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La semana de los mártires, de Gilles Sebhan

La semana de los mártires, de Gilles Sebhan

Jesús Guerrero

…el autor se sumerge en la realidad egipcia y alcanza no sólo cierta empatía sino a atisbar el corazón de las madres, de los padres, que han perdido a sus hijos en la terrible represión desatada por el régimen de Mubarak contra las manifestaciones en la Plaza Tahrir.

Gilles Sebhan: La semana de los mártires (Canta Mares/Universidad Veracruzana, 2022).

Escritor y pintor, Gilles Sebhan es autor de una obra ya prolífica donde predominan las formas narrativas. De origen judío marroquí, vive y trabaja desde hace tiempo en París. Una parte de su obra se ha inspirado en su propia vida o en personajes de la vida real, en sucesos que le ha tocado experimentar o que lo han impresionado de manera profunda. Sin ningún pudor, nos revela sus inquietudes, sus pasiones, sus obsesiones, la profundidad de sus reflexiones sociológicas o psicológicas, sus preferencias sexuales, los cuestionamientos más íntimos y no evita revelarnos sus dudas o su propio sufrimiento ante una eventual culpabilidad por su actitud ( no siempre favorable) frente a los hechos que le ha tocado testificar.

En La semana de los mártires , Sebhan nos relata cómo, de manera algo azarosa, le toca vivir de cerca los acontecimientos de “la primavera árabe” (principios de 2011) en el Cairo: “En qué momento las cosas burlaron nuestro encuentro, nuestro amistad… mi decisión de dar testimonio a pesar de todo, de mezclar mi historia con la historia oficial de la revolución, a riesgo de ensuciarla”. El motivo de su viaje inicial es visitar a su amigo Denis, fotógrafo de profesión, y buscar algo de solaz, aunque no muy convencido, en el Cairo.(La narración es producto de varias estancias en Egipto, incluso después de la represión.) De inmediato conoce a un joven taxista, Mohamed, quien transformará no sólo el viaje en sí sino toda la experiencia de entrar en contacto con el mundo cultural egipcio y de atestiguar los días aciagos de las manifestaciones.

Su prosa nos ofrece, quizás por su mirada de pintor, imágenes sólidas, con perspectivas únicas y matices de color del Cairo y de los acontecimientos mismos, de los rincones de la ciudad y del alma de los personajes que va descubriendo en los recorridos con Mohamed y Denis (y más adelante con Mahmud, otro egipcio que los asistirá). Aunque se aprecian ciertos contrapuntos –tal vez incluso de forma inconsciente– entre la cultura occidental y el mundo islámico de Egipto, Sebhan lograr trascender las opiniones superficiales de un mundo ajeno al propio. El conocimiento del otro, de esta manera, se vuelve una premisa que se instala en primera instancia, el autor se sumerge en la realidad egipcia y alcanza no sólo cierta empatía sino a atisbar el corazón de las madres, de los padres, que han perdido a sus hijos en la terrible represión desatada por el régimen de Mubarak contra las manifestaciones en la Plaza Tahrir. Sus palabras y sus ideas se impregnan del dolor, de los sentimientos, del reconocimiento de la humanidad de los otros que sufren. Su actitud contrasta, en cierta medida, con la que muestra Catherine, una “universitaria [que] hablaba un árabe admirable y poseía conocimientos infinitos sobre la historia de los santos musulmanes” quien se entrevista con Sebhan y Denis. Al describir los hechos de la revolución: “con una objetividad que me parecía un poco aterradora, esa mujer nos compartía su análisis… con sus palabras, se derrumbaba mi idea romántica de la revolución”, nos dice el escritor.

El despertar social, que sorprende a los personajes pero que con prontitud contagia a Sebhan, a Denis (y quizás a Mohamed), viven los instantes iniciales sin pensarlo tanto, sin medir las consecuencias de lanzarse a las calles cuando aparecen los primeros indicios represivos por infiltrados Conforme la masa va in crescendo , cierta fascinación atrapa a Sebhan y Denis y se siente atraídos por las protestas, por los jóvenes airados, alegres, que bailan, que gritan consignas.Pero un hecho brutal los devuelve a la conciencia: “la silueta del joven insurgente que avanza a pesar de los disparos, con su celular grabando al extremo del brazo, como escudo… En el momento cuando estoy a punto de unírmele, en el momento cuando una especie de vértigo muy extraño, un vértigo que se hace eterno… me jalan de la manga, me retienen… y escucho la voz de mi amigo fotógrafo… me grita que es un infierno, que vamos a morir. En ese momento la silueta del joven se desploma a pocos metros. Pisotean su cuerpo, se llevan su celular. Su vida se apaga frente a mí”. La brutal represión se desata, la ciudad es un caos. Luego de varios días de represión, las protestas no se apagan.Aunque Mubarak anuncia cambios en su gobierno, los manifestantes demostraron tomando las calles. Finalmente, renuncia el tirano y huye del país. Hay cierta esperanza y la gente celebra.

Sebhan y su amigo salieron de forma apresurada de Egipto, Mohamed los ayuda a llegar al aeropuerto para tomar el primer vuelo que pueden, pero un tiempo después regresarán. Ahora les tocará observar los procesos de duelo y de memoria. Pese a que el nuevo régimen trata de alejarse rápidamente de los hechos represivos, la gente quiere saber qué pasó con sus familiares que no volvieron a casa, con los cientos de jóvenes que desaparecieron, muchos de ellos asesinados, “los mártires”. Denis, quien volvió primero, de forma rápida fotografías se con grupos que utilizaron de indagar sobre el paradero de sus hijos y trata de ayudarlas mediante su identificación en cientos de cientos.La culpa y la melancolía se apoderan de Sebhan, no sabe qué le ocurrió a Mohamed, con quien perdieran el contacto: “el asistente Mahmud nos redimiría, pues nos sentimos culpables. Y no por haber huido, sino porque no habíamos muerto. No habíamos sido heroicos ni jóvenes, ni egipcios”.

Hay cierto escepticismo ante las consecuencias del movimiento revolucionario (Catherine finalmente tendrá bastante de razón). Sin embargo, la aguerrida labor por no olvidar a los mártires y rendirles homenaje recaerá en figuras como la de Mahmud. Nuestro autor observa con detalle, a la distancia, realiza visitas a familias y nuevos luchadores que persiguen algo de verdad, pero no termina por relacionarse con toda la situación de manera profunda. Sorpresivamente, descubre ciertos aspectos de la vida de Mohamed que le eran ajenos, de pronto, toda una realidad le será revelada. El enamoramiento y la pasión hacia el joven taxista lo han marcado de manera definitiva, los breves escarceos amorosos que tuvieron ya no regresarán. Sebhan, fiel a su estilo, nos ha regalado conLa semana de los mártires un intenso, doloroso, descarnado y testimonio muy personal de uno de los momentos más álgidos de la historia reciente.

Hace ya unos años que Canta Mares nos ha permitido acercarnos en nuestra lengua a pensadores y autores literarios de lengua francesa contemporáneos, algunos de ellos, poco conocidos en nuestro ámbito. La semana de los mártires continúa esa línea editorial . Enhorabuena por esta labor intensa, brillante y delicada.

 

Jesús Guerrero. Editor y reseñista. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Realiza estudios en la Maestría de Diseño y Producción Editorial de la UAM Xochimilco. Durante varios años se desempeñó como coordinador de proyectos de literatura y filosofía en el FCE. Actualmente labora en la Editorial de la Universidad Veracruzana; miembro de la mesa de redacción de La Palabra y el Hombre . Colaboraciones suyas han aparecido en Casa del Tiempo, La Palabra y el Hombre, Luvina y La Jornada Semanal .

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Posted: August 13, 2023 at 11:08 am

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