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SIN ARMONÍAS

SIN ARMONÍAS

Odette Alonso

• Tedi López Mills: No contiene armonías (México, Almadía, 2024).

No contiene armonías es un poemario etiquetado con sellos de advertencia, como ciertos productos del mercado. En él, dos líneas fundamentales, colindantes y entrecruzadas, conducen al lector. “Rutas rectas entre vínculos discordantes”, las llama la autora. Una, indaga en los entresijos del acto creativo poético; la otra, es una recreación farsesca de las circunstancias paraliterarias que lo rodean.

“Busca significados el poeta”, dice Tedi: “Nada no es metáfora de vacío”, “Instante no es metáfora de tiempo”, “Una cosa no es metáfora de la otra”, “Cráneo y cabeza no son lo mismo”, “Conciencia y alma no son lo mismo”. Así, trata de rastrear, desde la supuesta oscuridad de la poesía, los senderos para que ocurra el vínculo natural con su destinatario o cómo la ruptura de ese vínculo pudiera convertirse, acaso, en una premisa, una búsqueda de armonía desde la discordancia. “Hago glosarios; no rapsodias”, insiste la autora, porque “lo que importa no es la trama sino la palabra”.

“La poesía que se explica todavía no empieza”, dice uno de sus versos y, sin embargo, buscarle explicaciones a este poemario es un modo de acercarnos al mundo creativo de la autora, a las razones que la hicieron seguir ciertos derroteros, imponerse algunos objetivos. “Los poemas son animales/ en cierta forma […] Tienen su propia vida y subsisten/ por su cuenta”, dice Tedi, y eso alude, sin duda, al completamiento del hecho escritural, ése que culmina cuando el lector configura su propia interpretación. Y en la mía, este libro habla esencialmente de censura y autocensura, de represión y coacción, de resistencia y estrategias de sobrevivencia.

“Tomo nota para el pasado que va a suceder en el futuro”, dice Tedi, enigmática y visionaria. El poemario está sostenido con un tono de cruel ironía que divierte y que duele al mismo tiempo. Paródico, alegórico, sarcástico, este libro se refiere a la función social de una poesía que “se dirime ahora en otros frentes”. Y así, los poetas hablan, en estos versos, de políticas de subsidio, de “gestos amables” de funcionarios que revelan documentos confidenciales, de poetas que denuncian a otros poetas y exigen reprimendas, castigos, medidas cautelares, protocolos y disculpas. Son esos tribunales improvisados en los que se han convertido las redes sociales, reales y virtuales, donde ocurren linchamientos cotidianos y colectivos.

“Ya cuelga un cuerpo de un alambre en la rama de un árbol”, dice Tedi y conjuga el verbo linchar: “Nosotros linchamos” porque “estamos en el umbral de una nueva época”. “Un carnicero se encarga de destazar las reses para el banquete”, apunta, y habla de la cosificación de las relaciones y los comportamientos de manada, tan frecuentes en los tiempos actuales y en esas redes que, a ratos, se convierten en ratoneras, en trampas de las que hay que vivir cuidándose, lo cual, a la postre, afecta y condiciona la libertad del acto creativo, cualquiera que éste sea.

“Soy un rebaño obediente/ corro al grito de ¡fuego!”, y esa carrera está propulsada hacia ambos lados: corre a disparar el que ataca, corre para salvarse el que tiene que huir. “Habrá que refugiarse” porque “nada brilla”, concluye la voz poética, tratando de disimular su esencia para seguir, disciplinadamente, los rumbos que se le instruyen en el último poema. Que habrá que esconder los documentos, leo, y entonces recuerdo al escritor cubano Reinaldo Arenas, que escondía de sus perseguidores los manuscritos de sus novelas entre las tejas del techo de la casa, envueltos en bolsas de nylon.

En la sección final de No contiene armonías, “Una discípula contrita y obediente”/ […] “una persona dispuesta a recapacitar” (acaso aquélla que esconde los documentos) recibe un manual de instrucciones para enfrentar las nuevas coyunturas de la PATRIA, con mayúsculas sostenidas, donde “SOLDADO Y CIUDADANO: DESDE YA SON LO MISMO”, también con mayúsculas sostenidas. Pareciera la representación fársica de una asamblea, pero “lo real es más tangible que lo imaginario”, ya lo había advertido la autora en el poema inicial. Entonces, recuerdo al poeta cubano Heberto Padilla, su libro Fuera del juego y las consecuencias que le trajo en los primeros años de la revolución. “Si se pasan, ya saben lo que sucede”, advierte la autora a través de esa otra voz que les advierte a los allí convocados. “Nos piden que levantemos la mano”, relata, y habrán de levantarla porque sólo esa “prudencia” los mantendrá a salvo.

No contiene armonías es una alegoría del enfrentamiento con los poderes totalitarios, en la vida, en la poesía, en la política. “Quita la llama y quedan únicamente la ceniza y el rescoldo”, conmina Tedi, porque ya lo sabemos: todo es política y el poema con armonías es un peligro potencial.

 

Odette Alonso es autora de una veintena de poemarios, una novela y dos libros de relatos. Obtuvo el Premio Clemencia Isaura de Poesía en 2019, el Nacional de Poesía LGBTTTI Zacatecas 2017 y el Premio Internacional de Poesía “Nicolás Guillén” en 1999. Compiladora de la Antología de la poesía cubana del exilio (2011) y coeditora de Versas y diversas. Muestra de poesía lésbica mexicana contemporánea (2020). Su libro más reciente es Lo que transcurre (Ediciones Furtivas, 2023).


Posted: September 30, 2024 at 10:22 pm

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