Memoria y tecnología
Jorge Iglesias
Autor: Alejandro Zambra,
Título: Mis documentos,
Editorial: Anagrama,
Ciudad: Barcelona, 2014
“La clase media es un problema si se quiere escribir literatura latinoamericana”, piensa uno de los personajes del último libro de Alejandro Zambra. A juzgar por Bonsái (2006), La vida privada de los árboles (2007) y Formas de volver a casa (2011), se trata de un problema que este autor afronta con coraje y gracia. Después de aquella tan memorable trilogía sobre los santiaguinos de clase media, Zambra presenta su primera colección de relatos breves. Como la carpeta de Windows de la que el volumen toma el nombre, Mis documentos contiene una variedad de elementos, pero todos ellos apuntan al autor que los recopiló: la voz particular de Zambra —esa voz que ha captado la atención de tantos lectores a nivel mundial— se deja oír en esta colección con la claridad, la precisión y el humor que constituyen su firma personal.
Mis documentos se compone de once relatos breves, la mayoría de ellos narrados en primera persona, algunos de una naturaleza tan personal como la de Formas de volver a casa. Es este último el libro de Zambra al que más se asemeja esta nueva colección, que a menudo nos adentra en el terreno de lo que comúnmente se llama autoficción. Detrás de cada voz narrativa se manifiesta un deseo de establecer un contexto histórico: los narradores mencionan años específicos, relacionan los hechos relatados con eventos históricos como el atentado a Pinochet, el lanzamiento de un disco de los Talking Heads, el mundial de fútbol Francia 98 y el incidente del Cóndor Rojas en el estadio Maracaná. Encontramos en Mis documentos, como en Formas de volver a casa, ese deseo de plasmar la conciencia y la memoria histórica de una generación, la de aquellos chilenos que, como Zambra, vivieron la dictadura y la transición a una democracia que se les hacía irreal. “Hacer memoria” es el título de uno de los cuentos más memorables de la colección, en el que Zambra retoma la vena de metaficción que diera tan buenos resultados en la inolvidable Bonsái. El carácter local e inclusive intimista de los textos, sin embargo, no resta a los cuentos la universalidad que convierte a Zambra en un escritor apreciado por lectores de diversos ámbitos. Varios críticos han resaltado el parentesco estilístico y temático que une a Zambra con el tan venerado e imitado Raymond Carver. En efecto, “Vida de familia” —uno de los relatos más memorables de Mis documentos y según el mismo autor uno de sus textos predilectos, en el que un hombre habita y cuida la casa de unos parientes— entabla diálogo con “Neighbors”, de la colección Will You Please Be Quiet, Please? (1976). La generación de Mis documentos es, además, la generación de la globalización, con la que tantos lectores pueden sentirse identificados: se trata de personajes para quienes la tecnología y en especial las computadoras juegan un papel crucial, hombres y mujeres que navegan Internet y se comunican por e-mail, que chatean a través del Messenger, que usan Facebook y buscan acceso a redes wifi.
En una entrevista reciente, Zambra expresa la idea de que todo libro puede ser un borrador o una entrega parcial —podemos oír la aprobación de Borges— y al mismo tiempo una tentativa de borrar los textos anteriores. Afortunadamente, Mis documentos no borra los relatos anteriores de Zambra, sino que se acopla a ellos y nos muestra la faceta de cuentista de un autor ya consagrado como narrador de novelas breves. La comparación con Carver es apropiada. El lenguaje debe ser claro y específico, dice el cuentista estadounidense en su ensayo “On Writing”, y debe emplearse para dar vida a los detalles que iluminarán el relato para el lector. Zambra sigue este consejo al pie de la letra, pero también va un poco más allá al transmitir una simpatía chekhoviana por sus personajes, simpatía que está presente sólo en lo mejor de Carver (pienso en cuentos como “So Much Water So Close to Home” y “A Small, Good Thing”). Los mejores ejemplos de esta simpatía que no cae en el sentimentalismo tal vez sean los relatos “Larga distancia”, sobre los percances laborales y emocionales de un telefonista/profesor, y “El hombre más chileno del mundo”, en el que el protagonista viaja a Bélgica impulsado por la posibilidad de un final feliz con su amada. Cabe mencionar, finalmente, que el humor, la ironía y la simpatía de Zambra para con sus personajes no impiden al autor explorar algunos rincones oscuros de la experiencia humana. En “Recuerdos de un computador personal” presenciamos la desintegración de una relación mediatizada por la tecnología; “Hacer memoria”, por su parte, representa sin lugar a dudas el texto más oscuro que Zambra ha publicado hasta ahora.
“Mi padre era un computador, mi madre una máquina de escribir,” dice el narrador del relato que lleva el título de la colección; “yo era un cuaderno vacío y ahora soy un libro”. Escribir es entregarse. Al igual que los libros anteriores de Zambra, Mis documentos constituye un profundo acto de indagación personal. Puedo decir que se trata de un libro memorable, un libro generoso, un libro sincero; prefiero describirlo, en resumen, como un libro digno de Alejandro Zambra.
Posted: December 1, 2014 at 3:18 am