Cees Noteboom conocí la historia de Mildred Harnack Fish. Mildred nació en Milwaukee en 1902, estudió literatura en la Universidad de Wisconsin y después se mudó a Berlín con su esposo. Allí impartió clases en la universidad de Berlín hasta que la despidieron. Sin embargo, continuó sus reuniones clandestinas con un grupo de ex alumnos y otros amigos disidentes del régimen nazi. A través de la embajada de Estados Unidos, Mildred tenía acceso a discursos de Roosevelt, noticias del mundo y a la visión que se tenía en el extranjero de Hitler y que compartía y discutía con el grupo. El 7 de octubre de 1941 la detuvieron y sentenciaron a seis años de prisión. Pero Hitler no quedó satisfecho y exigió un nuevo juicio, donde la condenaron a pena de muerte. Durante el mes que transcurrió entre su sentencia y la decapitación, Mildred se dio a la tarea de traducir un poema de Goethe, el Vermächtnis (Testamento o Legado). Estuvo anotando la traducción, al lado de las letras góticas impresas, hasta el último momento antes de su muerte. De la traducción de Mildred destacan las líneas:
“No being can to nothing fall.
The Everlasting lives in all.”
Así como las siguientes:
“Man alone
Can do the imposible
He can distinguish,
Choose and judge;
He can make permanent
The fleeting moment.”
¿Por qué alguien pasaría sus últimos días de vida traduciendo? ¿Por qué invertir energía en uno de los poetas más representativos de la nación que la condenó a muerte? ¿Por qué honrar así al lenguaje de tus enemigos?
Partamos de que la traducción perfecta no existe. Las palabras casi nunca tienen un equivalente justo en otro idioma. La traslación exacta de un mensaje, de un lenguaje a otro es imposible. ¿Por qué intentarlo, entonces? ¿Por qué seguir luchando contra el régimen a sabiendas de que la lucha será en balde? Las últimas palabras de Mildred fueron “Und ich habe Deutschland so geliebt.” (“Y he amado tanto a Alemania”).
El poema de Goethe está lleno de paradojas: “Sólo el hombre puede lograr lo imposible”, “puede hacer permanente el momento fugaz”. Las traducciones no serán nunca perfectas, pero sí establecen vínculos, lazos entre dos idiomas, entre dos culturas. Traducir es reconciliar. Es una de esas tareas utópicas cuyo valor está en el intento. La traducción de Mildred fue un acto de amor inalcanzable, por un idioma y una cultura que supo apreciar inclusive por encima de la muerte.
Sustain yourself in joy with life.
Life is eternal; there are laws
To keep the leaving treasurés cause
With which the worlds are rife.
Jazmina Barrera es autora de Cuerpo extraño (Literal Publishing, 2013) y es columnista de Literal.
Posted: February 12, 2015 at 7:00 am