LOS MEJORES LIBROS DEL 2019
Varios autores
Ana V. Clavel
• El vendedor de silencio, de Enrique Serna (Alfaguara)
Es una portentosa radiografía moral –o más propiamente, inmoral– de Carlos Denegri, “el mejor y el más vil de los periodistas”, en palabras de Julio Scherer. Recordado como el emperador del chantaje y del soborno por su pluma, cobraba más por lo que callaba que por lo que escribía. Su trágica –pero deseada por muchos– muerte a manos de su última esposa en 1970, no fue sino la consecuencia de la misoginia desmedida que lo llevó a protagonizar escenas delirantes y monstruosas, reflejo íntimo de su descomposición social. Así, al enlazar destino individual y colectivo, Enrique Serna nos entrega una novela fuera de serie: el retrato oscuro de la ignominiosa vida privada de un país.
• Nubecita, de Nora Coss (Nieve de Chamoy)
Con un estilo torrencial nos enteramos de las andanzas de Eliana, una preadolescente hábil en el uso de la primera persona narrativa, con un ritmo, una cadencia, una verborrea que no te da escapatoria y te envuelve en sus giros coloquiales, su ternura salvaje, su telón de fondo musical entre canciones de Estelita Núñez, los Carpenters o Elvis como sound-track trágico-sentimental de sus desgarres y azotes emocionales. Inmersa en un universo familiar colapsante –situado en Sabinas, Coahuila, pero que bien podría ser en muchos otros lugares de México– nos da cuenta de las redes viscosas que se tejen entre sus miembros. Un estupendo debut literario. El mundo inexplorado de las nínfulas, que no de las Lolitas ya silueteadas por el ciclópeo deseo masculino, está de fiesta con este provocador advenimiento.
• Nuevas instrucciones para vivir en México, de Varios autores (Gris Tormenta)
Homenaje y puesta al día de aquellas observaciones críticas y muchas veces satíricas que alentaron los artículos periodísticos del gran Jorge Ibargüengoitia. Veinte autores mexicanos y extranjeros revisitan esa mirada y escudriñan los mismos nuevos defectos de nuestra idiosincrasia y costumbres. Un mosaico de miradas, geografías y anécdotas que habría hecho sonreír, entre pesimista y resignado, al maestro Ibargüengoitia ante un país que al parecer no tiene remedio pero no nos cansamos de morir en él. (Autores incluidos: Jazmina Barrera, Andrés Burgos, Ana V. Clavel, Jorge Comensal, Aura Penélope Córdova, Eduardo de la Garma, Julieta Díaz Barrón, Pablo Duarte, Mempo Giardinelli, Yuri Herrera, Tedi López Mills, Alejandro Merlín, Antonio Ortuño, Felipe Restrepo Pombo, Xitlalitl Rodríguez Mendoza, Antonio Ruiz-Camacho, Ximena Sánchez Echenique, Ingrid Solana, Daniela Tarazona, José Manuel Velasco. Prólogo de Guillermo Núñez Jáuregui.)
Alberto Chimal
• La huida de la imaginación, de Vicente Luis Mora (Pre-Textos)
Un gran ensayo acerca de la visión simplista de “lo real” que se ha apoderado de la novela contemporánea y es impulsada por el mismo capitalismo que norma –estandariza– las fantasías populares que aprendemos de los medios masivos. Un alegato a favor de la ficción, la imaginación y los espacios donde el pensamiento puede ser más libre y diverso.
• La memoria donde ardía, de Socorro Venegas (Páginas de Espuma)
Una colección de cuentos sobre diversas experiencias de la vida de las mujeres, relatadas a la vez con gran crudeza –lo que por sí solo sería muy fácil– y con un estilo al mismo tiempo sutil e intenso, inconfundible. Grandes argumentos desarrollados por una voz que se había prodigado poco en la narrativa mexicana y que aquí aparece concentrada, más fuerte que nunca.
• El arte mágico de André Breton (Atalanta)
Nada menos que una historia del arte desde el punto de vista del surrealismo, una especie de testamento artístico de Breton (fue publicado en francés en 1957, más cerca ya de la muerte de su autor que de los primeros años del movimiento surrealista) que explora la relación del ser humano con lo irracional y la belleza. En una época de fanatismos, se vuelve imprescindible, porque a su modo también defiende la libertad.
Ana García Bergua
•Ciudad doliente de Dios, Adriana Díaz Enciso. Una ficcionalización del personaje y la obra de William Blake en una saga que abarca sus realidades, la realidad del arte, Londres y México en los años noventa, de la gran autora de Odio y La sed, entre muchos otros libros. Una novela mágica, un talismán al que hay que atender: ya no se escriben novelas con esa ambición estética y literaria.
•El vendedor de silencio, Enrique Serna. Otra novela de gran calado, sobre los fondos siniestros de la política mexicana y la génesis de su relación con la prensa más corrupta. El narrador creado por Enrique Serna, uno de los mejores novelistas mexicanos, se mimetiza con un personaje que combinaba el brillo de la vida pública con la el machismo más violento y depredador, con un resultado lúcido y escalofriante.
•Breve tratado del corazón, Ana Clavel. Libro-objeto, obra multimedia y a la vez gabinete de curiosidades antiguas y modernas, este breve tratado goza de la prosa exquisita de Ana Clavel para contarnos historias sobre corazonadas y descorazonamientos a lo largo de cuatro historias que se van hilvanando como sangre que corre en la venas. Una delicia de libro.
Tanya Huntington
• Los asesinos de la luna, David Grann (Random House)
Este año leí el libro original en inglés, Killers of the Flower Moon. No sé por qué habrán eliminado la palabra “flor” en la traducción del título, lo que sí sé es que el retrato que hace el autor del nacimiento del FBI en la década de 1920 a partir de una serie de asesinatos de miembros de la tribu Osage en Oklahoma, ostensiblemente para despojarlos de los ricos depósitos de petróleo que había en su tierra, es uno de los mejores libros de true crime del siglo XXI. En lugar de referirse al genocidio cometido contra los indios americanos de manera generalizada, fatalista y por lo mismo desdeñosamente pasiva, lo describe como lo que fue –un cúmulo de crímenes deliberados, con un asesino impune tras cada uno de ellos: ¿o en este caso escalofriante, un solo asesino detrás de todos?
• Teoría King Kong, de Virginie Despentes (Antílope)
Después de toda una vida leyendo teoría feminista escrita por mis mayores, llega finalmente un libro de alguien de mi generación para esbozar un feminismo filtrado por el punk rock. Un feminismo que se escribe desde la fealdad y que también ayuda a explicar la rabia colectiva que se manifiesta actualmente entre las nuevas generaciones. Dice Despentes: “El feminismo es una aventura colectiva para las mujeres pero también para los hombres y para todos los demás.”
• Mira, tuvimos más que la vida, de Yehuda Amijái. Selección, traducción del hebreo y prólogo de Claudia Kerik (Elefanta Editorial)
Esta antología del poeta mayor de Israel de la última mitad del siglo XX no solo aporta sus versos en español, sino también una selección de ensayos personales de grandes plumas (Celan, Gutmann, Hughes, Ozick, Oz, Paz y Aridjis), más un portafolios de imágenes que lo vuelven un libro entrañable. Como siempre, se agradece la intención de Elefanta Editorial de traernos voces no tan conocidas o bien inéditas en México de otros continentes, igual que el cuidado y atención al diseño que se vierte en cada ejemplar.
Sandra Lorenzano
Tengo que decirlo abiertamente: me gusta poco hacer estas listas, porque siento que dejo fuera prácticamente todos los libros que me han marcado durante el año. Pero sé también que vale la pena compartir aunque sea unos pocos de mis títulos favoritos buscando complicidades literarias –que son siempre complicidades amorosas– con ustedes que leen estas líneas. Así que aquí van mis recomendaciones:
•Colección “Vindictas”, Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial, UNAM.
Con cinco títulos clave en la historia de la literatura de mujeres del siglo XX latinoamericano, da inicio esta colección ideada por Socorro Venegas dentro de Cultura UNAM. La propuesta es de suma importancia en un momento como el actual en que las luchas de las mujeres cobran cada vez mayor presencia tanto en lo político como en lo cultural. La memoria nos permite enraizar en la tradición para poder entender el presente, y al mismo tiempo revierte una de las mayores violencias que las creadoras han sufrido a lo largo del tiempo: su invisibilización. Al elegir textos clásicos que habían sido sepultados en el olvido y pedirles a escritoras muy jóvenes que hagan la presentación de cada uno, se tiende un puente entre el hoy y el ayer que renueva y fortalece la presencia de las mujeres en el campo cultural. Los cinco bellísimos libros –el diseño de la colección y las portadas son también estupendos- son:
• De ausencia, de María Luisa “la China” Mendoza, con introducción de Jazmina Barrera.
• El lugar donde crece la hierba, de Luisa Josefina Hernández, con introducción de Ave Barrera.
• En estado de memoria, de Tununa Mercado, con introducción de Nora de la Cruz.
•Minotauromaquia (Crónica de un desencuentro), de Tita Valencia, con introducción de Claudina Domingo.
• La cripta del espejo, de Marcela del Río, con introducción de Lola Horner.
Una colección imperdible que cierra con broche de oro un año caracterizado por las movilizaciones –cada vez más creativas, conscientes y combativas– de las mujeres.
• Mi segunda recomendación no tiene libros considerados “novedades”, sino que tiene en el centro a una poeta excepcional: Minerva Margarita Villarreal (Montemorelos, Nuevo León, 5 de abril de 1957-Ciudad de México, 20 de noviembre de 2019). Una vida dedicada a la poesía, y al estudio y promoción de la literatura hacen de Minerva Margarita una figura central en las letras mexicanas contemporáneas. Su dolorosa ausencia sólo puede ser contrarrestada, aunque sea mínimamente, con la lectura de su obra. Títulos como El corazón más secreto (Aldus, 1996), Herida luminosa (Biblioteca Mexiquense del Bicentenario, 2011; Práctica Mortal / Conaculta, 2008) o Tálamo (Hiperión / UANL, 2013) son parte fundamental de nuestro presente poético. En ellos, los versos de la poeta reúnen su profundo conocimiento de la historia de la literatura, su enorme sensibilidad y la delicadeza de su creación.
Alfredo Nuñez Lanz
• El vendedor de silencio de Enrique Serna (Alfaguara)
Hacía muchos años que la literatura mexicana no ofrecía una obra de grandes ambiciones, un proyecto colosal donde se conjugaran sabrosas subtramas. El afán ahora es dislocar el género novelístico, como si los escritores se sintieran avergonzados de contar historias o las cuentan con tantas maromas que uno no sabe cuál es el juego. El vendedor de silencio se presenta en la clásica estructura, que le basta y sobra. Narrada en clave dual -es un retrato interno y a la vez un mural preciso de la sociedad mexicana- indaga en las raíces de la corrupción de nuestro sistema y en las cloacas psíquicas de su protagonista. A través de Carlos Denegri, una leyenda negra del periodismo, nos asomamos a los orígenes del presidencialismo y a la naturaleza abyecta que surge con la tentación del poder. Sexo y control, palabras y actos, vida íntima y vida pública convergen en esta extraordinaria novela biográfica, valiente y segura como pocas.
• Cuentos completos, de Flannery O’Connor (Lumen)
Una de las narradoras más originales del siglo xx que, junto con William Faulkner, Carson McCullers, Tennesee Williams y Catherine Anne Porter conformaron el llamado “gótico sureño”, un estilo donde las situaciones macabras, atípicas o estrambóticas son presentadas a través de un conjunto de personajes enclavados en el profundo sur estadounidense. Las atmósferas de O’Connor están llenas de una malignidad absurda, desarrollada en lo cotidiano y actuada por personajes dulces e inocentes. Ella escribió sólo dos novelas y dos libros de relatos. Dejó una tercera novela inconclusa, víctima del lupus. Los 31 relatos que escribió se incluyen en esta edición que por fin le hace justicia a una voz fundamental de las letras norteamericanas. No hay un solo cuento que no sea estremecedor y a la vez constituya una lección de narrativa breve.
• Naufragios, de Erma Cárdenas (Textofilia)
La autora de Mi vasallo más fiel y Tiempos de culpa (Premio José Rubén Romero 2006) configura un nuevo retrato psicológico tan penetrante y preciso que resulta una brisa refrescante ante los temas de la actual narrativa mexicana, colocada en el ombligo de la violencia y el narcotráfico. Théodor Géricault, el pintor de locos, célebre autor de “La balsa de la medusa” es el protagonista de esta novela que se interesa por la vida psíquica, privilegiando los movimientos de la locura y aprovechándolos para crear una ambientación fascinante por su sordidez. Erma Cárdenas no teme entrar en las obsesiones de su personaje y le da un vuelco a la novela biográfica convencional, pues su capacidad imaginativa construye situaciones con audacia y total libertad, demostrándonos que es una autora en pleno dominio de sus recursos y técnicas.
Rose Mary Salum
• A ingrata línea quebrada, de Malva Flores (Literal Publishing)
Poemario dividido en dos “cuentos” que abordan el tema de la locura y la memoria. A lo largo de sus páginas uno queda envuelto dentro del ritmo del libro y la desmemoria que causa la locura. El libro es una belleza, su lenguaje es preciso y conmovedor y es, sin duda, uno de los mejores libros de la autora.
• Nuestra parte de noche, de Mariana Enriquez (Anagrama)
Es una novela (ahora Premio Herralde 2019) que se desarrolla durante la junta militar argentina. El lenguaje es preciso y perturbador y las situaciones que describe son tan anormales como inquietantes. De entre los libros que han recibido el Herralde, este se coloca entre los títulos más sobresalientes.
• La memoria donde ardía, de Socorro Venegas (Páginas de Espuma)
En esta serie de historias el recuerdo es el eje conductor entre la nostalgia y el presente. La autora aborda el pasado de sus personajes desde situaciones a veces imaginarias, a veces reales con un lenguaje tanto poético como fluido. El libro es un acierto en todos sentidos.
Socorro Venegas
• El vértigo horizontal, de Juan Villoro (Almadía y Anagrama)
No conozco la Ciudad de México, es lo primero que pensé cuando leí este fascinante libro de Juan Villoro. No le hace que viva aquí desde hace diez años y que aquí haya estudiado la universidad en 1995, la sensación es que quizá solo sea posible abarcarla desde la literatura. Con una especie de filtro que nos permita ir trecho a trecho descubriéndola siempre cambiante (hace solo tres años que dejó de llamarse Distrito Federal). Ese filtro, ese portal es la inmensa escritura de Villoro a quien no se le escapa nada, el relato sigue tramas familiares, recuerdos íntimos, mosaicos de acontecimientos que si bien tuvieron su epicentro en la capital, cimbraron todo el país: los terremotos de 1985 y 2017. El resultado es un libro absolutamente imperdible.
• La cantante y el león, de Ricardo Chávez Castañeda y Manuel Monroy (Fondo de Cultura Económica)
El encuentro entre lo salvaje y lo imperfecto: es la síntesis de esta historia narrada con la prosa exacta y bella de Ricardo Chávez, e ilustrada por Manuel Monroy. Un álbum ilustrado que reúne dos miradas poéticas, dos aproximaciones al misterio del encuentro de seres improbables, pero verdaderos. El trabajo gráfico de Monroy merece una mención especial, utiliza encuadres cinematográficos para mostrarnos la situación límite de los personajes, una poética visión inspirada en el bosque de Chapultepec de la Ciudad de México.
• Raras, de Brenda Ríos. (Turner)
Raras es sobre mujeres creadoras y enamoradas. Leemos cómo las arrastra su pasión. Cómo aman, cómo traicionan, cómo son traicionadas, cómo beben, como viven. “Mujeres que hacen una épica moderna”, dice la autora. Y también advierte: “Aquellas que traen el fuego sagrado, suelen quemarse vivas”. Una afirmación terrible pero comprobable en cada ensayo donde vemos a las raras arder en hogueras hechas de sus propias palabras. En estas páginas se reúnen autoras como Amy Winehouse, María Moreno, Elena Garro, Clarice Lispector, Sharon Olds, Andrea Arnold, Jean Rhys, Chantal Maillard, entre otras.
Naief Yehya
• Fandelli, de Guillermo Fadanelli (Cal y Arena)
En su anterior novela, Al final del periférico, Guillermo Fadanelli se acercaba a su infancia en Coapa, para realizar una radiografía de una urbe enferma y monstruosa, así como de una generación que vivía un momento de transición política y social que podía sentirse en la geografía misma. En Fandelli en cambio nos cuenta la vida de un personaje que se llama Willy Fandelli, cuya biografía tiene numerosas coincidencias con la del autor. Sin embargo, lejos de la auto ficción este es un alegato iracundo en contra de la inutilidad de la moral, la cultura, la filosofía e incluso la literatura. La novela comienza con: “Esta es una historia de la nada que se ha tornado en algo”, lo cual nos lleva desde el parto hasta un figurado retorno al vientre en un paseo atormentado, guiado por una voz hostil y crítica (¿la consciencia, el coro griego?), que señala con humor negro, las debilidades, las vergüenzas y los temores de una vida. Fandelli es un prodigio, un libro singular, implacable y feroz aún para los estándares de la literatura de Fadanelli.
• Hijos del agobio. Memoria y desmemoria de la guerra en la fotografía española contemporánea, de Antonio Ansón (Producciones de arte y pensamiento, Madrid).
Nada más difícil de recordar que los grandes cataclismos sociales de la historia. El dolor, la vergüenza y el miedo conspiran por el olvido. El recuerdo es un compromiso entre las emociones, la memoria traicionera y la versión recreada de “como nos hubiera gustado ser”. El extraordinario ensayista, narrador y poeta Antonio Ansón se dio a la tarea de escribir la historia de la Guerra Civil desde el registro fotográfico y el testimonio no podría ser más apasionante y revelador. Si bien por un lado explora lo que las imágenes muestran, lo que realmente fascina es la lectura histórica de tres generaciones de fotógrafos y su manera de abordar ese legado: los padres (la posguerra) que eligieron el silencio (por la obvia amenaza de la represión), los hijos (la transición) que prefirieron el olvido a cambio del arte y los nietos (la democracia) que recurrieron a la memoria. Aparte de ser un gran conocedor de la fotografía, Ansón es un crítico agudo que desnuda de manera fabulosa la estetización y la museización del dolor. Este ensayo es mucho más que un simple recorrido por las obras surgidas de la memoria y desmemoria, y es en realidad una deslumbrante reflexión en torno al poder de la imagen y la función de la fotografía.
• La Noche en la Zona M, de Alberto Chimal (FCE)
El mundo está roto y en ruinas. Los relatos apocalípticos más que anticipación son ahora tanteos a lo inevitable. Alberto Chimal es uno de los pocos escritores mexicanos que no le temen a los géneros y los recorren siempre con tenacidad y talento. Su más reciente exploración de algo que podríamos llamar ciencia ficción pero que realmente toca otros territorios es La noche en la Zona M, un relato ingenioso y vital de un “mundo que se cayó”. La novela destaca por su manejo estilístico, por sus personajes y por la probada habilidad del autor para describir escenas de acción, la tensión y las emociones. Sin caer en el tremendismo de lo grotesco, la historia narra una peligrosa huida entre las ruinas de lo que fue la Ciudad de México, y este viaje imposible es una propuesta optimista a la decadencia actual. Con guiños a ciertas obras clásicas del género, así como a Mad Max, Chimal captura el malestar contemporáneo reflejado en un mundo de reinos en constante conflicto, en la abominable condición de la mujer (no por nada cuenta con tres protagonistas femeninas), el cambio climático y la erosión de los valores humanos en una sociedad fragmentada.
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Posted: December 12, 2019 at 9:33 pm