Blanco oro negro: mundos en vías de reconciliación
Demián Aragón
Viajar a través de las imágenes que el poeta nos brinda, es adentrarnos en espacios que la mente va construyendo al existir una conexión con el sujeto poético, vehículo de los elementos que configuran nuevos entornos.
Eduardo Estala Rojas (Cuernavaca, Morelos, México, 1980), explora en su primer poemario Blanco oro negro espacialidades que habitan en el subconsciente, si bien existe el referente extra textual, la transformación que trae consigo la palabra y la intencionalidad convierten los sitios geográficos en escenarios únicos que pueden transitarse a partir de las emociones.
La constitución del poemario ofrece diferentes puntos de vista interpretativos, desde el meramente formal hasta aquel que permite indagar en los significados personales y su conexión con diversas realidades.
Las tonalidades de cada verso transitan entre luz y sombra, una forma de diseccionar y establecer límites entre los habitantes del mundo, vislumbrados a partir del yo interno y los que bajo máscaras actúan a partir de un cerco de oscuridad.
Dicotomía que explora el mundo y conoce sus habitantes, plano universalista que traslada todo a partir de una cartografía bien trazada, cada sitio revalorado por una magia implícita.
La palabra conduce a espacios en los que el 33, tiempo medido por el sujeto poético, se aúna a los 21 siglos que configuran la existencia del orbe tal como se le conoce.
Claridad, percepción, diálogo
La figura mitológica de Isis ofrece su referente mágico a la travesía del poema, transitando por espacios oníricos junto con la voz interna.
La carta astral presenta varios puntos geográficos, portando un significado personal, México (sitio de pertenencia), Estados Unidos y Reino Unido (sitios de desarrollo) y Egipto (origen de la maga-guía del viajero).
El sujeto poético se concibe a sí mismo milenario, si bien Reino Unido es un sitio habitado por él, es a través del recorrido de Isis como puede atestiguar el paso del tiempo, Albión ofrece la contextualización mágica de quienes habitaron la zona norte de Europa en tiempos de celtas y druidas, asociados a la magia que los versos encierran.
Oro blanco permite la unión y las buenas intenciones, desea que esta claridad inunde a los seres y sus acciones, compartir a través de la palabra el conocimiento milenario y mágico, con la escritura esto pervive en el transcurrir de los siglos.
Oro blanco busca una permanencia en el mundo clarificador de las ideas, se aleja de la oscuridad y de las tinieblas, la poesía es un escudo protector contra esa otra perspectiva, la opuesta a la claridad y la libertad.
El sujeto poético posee en su interior el universo de lo perceptible, transitar entre el mundo onírico y el terrenal.
La magia del conocimiento milenario contenido en la visión de culturas separadas por el espacio pero no por la concepción del entorno, conducen a respuestas que engloban cada punto geográfico.
Oro blanco conjunta las esferas cabalísticas, cada uno de los sentidos que guardan los versos configura el estado interno, la visión de una realidad cimentada en andanzas por diferentes atmósferas y vivencias.
Las esferas contienen elementos propios del devenir del hombre. Iluminación es el despertar, recorrer a través del tiempo las vivencias del mundo, dialogar con el otro. Sabiduría y Entendimiento conservan el placer de la metáfora, el árbol como símbolo, las dos dimensiones del conocimiento del hombre, la lectura y la escritura, la razón y la emoción.
Misericordia conserva el poder de la eternidad, del renacer, esto a su vez puede conectarse con la siguiente esfera llamada Fuerza, que alude directamente al poder del oro blanco, su fusión con el fuego dará un sentido de plenitud y de conjunción.
Belleza es aquello que prevalece, oro blanco es quien se deslumbra de esa belleza, no ostenta ese poder, no es su misión, ya que concerta los diferentes caminos del bien humano.
Victoria y Esplendor reivindican la esencia de los versos, la labor del hombre contenido en el oro blanco y la esencia del mago, quien forma parte del árbol vital configurado de esferas, las dicotomías que el sujeto poético tiene implícitas se conservan nuevamente en estos pasajes, la luna y el sol juegan un papel transformador, convirtiendo al mago en ese árbol, origen mismo del orden y el tiempo.
Fundamento se convierte en el recorrido cósmico de oro blanco, para desembocar en El Reino, un espacio terreno que recibe aquello que desciende de oro blanco y las nueve esferas precedentes.
Parte del poemario nos aproxima a contextos autobiográficos recorridos por el poeta, a sensaciones que traen consigo la exploración de lo onírico y el viaje introspectivo mostrado en los primeros versos.
La espacialidad es panorámica, se pude viajar por Nottingham y sus paisajes naturales, pasar por Quauhnáhuac y Chicago, sitio donde emana la necesidad expresiva de la poesía, otros sitios son Guanajuato y Tepoztlán en México así como diferentes puntos del Reino Unido, rodeados del aura luminosa que oro blanco ha dejado caer sobre quienes habitan estos mundos.
El hombre ha transitado desde el mito antiguo hasta la era global, todo converge, el sujeto poético nos introduce en vivencias que ya forman parte de su yo interno, se adscribe a la experiencia de conversar con la lectura en papel y en soportes digitales o bien, con el árbol ancestral de Sherwood Forest, testigo de 1500 años de sueños.
“Con-versar” dialogar y expresarse mediante la poesía.
Oscuridad, máscara, incomprensión
Otro mundo es mostrado, el de las tinieblas del alma humana, lo que separa a los hombres y los dispersa, que ha transitado igualmente a través de los tiempos y los espacios.
Oro negro, ausencia de diálogo, falta de entendimiento y destrucción, su presencia está en Oriente y Occidente.
Oro negro, contrario a la esencia del árbol luminoso, el árbol poseído por la nada, vencido y acabado, igual que la esencia de los hombres dominados por la oscuridad.
Oro negro, actos rodeados de sombras, la parte que el ser humano muchas veces posee y que oro blanco busca contrarrestar.
Eduardo Estala Rojas, escritor contemporáneo que pone de manifiesto en su obra literaria una serie de elementos matizados, explora aspectos que conllevan el conocimiento de diferentes geografías, que por sí mismas tienen implícito ya un sello característico, el lenguaje introspectivo da cuenta de vivencias personales que trascienden fronteras, conduciendo a un imaginario universalista.
Blanco oro negro ofrece un paseo místico por diferentes dicotomías, algunos aspectos resaltan a lo largo del poemario más allá de la presencia de lo luminoso y lo oscuro, árboles, el número 33, la magia y la presencia de una cartografía recorrida por el sujeto poético unida bajo la fuerza de una palabra, oro.
La propuesta del poeta ofrece diferentes perspectivas, en primera instancia un paseo onírico y mitológico donde los espacios están marcados por el viaje interno que descubre la esencia de la iluminación, aspecto que culmina con las diez esferas cabalísticas.
Los referentes geográficos de índole extra textual se convierten en destinos que guardan por sí mismos una autonomía, principalmente de pertenencia, su elección obedece al hecho de conectar diversas realidades que han dado cuenta del transcurso del hombre “es tiempo de conciliar: Blanco Oro Negro”, el devenir de los siglos tendrá la última palabra.
Posted: July 31, 2014 at 11:44 pm