Conversación con Dolores Dorantes
Marloes Mekenkamp y Sofía Forchieri
En abril del 2021 entrevistamos a Dolores dentro del marco del coloquio “Poesía y activismo en el mundo hispánico”, organizado por la Universidad Radboud en Nimega (Países Bajos). Nuestra conversación giró en torno a Estilo. Publicada en 2011 (Kenning Editions) y con una nueva edición en camino (Adiós Editorial, 2022)…
Estilo, Poesía y Activismo
Dolores Dorantes es poeta, periodista, escritora y terapeuta mexicana. Nació en Veracruz, creció en Ciudad Juárez y actualmente vive exiliada en Los Ángeles y El Paso tras recibir amenazas por su labor social y periodística en México. Su obra se ha traducido a más de siete idiomas e incluye los libros SexoPUROsexoVELOZ (2004), Septiembre (2007), Estilo (2011), Querida Fábrica (2012) y Copia (2018). Dolores ha recibido reconocimientos como la beca Jacques-Rousseau, de la Akademie Schloss Solitude y la Civittela Ranieri Fellowship y ha colaborado con Zoe Leonard, Rodrigo Flores Sánchez, Anthony McCann y Ben Ehrenreich. En su trabajo periodístico, Dolores ha reportado y reflexionado sobre las consecuencias de la militarización de Ciudad Juárez en el marco de la guerra contra el narcotráfico. Además, ha coordinado una gran variedad de proyectos comunitarios como talleres de escritura, la librería móvil “Librería feminista” y la organización educativa “Cielo Portátil”. Actualmente es editora de la publicación Hoja Frugal, lanzada el #8M, en colaboración con las escritoras Mercedes Gómez de la Cruz, Tatiana Lipkes, Carla Faesler, Odette Alonso, Laura Solórzano y Zazil Collins.
En abril del 2021 entrevistamos a Dolores dentro del marco del coloquio “Poesía y activismo en el mundo hispánico”, organizado por la Universidad Radboud en Nimega (Países Bajos). Nuestra conversación giró en torno a Estilo. Publicada en 2011 (Kenning Editions) y con una nueva edición en camino (Adiós Editorial, 2022), esta obra es una furiosa enunciación colectiva en contra de la violencia de género en su dimensión global y sistémica. Nutrida de la labor periodística y comunitaria de Dolores durante sus veinticinco años en Ciudad Juárez, Estilo esclarece y documenta las raíces de una forma de violencia que permea nuestro presente.
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En Estilo estamos, como lectoras, frente a una voz femenina colectiva, un “nosotras” que se dirige a un “tú”. ¿Qué o quién es ese tú? ¿Cómo lo imaginaste? ¿Y por qué decidiste hablarle o más bien interpelarlo en los poemas de Estilo?
Decidimos, decidimos hablarle. No decidí hablarle. Decidimos hablarle desde la experiencia, por supuesto. Una experiencia colectiva que me ha tocado documentar durante veinticinco años como periodista en Ciudad Juárez que, de entrada es –en apariencia– particular de una zona geográfica: la desaparición y asesinato de mujeres, o la persecución de mujeres, o la exclusión de las mujeres de ciertos ámbitos relacionados con el poder o con las estructuras de poder y la interpretación de la mujer como una manera sexualizada de adherirse al poder. Porque nos adherimos al poder pero siempre siendo sexualizadas por ese mismo aparato de poder, por ese sistema jerárquico, exclusivo, competitivo, etcétera. Esa experiencia particular sucede en todas partes aunque, aparentemente, sucede solo en la frontera de México en un caso extremo porque se permite usar a la mujer como una mercancía pero en realidad tiene que ver con esa forma global de percibir a la mujer.
Ese “tú” al que se dirige este grupo o colectivo de mujeres es precisamente esa estructura de poder, ese sistema jerárquico, exclusivo, competitivo que en algunas teorías le llaman el sistema monogámico de poder o patriarcado. Creo que dejo muy claro que esas nenas que piden la presidencia en Estilo están hablando del Estado, del país donde ellas viven, que puede ser cualquier país. Básicamente es ese el “tú” al que se dirigen.
Ahora, el proceso de creación: para ubicarme y poder ponerle las características que se merece ese “tú”, me imaginé que me dirigía a otro escritor hombre, poderoso, académico y pedófilo. Entonces teniendo ese personaje que no está escrito pero fue imaginado, escribí una novela antes de escribir Estilo, para poder escribir Estilo, para poder alejarme del “yo”, precisamente, y crear esta forma colectiva. Es un libro pequeñito, breve pero que me costó muchísimo trabajo lograr para poder separarme de mi propia poética, de mi estilo y de mi experiencia para presentar un colectivo que se sintiera verdaderamente como un colectivo, no como yo pretendiendo ser muchas o dándole voz a alguien, que me parece que es la misma manera de manejarse que tiene el sistema monogámico o patriarcado. “Dar voz” es una manera de arrebatar el poder a quien tiene la voz. Y eso no era lo que me interesaba.
Tu respuesta nos hace pensar en una parte del poemario donde introduces una definición de “estilo” como una búsqueda personal de un modo de expresión propio, una búsqueda que es difícil y en cierto modo incierta. ¿Nos puedes contar un poco más sobre este proceso de tomar distancia de una poética previa para encontrar otra a través de la escritura? ¿Cómo se dio esta búsqueda mientras escribías Estilo y cómo la vives hasta el día de hoy?
Para mí la poética tiene que ver con cómo se va estructurando mi pensamiento. Es en el momento que hace “click” la escritura y se crea un estilo propio de alguna manera. Si logras entender la estructura de tu pensamiento, cómo funciona, y logras reproducir esa estructura en el libro es más probable – desde mi experiencia, no estoy diciendo que así tenga que ser– que pueda comunicar lo que quiero comunicar. Me interesa crear experiencias, no narrar acontecimientos. Me interesa provocar una experiencia en el lector.
Hay un libro que se llama Querida fábrica que escribí antes de Estilo, en 2009, pero se publicó en 2012, un año después de Estilo. Cuando estaba escribiendo Querida fábrica, estaba viviendo en Ciudad Juárez y era el momento en que habían 35 asesinatos diarios en la ciudad, en la calle literalmente. Mi poética se fue ligando a mi experiencia y a mi manera de procesar lo que estaba viviendo en medio de la guerra. Se fue acercando a una poética de la muerte, pero no solo de esta manera de herirte que tiene la muerte inesperada, sino de la manera en que comienzas a amar la muerte porque tus seres queridos están muertos. Y la persona que está ahí asesinada es la persona que amas, por ejemplo. Entonces, ¿cómo te separas de ese amor, independientemente de que esté vivo o sea su cadáver destrozado? Estaba cansada de la muerte, de ese amor a la muerte. Estaba harta, literalmente. Y dije: “si sigo por aquí, voy a terminar muerta, casándome con la muerte”. Cada día era más cercana a mí esta exploración de la belleza de lo muerto. Y estaba cansada de eso, no quería eso para mí. Entonces tuve que transformar mi experiencia, cambiar mi estructura de pensamiento porque es una estructura que construía para sobrevivir. ¿Cómo sobrevives con treintaicinco muertos diarios afuera de tu casa? La respuesta era “tengo que amar esto que vivo para poder sobrevivir”. Para cambiar esa estructura necesitaba no tanto dejar mi poética, sino dejar mi experiencia, hacer a un lado mi experiencia y adentrarme en otra: en una experiencia nueva. Así fue que opté por la experiencia colectiva. El proceso es difícil, uno no dice “hoy soy yo y mañana me disocio y soy otra persona”, aunque en las guerras suele suceder, para sobrevivir. Tuve que hacerlo como una manera de seguir amando la vida, básicamente, y no estar enamorada de la adrenalina que causa la guerra, de la muerte, el dolor y el sufrimiento.
Tenemos una pregunta que surge de tu poesía pero también de las notas de Jen Hofer sobre la traducción de Estilo. Al final de la edición bilingüe, Hofer reflexiona sobre las dificultades de traducirte y de traducir Estilo. Describe específicamente las dificultades de traducir al inglés palabras como “nosotras”, en femenino, o “minas”, que tiene varios significados distintos en español. Por un lado, me gustaría preguntarte: ¿Qué piensas tú de estas traducciones? ¿Qué pasa en el momento en que se traduce este texto tan cuidado a otra lengua? Por otra parte, me gustaría pensar en los viajes y también la traducción de tu obra a otros contextos, porque la tuya es una estética y consciencia política que nace en un contexto muy local, aunque se conecte con un sistema patriarcal global. ¿Qué pasa, por ejemplo, cuando una lectora en Ámsterdam, desde donde estamos hablando, se encuentra con Estilo?
Creo que Estilo manifiesta una realidad que se vive actualmente en todo el mundo: la realidad de la exclusión de las minorías, las razas, del “sexo débil”, ¿verdad? Porque no es lo mismo la mujer blanca o europea, que la mujer indígena, palestina, marroquí, etcétera. Eso le ha permitido a Estilo viajar a muchos lugares y no solo traducirse sino como desfasarse. Este libro se ha traducido al esloveno, al francés, al bengalí, al holandés, a muchos idiomas. Es precisamente por esta realidad global. ¿Sabes qué sucede? Nos gusta pensar que este horror o este terror que vivimos como mujeres y como minorías desplazadas en todo el mundo sucede en otra parte. Es más cómodo pensar que “esto es lo que esa autora vivió” a pensar que esto sucede aquí al lado de mi casa: que pensar que en el mismo Rotterdam o Ámsterdam las mujeres son golpeadas o perseguidas simplemente porque son de raza diferente, porque están migrando de África, Siria o Palestina hacia las zonas europeas. Entonces es más cómodo pensar que esto sucede allá, en ese lugar que es un infierno que está muy lejos de mí, que pensar que esto está a un lado mío y tengo que hacer algo, tendría que hacer algo. En ese sentido esta globalidad le ha permitido viajar al libro: esta realidad que es global.
En cuanto a la traducción, siempre trabajo muy cerca de mis traductores y tomamos las decisiones juntos: las decisiones por ejemplo de palabras como “maestro”, que en inglés no la podíamos asociar con todos los sentidos que tiene el español. Y tomamos las decisiones juntas, trabajamos juntas. No me estoy quejando, al contrario, tengo la suerte de poder trabajar con muchas personas muy sensibles, muy inteligentes y tomar decisiones juntas. Entonces cada vez que se hace una traducción, yo escribo el libro (con todo lo que eso conlleva), pero después trabajo en la traducción también. En este sentido creo que son varios trabajos los que los autores hacemos actualmente: al trabajar con la traducción, al tomar decisiones, al dialogar con los traductores. He tenido un diálogo muy lindo y he creado amistades muy lindas precisamente con los traductores por todas las preguntas que van surgiendo a través de la traducción y las decisiones que vamos tomando. La obra sí se desfasa un poco en las traducciones y creo que eso también es la maravilla de la traducción. Los traductores son poetas también, en mi caso al menos los traductores que trabajan conmigo son poetas. Entonces creo que también le permite al texto avanzar en la lectura de los otros en otro idioma, porque ellos muestran su esencia.
Estilo, por ejemplo, está traducido también por Robin Myers al inglés, vamos a sacar este año una nueva edición en un sello editorial propio, Adiós Editorial. Trabajar con Robin Myers ha sido una experiencia también impresionante. Si leen la traducción de Jen [Hofer] al inglés, hay mucho fuego, hay mucha sensación de “las niñas van por la venganza, quieren su revancha, quieren justicia”. En el español estamos hablando de flores, de un territorio súper orgánico, natural, terrenal que tiene que ver con la esencia de la tierra, con todos los elementos, pero el fuego está muy tranquilo en el original en español. Y creo que Robin por su esencia como poeta logró darle ese elemento al texto que publicamos este año. La traducción de Jen Hofer me encanta precisamente por este fuego que yo reconozco como característica particular de lo que es Jen Hofer. Y eso también le da un impulso muy grande al texto.
Pensando en lo que nos estabas diciendo de esta experiencia colectiva que es tu poesía, me preguntaba cómo se conecta tu poesía –no solamente Estilo, sino también tus otras obras– con tu trabajo en los talleres de escritura o como periodista.
Mi visión siempre ha sido periodística. Yo empecé a trabajar en los medios de comunicación en Juárez muy joven. Tenía diecisiete años y ya estaba trabajando en los medios, cubriendo noticias, conociendo lo que era la investigación de campo, por ejemplo. Esa experiencia laboral te da una visión, una identidad, una forma de ver el mundo que es muy diferente a alguien que de repente estudia literatura, y quiere ser escritor y crear un género que es la poesía. En mi caso nunca he pensado en géneros. Sí por admiración a otros escritores cuando yo era joven pues quería escribir en verso y lograr esta expansión maravillosa y abismal que logra la poesía de Gunnar Ekelöf, por ejemplo, y cosas así. Pero mi experiencia de vida siempre ha estado ligada a la sociedad, siempre ha sido comunitaria, siempre trabajé como reportera desde muy joven. Creo que ese es el vínculo que hay entre mi escritura y el trabajo comunitario.
Todo mi trabajo siempre ha estado pensando a partir de lo que puedo agregar a la comunidad pero, al mismo tiempo, en cómo puedo documentar lo que está sucediendo en esa comunidad. De ahí se dan los talleres de escritura. Yo no hago talleres de escritura para decirte cómo escribir poesía o qué puedes leer de poesía, sino para enseñar a las mujeres a crear sus propios documentos de vida. Al momento que tu escribes tu experiencia de vida estás creando un documento y ese documento es un testimonio y ese testimonio es historia. Me parece muy importante que eso suceda y tiene que ver con lo que soy: no puedo desligarme de esta manera de asociarme con mi comunidad o de involucrarme con los procesos sociales en los lugares en los que vivo. Es mi manera de vivir. Por eso en todos mis trabajos algo de eso se filtra y ahí está.
En cuestión de lo que llaman “poesía”, desde que escribí Querida fábrica fue la última vez que escribí poesía; según yo fue en 2009. Para mí Estilo no es poesía. Publicaré otro libro este año que se llama Copia, un trabajo de investigación pero los editores lo consideran dentro del género “poesía”. Pero yo hace mucho tiempo que no pienso en un género cuando escribo. No estoy pensando en que estoy haciendo poesía. Al contrario, estoy haciendo una investigación y esa investigación arroja este resultado. Así es como lo veo.
Mencionaste tu admiración por ciertos poetas y escritores en el pasado. ¿Nos puedes hablar un poco sobre estas influencias y también sobre las y los poetas, escritores, periodistas, o artistas que te llaman la atención en la actualidad?
En la actualidad me gusta muchísimo el trabajo de Barbara Ehrenreich, feminista norteamericana, maravillosa, genial. Me gusta mucho, ¿a quién no?, el trabajo de Mahmoud Darwish, esos textos de prosa. Siempre he leído y sigo releyendo a Gunnar Ekelöf, sueco, y a un poeta serbio que se llama Alojz Ihan, es médico, epidemiólogo y poeta. Albert Balash, también, que es de Barcelona, catalán, Angela Davis y su discurso del bienestar radical. Soy terapeuta desde hace varios años por lo que todo el tiempo me estoy capacitando en cuestiones de psicología, terapias holísticas y demás; entonces también leo mucho a Arno Gruen, un psicoanalista alemán (murió en el 2015) que me encanta.
Marloes Mekenkamp (Países Bajos) es estudiante de doctorado en la Universidad Radboud (Nimega, Países Bajos), donde se encuentra investigando acerca de violencia y afecto en el activismo poético en México. También ha publicado sobre la producción literaria del grupo criminal mexicano La Familia Michoacana. Obtuvo un Bachelor en “Lenguas y culturas hispánicas” en la Universidad de Utrecht (2013-2016) y una Maestría de Investigación en “Estudios latinoamericanos” de la Universidad de Leiden (2016-2018).
Sofía Forchieri cursa el doctorado en la Universidad de Radboud (Nimega, Países Bajos), especializándose en estudios literarios latinoamericanos. Obtuvo un grado en Literatura Comparada y Estudios Romances en la Universidad Goethe, Frankfurt am Main, y una maestría en Literatura Comparada en la Universidad de Utrecht. Su investigación se enfoca en la literatura latinoamericana reciente, la memoria cultural y la relación entre afectos incómodos, estética y política.
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Posted: May 5, 2022 at 10:24 pm