Fernanda Trías, round de sombra
Alberto Medrano
A veinte años de La azotea y su diálogo con No soñarás flores
Hacia finales de 2019 publiqué el artículo “El fuego nunca dura demasiado”, en el diario Excélsior, sobre la novela La azotea (2001), de la escritora uruguaya Fernanda Trías (Uruguay, 1976). Este 2021 se cumplen 20 años de la primera publicación de esta obra, que recientemente fue editada por el sello mexicano Dharma Books para su distribución en este país.
En aquel texto argumenté que La azotea es “un ir hacia el comienzo, un ir hacia atrás, hacia adentro, para dar un salto al abismo”. La relación entre Clara, la protagonista, Flor, su hija, y el padre de la primera, representa una caza nocturna. Ensimismados, inmersos en un mundo de utilería, la violencia concedida entre Clara y su padre es el detonador de furias contenidas. Flor y el canario son el símbolo de un futuro incierto, son un fuego persistente.
Para escribir este artículo releí la novela y volví a su libro de cuentos No soñarás flores. Si bien cada género tiene una sus límites y posibilidades, es fácil hallar en ambas obras un diálogo secreto, la complicidad de una autora que parece meter personajes en los dos mundos, mujeres sobre todo, que saltan de la novela al cuento.
Valdría hacer un ejercicio de comparación de estas obras, narrativas que están tras la huella de un fantasma.
Así comienza La azotea. “Si llegaran en este momento me encontrarían sobre la cama boca arriba, en la misma posición en la que me dejé caer cerca de medianoche”.
Así abre el universo de No soñarás flores. “Esta mañana a primera hora compré dos tubos de cinta adhesiva, una tijera y una birome que se desliza rápido por el papel satinado del cuaderno”.
Ambos inicios tiene dos coincidencias: la voz femenina, a plena mañana, a punto de contar la anécdota, generando expectativa. Por otro lado, las dos están por resolver un asunto con el padre, lo que se descubre páginas después. Además, todo está narrado en primera persona.
Si bien en el libro de cuentos salta de la primera a la tercera voz narrativa, no sólo son aquellas las coincidencias que hay entre dos obras. La mano que traza las atmósferas de los dos mundos tiene la necesidad de poetizar, y con esto me refiero a su prolijo ojo capaz de ver los detalles más mínimos, como el proceso de putrefacción de los alimentos (como ocurre en “Anatomía de un cuento”)
En su conjunto, cada relato de No soñarás flores es un engrane para hacer funcionar la maquinaria cuentística. Confieso que tengo predilección por algunos, lo cuales considero entrañables, “Último verano”, “Caza nocturna”, “Anatomía de un cuento” y aquel que da título conjunto, “No soñarás flores”. Es fácil advertir la esgrima que Trías ejercita en cada texto, pues en todos hay coincidencias, vasos comunicantes: el conflicto con el padre, las relaciones sentimentales quebradas, los cielos plomizos, los personajes femeninos a campo traviesa, la frase poética bien colocada.
Trías pone en ejercicio la vieja teoría del Iceberg: el río subterráneo es más importante que lo que se ve a simple vista. Aquí es donde entra el lector (ese ente invisible), pues tendrá que ser agente activo en las historias.
Advierto, a riesgo de equivocarme, una diferencia sustancial entre sendos libros: mientras en La azotea, Clara intenta mantener intacta su vida, está en búsqueda de moverse para no cambiar, las mujeres que atraviesan No soñarás flores se sienten atrapadas y quiebran la rutina, están en proceso de alterar la cotidianidad y transformar su entorno, y aunque no siempre lo logran, tiene la firme intención de hacerlo. Si Clara espera, el yo colectivo femenino del libro de cuentos es un movimiento perpetuo.
La obra literaria de Fernanda Trías fue un descubrimiento literario que hice a tiempo. Su obra la he releído y sigo descubriendo nuevas y sorpresivas frases, conflictos, ritmo poéticos, discursos muy solventes, tanto estilística como ideológicamente.
A finales de 2020, apareció la nueva novela de la escritora, Mugre rosa, la cual, por las entrevistas que he leído, está a tono con los tiempos pandémicos y aislados que vivimos. En México estamos a la espera de que llegue a librerías virtuales y no virtuales. A este lanzamiento se unen los de otr@s autor@s, como Al final del miedo, de Cecilia Eudave, Sacrificios humanos, de María Fernanda Ampuero, Geografía de la oscuridad, de Katya Adaui, Los llanos, de Federico Falco, Esbirros, de Antonio Ortuño, entre muchos otros.
Mario Alberto Medrano. Narrador, poeta y periodista. Es coordinador del área de Corrección de estilo del diario Excélsior, así como colaborador en los medios digitales Este País y SinEmbargo, Periódico de poesía de la UNAM, Revista Open, entre otros. Es autor de libro de poesía Nebde (Ediciones del Lirio, 2019).
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Posted: March 11, 2021 at 9:08 pm