Dos poemas
Luigi Amara
Tabla de pesos y medidas
Se puede pesar el humo sustrayendo
al peso del tabaco
las cenizas.
Se pueden pesar también los sueños:
la báscula de medianoche
menos
la báscula de la mañana.
Se puede pesar incluso el alma,
restando al moribundo
el peso insobornable del cadáver.
Podrían pesarse así, la suciedad, las barbas,
los gramos de una idea
que rueda por largo rato en la cabeza.
Llevar entonces la tabla escrupulosa
de esta vida que mengua,
el antes y después de un susto,
de aquella carcajada.
El toque final
Yo antes los quemaba,
¿para qué ocultarlo?
Era una edad más teatral,
redundante de fuego;
cómo se retorcían entonces
en las llamas,
y esa espiral hipnótica subiendo,
parecida a un suspiro.
Pero el papel se inventó fatalmente
para la hora de arrugarse.
Ese momento en que la hoja se desprende
del cuaderno,
rasgada con furia vertical,
y entonces su dolor se hace audible
y hace sonreír al oído.
Martirizar sin prisa alguna carta,
aquel borrador
de futuros bochornos,
la factura indefensa
que no pensamos pagar.
(El efecto es mediocre si te ensañas con un papel en blanco.)
No tiene caso insistir
en la belleza
de su parábola en el aire.
Todo está allí,
en la bola ultrajada,
más silenciosa que nunca,
tirada en un rincón.
Posted: April 10, 2012 at 6:36 pm