Three Poems
Tres poemas de Postales en braille
Sergio Pérez Torres
Translated by Stalina Villareal
Sergio Pérez Torres (Monterrey, Mexico; 1986) is the author of the collections of poetry Caja de Pandero (2007), Mythosis (2009), Los nombres del insomnio (2016), Barcos anclados al viento (2016), Cáncer (2016), Cortejo fúnebre (2017), Party Animals (CONARTE, 2017), El museo de las máscaras (2018), and La heráldica del hambre (2019). He is the recipient of the prize from the IV “Ana María Navales” Literary Competition (Spain) and of the honorable mention from the XIII Castello di Duino International Poetry and Theater Edition Contest (Italy) and the New York Poetry Press First International Poetry Prize (U.S.A.). In Mexico, his work won the XXVI “Ydalio Huerta Escalante” National Poetry Prize 2016, XXIV “Bartolomé Delgado de León” Sonora National Prize of Poetry 2016, Carmen Alardín National Poetry Prize 2017, among others. His first fiction book Los arcoíris negros (Editorial De Otro Tipo, 2020) won the 4th Call for “Author Search” and the Call for Joint Publication 2020.
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XVI / Second Tongue
Ten years in another language,
……….its blue discrimination,
but in what memory can’t grasp
…..…..I tie myself to the femur you forgot on a boat;
that way the photos survive the disaster.
Love is an orange hanging from a branch,
heavenly body recently beheaded;
it dangles in the air from just one vein.
If only the wind were not its clock.
All the wrong time
…..to eat when it’s the moment to laugh;
the cold silence,
…..…..mute,
…..…..…..like not being able to kiss in public.
You miss music and the high pitch of weeping.
Your parents were your first words,
toothless monosyllables for those without memory.
The heart was not a roof
…..with its aortas clogged by the thickest fat,
in the drawing a double tile,
…..…..…..a door,
…..…..…..…..…..a picture window,
and the road that led to a day that barely dawned.
XXXIII / Photographs
The lens opened only a moment;
right then the light filmed what I viewed.
I aimed with the corner of my eye;
the flash makes me sore.
We stopped ourselves to live
…..as, in another time, days passed by,
and nights posed.
I never manage to translate smiles.
The love was a silence,
…..…..…..but now I scream,
an open sky for festivities,
including in some funeral rite when I did not die.
It’s true that I danced even inside your dreams.
I opened my door and fed my hunger bread,
but the wine of other lips was all mine.
The dawn loved me more than the sun.
I didn’t need to sleep;
…..…..…..…..my life was someone else’s dream.
Here it’s different from the faces I was;
everything happens with more haste.
The gesture is more rehearsed;
they calculate the rest of my life.
For me insomnia stays;
it tells me what I did before locking us up in photos.
XLI / Hospital
Here you find each game of death;
a miracle occurs with red drizzle
…..…..inside some transplanted heart,
a flower that falls over new land.
The surgeons look like cannibals;
aseptic cutlery disguises their appetite.
They open flesh with etiquette standards;
an I. V. bag calls an unknown thirst.
It’s easy for clocks to stop
or that gravity reverses uphill;
a pregnant woman leans in
…..…..to give birth to a boy face down.
Conversely,
…..…..…..…..there are those who go to an illuminated tunnel;
on the geriatrics floor
…..senior citizens turn to butterflies.
They abandon their bonbon body.
Bones break and refit;
arteries empty or veins fill,
all this whiteness,
…..…..…..this sky of suffering.
Interns pass like souls in purgatory
…..…..fighting for a definitive place.
Sergio Pérez Torres (Monterrey, México; 1986) es autor de los poemarios Caja de Pandero (2007), Mythosis (2009), Los nombres del insomnio (2016), Barcos anclados al viento (2016), Cáncer (2016), Cortejo fúnebre (2017), Party Animals (2017), El museo de las máscaras (2018) y La heráldica del hambre (2019). Ha sido galardonado en el IV Certamen Literario “Ana María Navales” (España) y las menciones honoríficas en el Concorso Internazionale di poesia e teatro Castello di Duino XIII Edizione (Italia) y en el Primer Premio Internacional de Poesía New York Poetry Press (E.U.A). En México, su obra ha sido ganadora con el XXVI Premio Nacional de Poesía “Ydalio Huerta Escalante” 2016, XXIV Premio Nacional de Poesía Sonora 2016 “Bartolomé Delgado de León”, Premio Nacional de Poesía Carmen Alardín 2017, entre otros. Su primer libro de narrativa Los arcoíris negros (2020) fue ganador de la 4ta Convocatoria “Se busca escritor” y de la Convocatoria de Coediciones 2020.
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XVI / Segunda lengua
Diez años de otro idioma,
…..…..…..…..su discriminación azul,
pero en lo inasible del recuerdo
…..…..me ato al fémur que olvidaste en un barco,
así las fotos sobreviven al desastre.
El amor es una naranja colgando de una rama,
astro recién decapitado,
pende en el aire de una sola vena,
ojalá que el viento no sea su reloj.
Todo tiempo equivocado
…..….. para comer cuando es momento de reír;
el silencio frío,
…..…..…..….. mudo,
…..…..…..vvv como no poder besar en público.
Extrañas la música y lo agudo del llanto.
Tus padres fueron tus primeras palabras,
monosílabos desdentados para los que no hay memoria.
El corazón no era un techo
con sus aortas tapadas por grasas más gruesas,
en el dibujo una doble teja,
una puerta,
un ventanal
y el camino que daba a un día que apenas despuntaba.
XXXIII / Fotografías
Se abrió el lente tan solo un momento,
justo ahí la luz grabó lo que miré,
yo apuntaba con el rabillo del ojo,
me caló el destello,
nos deteníamos para vivir
como en otro tiempo pasaban los días
y posaban las noches.
Nunca consigo traducirme las sonrisas,
el amor era un silencio,
pero ahora grito,
un cielo abierto para los festejos,
incluso en algún rito funeral cuando no moría.
Es cierto que bailé hasta dentro de tus sueños,
abrí mi puerta y di de mi pan al hambre,
pero el vino de otros labios era todo mío,
el amanecer me amaba más que el sol,
no necesitaba dormir,
…..…..…..mi vida era un sueño ajeno.
Aquí es distinto a las caras que fui,
todo pasa con más prisa,
se ensaya más el gesto,
calculan el resto de la vida,
se queda el insomnio para mí,
me cuenta lo que hacía antes de encerrarnos en las fotos.
XLI / Hospital
Aquí se encuentra cada juego de la muerte,
ocurre un milagro con llovizna roja
adentro de algún corazón trasplantado,
una flor que cae sobre la tierra nueva.
Los cirujanos parecen caníbales,
cubiertos asépticos disfrazan su apetito,
abren la carne con normas de etiqueta;
una bolsa suero llama a una sed desconocida.
Es fácil que se detengan los relojes
o que la gravedad se revierta colina arriba;
una embarazada se inclina
para dar a luz a un niño boca abajo.
Por otro lado,
hay quien va a un túnel luminoso,
en el piso de geriatría
los ancianos se vuelven mariposas,
abandonan su cuerpo de bombón.
Los huesos se rompen y se ajustan,
se vacían las arterias o llenan las venas,
toda esta blancura,
este cielo de sufrimiento,
los internos pasan como ánimas en pena
luchando por un lugar definitivo.