Panorama de autores
Anadeli Bencomo
Este volumen colectivo, el segundo de los Doscientos años de narrativa mexicana, se presenta como una empresa de revisión crítica de algunos de los protagonistas de la narrativa mexicana del siglo XX. Comenzamos por el criterio de edición de este volumen panorámico que organiza su recorrido histórico alrededor de 22 escritores: Azuela, Guzmán, Torri, Campobello, Torres Bodet, Vela, Yáñez, Revueltas, Muñoz, Rulfo, Vicens, Castellanos, Garro, Fuentes, Ibargüengoitia, Elizondo, Pitol, Leñero, Monsiváis, Pacheco,
Rivera Garza y Volpi. Esta nómina canónica de autores reitera la imagen del Parnaso narrativo mexicano y de las instituciones que lo refrendan, al declarar que este libro se dirige a “quienes cursan estudios universitarios en el área literaria”. Luego de la lectura del volumen no quedo convencida de que su otro objetivo didáctico, el de informar al amplio público, se logre a partir de estos ensayos escritos por especialistas académicos acostumbrados a dialogar entre sí y con la crítica especializada. Esto no implica necesariamente un defecto del libro, pero sí una limitante en su recepción.
Ahora bien, si lo que priva en estas páginas es un diálogo con la tradición literaria y crítica mexicanas, quizás habría valido la pena recurrir a un modelo menos ortodoxo a la hora de presentar una revisión panorámica de la narrativa. En este sentido, la empresa liderada por Rafael Olea Franco se aproxima más al modelo de los Diccionarios críticos (con las semblanzas autobiográficas, la referencia a los distintos títulos de los autores y la bibliografía crítica incluidas en los ensayos) que al de otras propuestas historiográficas como la coordinada por Manuel Fernández Perera, La literatura mexicana del siglo XX (FCE, 2008) que organiza su revisión crítica por décadas y no por índice de autores. Al mismo tiempo, este volumen de El Colegio de México se emparenta en más de un sentido con la revisión crítica de Carlos Monsiváis en Escribir, por ejemplo. De los inventores de la tradición (FCE, 2008) y figura como un idóneo complemento de este último. Efectivamente, el volumen de Olea Franco se adhiere a la premisa de una modernidad narrativa mexicana fundada y representada por un puñado de escritores.
Con respecto a los ensayos incluidos en este volumen se identifican a grandes rasgos dos tipos de aproximaciones críticas. De un lado, contamos con los artículos que realizan una lectura atenta de los textos y que defi enden la idea de estilos y temáticas particulares. Resalta en ellos la figura del autor como motivo central de la discusión y cuando se trata de contextualizar a la obra, se le vincula generalmente a la generación o grupo que representa (los ateneístas, los narradores de la revolución, los contemporáneos, la nueva novela). Por otro lado, tenemos los ensayos que de manera más directa invitan a una propuesta renovadora de lectura, tal y como encontramos en los textos de Christopher Harris, Françoise Perus e Ignacio Sánchez Prado. Los textos del primer grupo representan una lectura más apegada a la crítica literaria, mientras los otros transitan por modelos más propios de los estudios culturales. En resumidas cuentas, este segundo tomo de Doscientos años de narrativa mexicana constituye una muestra representativa de la crítica literaria académica, de sus perspectivas y de ciertas instituciones que las presiden: El Colegio de México, la UNAM y sus Institutos de Investigación, el Taller de Teoría y Crítica Literaria “Diana Morán”, la UAM, la Universidad Veracruzana y los mexicanistas que trabajan en el extranjero. Estos tomos de Olea Franco pertenecen entonces a esos títulos que leemos aquellos que nos dedicamos al estudio de la literatura mexicana.
Posted: May 21, 2012 at 9:29 pm