Dos poemas
Andrea Fuentes Silva
Hasta el delirio pero ileso (a.c. 89)
Sí.
El recodo de aquella distinción planea su pista de aterrizaje:
tras leve farfullar logra descender de las alturas
se posa
sobre el lago.
En el fondo le espera silente un anillo arrojado
por aquel que veía la otra orilla desde la simiente
[y con la duda:
¿podría ser?
Sí.
una llanura extendida,
ligera.
Nada podía ver pero desde luego sentía,
su ritmo
la bruma, tras prolongado sueño,
que despierta y de sobre los párpados
expulsa el peso del tiempo.
Sobre su cama, sí
mientras dormía a lo tudor
bailando los brazos pero sobre todo las manos
que trenzábanse a mitad de la noche:
pareciera que enloquecía,
pero no,
sólo anhelaba.
Credo
Te subiste, lo sabes
por los pasillos por la montura hasta la cabalgata
[imperfecta.
Tus ojos.
Despacio, trepando al dintel
escondiste la mirada, paso de plomo
tu hueste quedó callada
más nunca
volvieron los sueños
pero despertaste
abriste los ojos
con el hálito de la creación
y si algún dios acaso existió
te mató la huella y te dejó la huella
su erial escampado
la vorágine.
Poco a poco fueron cayendo
los unos, los otros
los extasiados de sí, los perfilados en el camino
caminito de flores, memoria
lo que hacían para trascender
todo lo que inventaban
pero permaneció su semilla
su mirada
su marca que se sostiene
verbalmente indispuesta
su caparazón
su muda intención, la carne exhibida
tus ojos.
Subiste a lo más escarpado y de ahí miraste:
todo el valle
Posted: April 25, 2012 at 9:39 pm