Poetry
Dos poemas

Dos poemas

Eugenio Montejo

El duende

a Chari y Francisco José Cruz

En esta misma calle, pero antes,
a bordo de mis veinte,
de noche en noche, con tabaco y lámpara,
escribía poemas.

Alrededor la multitud dormida
soñaba con dinero
y alguna que otra estatua recosía
el azul de su sombra.

Nunca supe qué duende a mis espaldas
—volátil e insistente—,
fijos los ojos me seguía
frase por frase y letra a letra.

No, no era aquel azul casi corpóreo
arrancado del mármol,
ni mi ángel de la guarda anochecido
y en ardua vela,

ni tampoco un espectro hamletiano,
veraz hasta el misterio,
ni ninguna presencia subitánea
de aquella época.

Nada de nada ni de nadie,
sino yo mismo, yo mismísimo.
Pero no aquél de entonces: —este
que cifra ya sesenta,
—éste era el duende…

El que aquí vuelve buscándome de joven,
en esta misma calle, a medianoche,
y me llama
y no es sueño.

 

Pájaros sin pájaros

No, por supuesto, pájaros novicios
de canto incierto, desigual o falso.
—Otros sonidos y otras alas.
Hablo de todo Schubert entre vuelos errantes,
del rapto oído en un gorjeo
que suba a más
octava por octava.
Hablo de pájaros sin yo, sin ningún pico,
celestes y sin patas,
pájaros que sean tan sólo música
en el ascenso más alto de los aires.
No, por supuesto, pájaros tenores,
gordos, falsarios, de pesadas plumas,
sino flechas que se desprendan de alguna
partitura
y al cielo suban, o más allá, sin pausa,
arrebatando el corazón de quien escuche
y agradecido calle…
—Deben creerme. Hablo de sones puros,
de pájaros sin pájaros.


Posted: April 7, 2012 at 8:47 pm

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