Mi Pa(í)z
Karen Villeda
Cada sociedad al definirse a sí misma, define a las otras.
Octavio Paz
ACAUDILLAMIENTO
- m. p. us. Acción de acaudillar. • m. Mando que ejerce un líder.
- “Al ojo del amo engorda el caballo.”
- O.P. Tendido al pie del divino árbol de jade regado con sangre, / mientras dos esclavos jóvenes lo abanican, / en los días de las grandes procesiones al frente del pueblo, / apoyado en la cruz: arma y bastón / en traje de batalla, el esculpido rostro de sílex aspirando/ como un incienso precioso el humo de los fusilamientos, / los fines de semana en su casa blindada junto al mar, al lado de su querida cubierta de joyas de gas neón, / ¿sólo el sapo es inmortal? (“El cántaro roto”).
- Méx. Nos fascinan los caudillos. Aún no terminamos de despedir a los de la Guerra de Independencia y la Revolución Mexicana. Cada año, se gasta una fortuna con cargo al erario público para conmemorar el natalicio del parrandero Hidalgo y el asesinato del malentendido Zapata. Urgimos de líderes en lo político, en lo económico, en lo social y en lo cultural. No solamente son impuestos por los profesores de historia oficial inspirados en los libros de texto gratuito, esos libros que inspiran métodos educativos cada vez más complacientes porque “simplifican en demasía y revelan horror por la teoría y sus rigores. Son libros fáciles para alumnos perezosos, libros que desestiman la inteligencia de los niños y su capacidad de trabajo” (Paz, «Los libros de texto en su contexto»: 31)
En nuestro país la fe en la historia tiene resquicios. En estos días acogemos con los brazos abiertos a los grandes logros que no leemos, sino que vemos. La televisión es la representante oficial del acaudillamiento al encargarse de generar mecanismos difusos de reconocimiento informal. La terna de caudillos se basa en arquetipos patrocinados que nos cautivan. Somos el entrenador del equipo ganador de la Liguilla. Somos la actriz de moda casada con un reputado político. Somos un cantante exitoso que agota las entradas a sus conciertos y somos la conductora de buen cuerpo que eleva el rating. Somos la millonaria cantidad recaudada en el evento benéfico televisado. Somos también la telenovela que es un ejemplo de moralidad pública. Nos apropiamos de los éxitos de estos admirados caudillos y los defendemos como si abanderaran nuestra causa aunque ellos representan justamente lo que no somos.
Cuando uno de los caudillos cae de la gracia de la mesa directiva de las empresas televisoras, ya no es santo de nuestra devoción. Son reemplazados por imágenes –nunca signos– supuestamente novedosas. Nos enajena el refrito. Octavio Paz afirmó que “el espectador es el testigo impotente de escenas que poseen una doble realidad: son hechos y son imágenes. El “texto” que nos ofrece la televisión es irrefutable: no está compuesto por signos que se refieren a esta o aquella realidad sino por imágenes que se presentan como si fuesen la realidad misma” (Paz, «El pacto verbal»: 6). Las imágenes que televisan son opiniones retratadas como una realidad. Detrás de las cámaras no estamos nosotros, sino nuestras aspiraciones: salir de pobres, meter un gol, aparecer en la pantalla durante el horario estelar y ser los predilectos del público. La televisión está escribiendo nuestra historia y nuestros grandes caudillos actuales son los próceres del medio del entretenimiento, aquellos que son los mejor pagados y los más populares a la par que son los más polémicos y los más estereotipados. Este arrobamiento es la manera contemporánea del caudillaje.
BREVEDAD
- f. Corta extensión o duración de una cosa, acción o suceso.
- “Hoy no se fía, mañana sí.”
- O.P. ¿De qué cielo caído, / oh insólito, / inmóvil solitario en la ola del tiempo? / Eres la duración, / el tiempo que madura / en un instante enorme, diáfano: / flecha en el aire, / blanco embelesado / y espacio sin memoria ya de flecha. Día hecho de tiempo y de vacío: / me deshabitas, borras / mi nombre y lo que soy, / llenándome de ti: luz, nada. / Y floto, ya sin mí, pura existencia. (“Asueto”).
- Méx. “A la brevedad posible” es una frase firmada y sellada que aparece en casi todos los oficios de la administración pública. El motivo de la continua presente es que todo lo especificado e incluso lo no explicitado debe realizarse en el menor tiempo. Las solicitudes incluyen anexos revisados infinidad de veces cuya re-revisión es urgentísima. Este tópico solamente es aplicable a hojas con membrete, las comunicaciones electrónicas aún no alcanzan este nivel de caducidad de lectura/respuesta. Debido a que un servidor público no está obligado a responder a las súplicas del pueblo y mucho menos si su respuesta no está debidamente fundada, los trámites de las intendencias suelen ser realizados a la mayor extensión posible y sin modelo de reclamación: las filas son largas, las hojas por llenar son interminables y la desatención se caracteriza por su prolijidad.
Nos caracteriza la impavidez crónica ante el tiempo. Padecemos de una extrañísima enfermedad que aqueja continuamente nuestra memoria. Todo es una repetición pero la desmemoria es crónica. Seguimos perdiendo estrepitosamente en los torneos de memorama. Cada partida pone a prueba nuestra absurda capacidad para olvidar. No podemos recordar cuál es la ficha adecuada, aunque ha salido infinidad de veces. La ficha siempre es confundida con otra que se le parece, sea el despojo, la corrupción, el autoritarismo o la impunidad. Lo único que es sistemático en nuestra memoria es la desmemoria misma.
En este juego de mesa las repeticiones nos parecen un instante único que no lo fue, no lo es, ni lo será: esa nueva acusación de malversación de fondos, esa nueva desaparición de una mujer en la frontera, ese nuevo escándalo político, esa nueva muerte de un migrante. Nuestra película es la misma y siempre termina con la captura del malo de la película. Es un final feliz hasta que se nos escapa. Secuela tras secuela para el “borrón y cuenta nueva.” Paz afirmó que “la paradoja del instante radica en que es, simultáneamente, todos los tiempos y ninguno. Está aquí y ya se ha ido. Es el punto de equilibrio entre ser y llegar a ser” (Paz, «Tiempos Cruzados. Octavio Paz en entrevista con Nathan Gardels»: 12). No nos hemos dado cuenta de que todos estamos viviendo la misma circunstancia y nuestros rostros también se rotan entre las fichas del memorama. No nos reconocemos a pesar de que las probabilidades de que mañana nos toque vernos reflejados y saliendo en la partida son altísimas.
COCHAMBRE
- amb. coloq. Suciedad, cosa puerca, grasienta y de mal olor.
- “La ropa sucia se lava en casa”.
- O.P. “La mentira posee una importancia decisiva en nuestra vida cotidiana, en la política, el amor, la amistad. Con ella no pretendemos nada más engañar a los demás, sino a nosotros mismos” (Paz, El laberinto de la soledad: 14).
- Méx. Ese polvo que impera en los rincones de nuestras casas y en las esquinas de nuestras calles. Polvo que nos recubre, suciedad que preservamos. Lo que nos dicen que no digamos. Lo incómodo en nuestra familia: el padre abusivo, la madre sumisa, el hermano alcohólico, la hermana embarazada sin estar casada. La maquinaría política empieza en nuestra casa. Ponemos el oído contra la pared y nos enteramos de lo que sucede en la habitación contigua. Nos prohíben decir la verdad. Guardamos los secretos de la familia, de los vecinos, de la cuadra, del pueblo y de los gobernantes. Nos callamos a todo el país con sus vivos y con sus muertos. Salimos de nuestras casas y tampoco levantamos la cloaca para no ensuciarnos las manos. La verdad es de nadie porque aquí no pasa nada. Hemos dicho que aquí no pasa nada: “encuentros, despedidas, fantasmas del ojo, encarnaciones del tacto, presencias no llamadas, semillas de tiempo: destiempos”. Llevamos la mentira con nosotros. La encontramos en los cuerpos de los demás, en sus definiciones y en las nuestras. La encontramos nuestras incesantes y cansinas vueltas para llamar a lo que es por su nombre: esas cosas puercas.
Karen Villeda (Tlaxcala, 1985) es poeta, ensayista y narradora infantil. Su último libro es Constantinopla. Dialoga con poesía y multimedia en www.poetronica.net
Posted: March 31, 2015 at 6:48 am