Alfonso Reyes leído por José Emilio Pacheco
Adolfo Castañón
José Emilio Pacheco recibió en 2004 el Premio Internacional que lleva el nombre de Reyes. Sin embargo, hasta ahora no se han reunido en un sólo conjunto los papeles que escribió sobre el regiomontano. La idea de ensamblarlos responde a la noción de que la figura del autor de Visión de Anáhuac representó para el autor de Morirás lejos y de “Los Inventarios” un modelo y una inspiración dinámicas, una guía de conducta literaria, una prosodia y una gramática.
Fábula de la fronda. Alfonso Reyes leído por José Emilio Pacheco en veintidós textos escritos entre 1959 y 2011
En 1975, Barbara B. Aponte publicó Alfonso Reyes and Spain. His Dialogue with Unamuno, Valle-Inclán, Ortega y Gasset, Jiménez y Gómez de la Serna, editado por la Universidad de Texas. El ejemplar me lo mostró José Emilio Pacheco un par de años después de ser publicado cuando, junto con Carlos Monsiváis, fuimos compañeros de cubículo en el Seminario de Cultura Nacional del Centro de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (inah), dirigido por Enrique Florescano, al tiempo que el director del inah era Gastón García Cantú. Otros compañeros del seminario eran Héctor Aguilar Camín, José Joaquín Blanco y Nicole Girón de Villaseñor. Había en el Centro otros seminarios, como el de Historia Urbana, dirigido por Alejandra Moreno Toscano y un grupo de historiadores e investigadores. Recuerdo, entre otros, a Primitivo Rodríguez.
Yo me quedaba a comer en ese espacio en el que trabajé entre 1976 y 1979 y no pocas veces coincidía con Pacheco. Luego de comer, salíamos a caminar al bosque de Chapultepec cuyos senderos él conocía de memoria, tal y como se puede comprobar con algunos poemas suyos: “Ramón López Velarde camina por Chapultepec” (noviembre de 1920) o “Chapultepec: La Calzada de los poetas”, entre otros.
Mi proyecto de investigación no era modesto: ¡“Historia de la crítica literaria en México”! De esa idea sólo llegué a redactar un capítulo que ha sobrevivido en Arbitrario de la literatura mexicana, con el título de “Notas en torno a la literatura y el Estado en México” (1993). También sobrevivió de ese proyecto el título de la sección “Cabos sueltos”, que tomé del periódico La Libertad de Justo Sierra y le propuse a Héctor Aguilar Camín y a los otros redactores fundadores de Nexos. La sustancia de aquellas conversaciones caminadas y ventiladas a la sombra de los ahuehuetes y árboles de Chapultepec tenía que ver precisamente con la historia de la crítica y el nombre de Alfonso Reyes surgió no pocas veces. Otros nombres que se pronunciaban eran los de Salvador Novo y Manuel Puga y Acal —cuya edición de Los poetas mexicanos contemporáneos me prestó en una fotocopia que traía anotaciones de puño y letra de Salvador Novo y que le devolví unas semanas después.
Regresando al libro de Barbara B. Aponte, éste trae un capítulo sobre Alfonso Reyes y Juan Ramón Jiménez. José Emilio Pacheco escribiría un ensayo, en 1982, precisamente sobre estos dos personajes en el que cita, glosa, comenta y ensancha lo expuesto por la profesora Barbara, quien, en 1975, había publicado un libro sobre Ricardo Gullón, amigo y discípulo de Juan Ramón Jiménez. Esto permite vislumbrar el talento de Pacheco para trabajar, hilar y deshilar.
Le propuse a Jaime García Terrés que el FCE tradujese el libro de Barbara B. Aponte. Me sugirió que era mejor que se hiciera nuevo y distinto. Se me ocurrió que lo podía hacer Héctor Perea, así que se lo encargamos. De esta forma nació España en la obra de Alfonso Reyes, obra que Pacheco celebraría.
Alfonso Reyes ha sido para algunos escritores, como Octavio Paz, Carlos Fuentes, José Luis Martínez, Carlos Monsiváis, Sergio Pitol y José Emilio Pacheco, un modelo y algo más. En el caso de este último, la cantidad y calidad de escritos por el autor de Morirás lejos sobre el autor de Junta de sombras permite decir que el ascendiente fue tan radical como perdurable, y que estuvo regido por una obediencia a la vez solar y nocturna. Comparten horizontes literarios e históricos, gustos y sensibilidad. Un motivo que los une es el del polvo como “cantidad hechizada”, como cifra vital y metafísica. Otro es el de la conciencia de la dispersión y el sueño o aspiración de una unidad siempre elusiva… Esas dos coordenadas bastan para vislumbrar su vigencia más allá de sus obras y personas.
No maravilla que José Emilio Pacheco escribiera más de veinte textos entre 1959 y 2011 sobre esa presencia constante que fue la de Reyes. A estos escritos, hay que sumar los que redactó sobre el General Bernardo Reyes (1982, 1989) y añadir otra serie de papeles que dedicó a algunos de los amigos del autor de Visión de Anáhuac, como Julio Torri o Ricardo Gómez Robelo. En éstos, se le menciona desde luego y dan idea de la sociedad literaria compartida por esos amigos. Otros papeles —como el diálogo imaginario con Gabriela Mistral— permiten vislumbrar la manera en que pensaba y sentía Pacheco a Reyes en el espacio de las letras hispanoamericanas y, en filigrana, la sensibilidad y la mirada del propio autor de Morirás lejos.
José Emilio Pacheco recibió en 2004 el Premio Internacional que lleva el nombre de Reyes. Sin embargo, hasta ahora no se han reunido en un sólo conjunto los papeles que escribió sobre el regiomontano. La idea de ensamblarlos responde a la noción de que la figura del autor de Visión de Anáhuac representó para el autor de Morirás lejos y de “Los Inventarios” un modelo y una inspiración dinámicas, una guía de conducta literaria, una prosodia y una gramática.
La mera enunciación de esos escritos, acompañada de una cala de cada uno de esos textos puede dejar claro hasta qué punto se da un sistema de vasos comunicantes entre la figura de uno y otro. José Emilio Pacheco sabía que la figura de Reyes no estaba aislada y que había personalidades, como la de Ramón López Velarde, que la complementaban. La tentación de unir lo escrito por Pacheco no sólo sobre Reyes, sino sobre otros autores coetáneos fue grande, pero desistí para centrarme en mi idea original. No obstante, hay una figura de la que Alfonso Reyes no puede escindirse: la de Bernardo Reyes, el autor de sus días e inspiración de muchas de sus páginas. No se podía excluir aquí parte de lo que José Emilio Pacheco ha escrito sobre éste. En aras de mantener un hilo conductor claro, tampoco se han podido incluir las reflexiones de Pacheco en torno a Porfirio Díaz, personaje al cual dedicó muchas páginas y que forma parte de la trama alusiva del autor-editor de “Inventario”.
El documento se acompaña, al final, de las debidas referencias bibliográficas y hemerográficas, así como un breve resumen del tema que aborda cada texto. Un caso particular es el del discurso pronunciado por José Emilio Pacheco tras haber recibido el Premio Internacional Alfonso Reyes en 2004. A pesar de que no ha sido posible ubicar las palabras íntegras expuestas por Pacheco, se puede tener una idea de lo que expresó el galardonado, gracias a las notas periodísticas que cubrieron este acontecimiento. Según esos registros, Pacheco afirmó que la obra de Reyes “hace de la literatura una conversación interminable”. Por lo demás, es significativo que en ese discurso, haya asociado a su amigo Julio Torri con un bonsái, en contraste con la figura del longevo y perdurable ahuehuete que “da sombra y emite un resplandor para iluminar nuestra vida” con la que compara a don Alfonso.[1]
Los “Inventarios” que aquí se mencionan no son todos los que Pacheco escribió sobre Reyes. Sólo se incluyen las referencias a aquellos textos compilados en la antología publicadas por Ediciones Era en 2017 en tres volúmenes.[2] La biblioteca de El Colegio de México aloja en su acervo una colección especial con todos y cada uno de los “Inventarios” que José Emilio Pacheco publicó primero en Excélsior y luego en la revista Proceso, entre 1973 y 2014, que suman más de 900 entregas, repartidos en ocho volúmenes. El listado que se presenta a continuación es una somera muestra de la influencia de Reyes en la obra de Pacheco. Queda pendiente aún la tarea de consultar cada uno de los tomos de la colección de El Colegio de México, tarea que, sobra decirlo, quien decida hacerse cargo encontrará no sólo grata, sino también enriquecedora.
Agradezco a Mirna del Carmen Martinez Gómez su colaboración en la investigación hemerográfica y en el armado de este conjunto.
Inventario del Inventario
1) “Alfonso Reyes, Obras completas”, Revista de la Universidad de México, 12, agosto de 1959. https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/6866c1f1-0085-45a7-8aa5-6ca41a8d710c/alfonso-reyes-obras-completas
Poco después de haber publicado La sangre de Medusa, José Emilio Pacheco tiene veinte años cuando hace esta reseña del tomo IX de las Obras Completas de Alfonso Reyes, publicada pocos meses antes de que éste muriera. En ella se menciona que la mayoría de los textos que se incluyen fueron escritos originalmente como publicaciones propias del periodismo. Pacheco subraya que no se puede olvidar que el periodismo tiene la misma riqueza y valor estético que otros géneros. Los últimos párrafos resumen brevemente los artículos que contiene este tomo, que versan sobre la carrera diplomática de Reyes, su sentir al visitar algunas ciudades de Latinoamérica, el papel que jugó México en casi todos sus escritos y las consecuencias de la guerra y posguerra en 1944.
2) “Alfonso Reyes, La filosofía helenística”, Revista de la Universidad de México, 3, noviembre de 1959, https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/57ff9fad-d2b7-4892-a22c-4df1094a3c95/alfonso-reyes-la-filosofia-helenistica
La reseña se publica pocas semanas antes de que falleciera Reyes, en diciembre de 1959. Se centra en La filosofía helenística. Según el comentarista, este libro es “una de las mejores introducciones al pensamiento griego”. Esto resulta no sólo de la visión panorámica que Reyes ofrece sobre el mundo griego, sino de la valiosa labor de investigación vertida en un estilo que caracteriza los escritos del último Reyes. Hacia el final de la reseña, José Emilio Pacheco afirma que Reyes era más apreciado —al menos en ese momento— en el extranjero que en su propio país.
3) “Alfonso Reyes, Obras completas, X. Constancia poética”, Revista de la Universidad de México, 8 abril de 1960, https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/87cd6147-5c23-45fa-a11e-3bf7928b0821/alfonso-reyes-obras-completas-x-constancia-poetica
Cuando se publica esta reseña han pasado más de cuatro meses desde la muerte de Reyes; Pacheco todavía no ha cumplido veintiún años. El tomo reseñado es el último de sus Obras completas en el cual pudo participar el regiomontano. Este volumen reúne los poemas escritos entre 1906 y 1958, se divide en seis secciones y un apéndice, incluye el poema dramático “Ifigenia cruel” y su comentario. La poesía ocupó en la vida de Reyes un lugar central e hizo de la escritura de su cotidianidad y de su día a día un proyecto poético del cual no estaba exento el sentido del humor, la invención y el diálogo con la tradición literaria española. Mucha de su obra poética tiene que ver con lo que, siguiendo a Goethe, se llamaría “poesía de circunstancias”, nunca desdeñosa del rescate de lo vivido. Hacia el final de su texto, José Emilio Pacheco transmite la calidez que emanaba la personalidad de Alfonso Reyes, “hombre afable, justo y bondadoso para quien lo primero era el diálogo, la comunicación con sus semejantes”.
4) “Invitación a la lectura de Alfonso Reyes. Un ensayo de José Emilio Pacheco”, Milenio, 22 de enero de 2021, https://www.milenio.com/cultura/laberinto/jose-emilio-pacheco-invitacion-lectura-alfonso-reyes-ensayo. El artículo se publicó originalmente en el suplemento México en la Cultura el 22 de enero de 1961.
Al redactar este artículo el autor tiene veintiún años de edad y Alfonso Reyes más de uno muerto. Aquí, José Emilio reseña el tomo XII de las Obras Completas, de Reyes, que incluye Grata compañía, Pasado inmediato y Letras de la Nueva España. Se menciona que este volumen reúne textos muy diversos, lo cual sólo acrecienta su riqueza. De un lado, se reúnen, en Grata compañía, comentarios y juicios críticos de Reyes sobre Chesterton, Marcel Proust y Goethe, al cual dedicará más adelante un tomo. En Pasado inmediato Reyes rinde su testimonio sobre un momento central en la historia de la cultura mexicana y en su propia vida: la generación del Ateneo, las figuras de Pedro Henríquez Ureña, Antonio Caso, José Vasconcelos. En cierto modo, podría decirse que aquí la generación del Centenario toma la palabra a través de Alfonso Reyes. Para José Emilio Pacheco, Pasado inmediato es el mejor ensayo que incluye este libro, en la medida en que explaya en un estilo incomparable el contexto que daría origen a la Sociedad de Conferencias y al Ateneo de la Juventud. Tras mencionar someramente otros escritos que incluye el volumen, José Emilio Pacheco concluye su reseña diciendo que Alfonso Reyes era un mexicano del que se podía aprender enormemente, ya que dejó “un camino, un futuro que necesariamente debemos transitar”.
5) “Expresión artística en Alfonso Reyes. James Willis Robb, El estilo de Alfonso Reyes. Imagen y estructura”, Revista de la Universidad de México, 7, marzo de 1966, https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/7d809232-c5dd-4666-84bd-24f3c2564008/expresion-artistica-en-alfonso-reyes-james-willis-robb-el-estilo-de-alfonso-reyes-imagen-y-estructura
Había pasado más de un lustro del fallecimiento de Alfonso Reyes en 1959; un José Emilio Pacheco que estaba a punto de cumplir 27 años reseña El estilo de Alfonso Reyes. Imagen y estructura, de James Willis Robb, a la par que publica El reposo del fuego y contribuye en diferentes libros de poesía.[3] De acuerdo con José Emilio Pacheco, el estudio hecho por el norteamericano permite concluir que Reyes era “el artista ensayístico más completo y más perfecto de Hispanoamérica”. Pacheco añade que un mérito del libro de Robb es que refuta indirectamente la acusación de que Reyes no fue un verdadero escritor, pues nunca produjo una novela. Pacheco afirma que gracias al análisis de Robb se descubren las estructuras artísticas y herramientas literarias que permean los escritos de Reyes, cosa que lleva a hacer una apología del valor literario de los ensayos periodísticos.
6) “Nota preliminar, selección y notas de José Emilio Pacheco”, a Alfonso Reyes, Universidad, política y pueblo, México, Dirección General de Difusión Cultural, UNAM, 1967.
Entre los 27 y 28 años de edad, cerca de la publicación de Morirás lejos, José Emilio Pacheco redactó la nota preliminar de esta antología del autor fallecido hace siete. Aquí, se menciona la importancia de la educación como pilar para mantener y consolidar una sociedad justa y cuerda. Pacheco afirma que Alfonso Reyes era partidario de la idea de que se podía luchar contra las injusticias sociales mediante la difusión del conocimiento científico y filosófico, lo cual se puede observar en los distintos textos que incluye la primera parte del libro. Para Reyes, según Pacheco, era preciso liberarse de la especialización excesiva y, en compensación, conocer diferentes disciplinas para poder hacerse cargo de la riqueza de la cultura de un país como México. La cultura, insiste, sirve para “establecer sistemas regulares de conexiones”, en ese sentido es un modelo de diálogo. A los ojos de Pacheco, Reyes se propuso volver universal la cultura de Hispanoamérica sin abandonar los valores característicos de su tradición nacional en parte hispánica y en parte de raíces indígenas, sin olvidar la necesaria modernización. Pacheco asegura que para Reyes la tarea del escritor era esclarecer, es decir, enseñar y fomentar el juicio crítico. La segunda parte del libro reúne ensayos de Alfonso Reyes sobre diversos temas nacionales, entre los que destacan “México en una nuez” y Pasado inmediato.
7) “Borges y Reyes: Una correspondencia. Contribución a la historia de una amistad literaria”, Revista de la Universidad de México, 4, diciembre de 1979, https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/01817e6b-64c4-4698-aaec-7008b4e672a5/borges-y-reyes-una-correspondencia-contribucion-a-la-historia-de-una-amistad-literaria
En plena fuerza de la edad, a los cuarenta años, el poeta, escritor y periodista José Emilio Pacheco acomete el análisis de la relación amistosa entre Alfonso Reyes y Jorge Luis Borges a partir del intercambio de cartas que ambos personajes sostuvieron. Pacheco empieza enfatizando la importancia que tuvo la presencia de Reyes en la vida y obra de Borges; intenta fijar sin éxito la fecha en la que se conocieron. A lo largo del artículo, intercala algunas de las cartas que estos autores se escribieron comentando la vida de ambos y refiriéndose a acontecimientos que no se registran en las cartas, como los esfuerzos de Borges por conseguir que Reyes obtuviera el Premio Nobel. Pacheco enfatiza cómo el talento de Reyes salió a relucir gracias a las circunstancias y sucesos que le tocó vivir y que Borges lo llegara a considerar “el mejor prosista de la lengua española de éste y del otro lado del Atlántico”. 8) “Diálogo de los muertos: Alfonso Reyes y José Vasconcelos”, Proceso, núm. 164, 24 de diciembre de 1979, pp. 50-51. El texto se incluyó en Asedio a Alfonso Reyes 1889-1989, México, IMSS / UAM-A, 1989, pp. 141-145. Disponible en https://catedrareyes.org/2015/10/18/dialogo-de-los-muertos-alfonso-reyes-y-jose-vasconcelos-por-jose-emilio-pacheco/
Antes de publicar Desde entonces, José Emilio Pacheco nos presenta un diálogo inventado entre Alfonso Reyes y José Vasconcelos, veinte años después de la muerte de ambos. Inicia en el momento en que los fantasmas se encuentran en una calle de la Ciudad de México y deciden ir a la antigua casa de Reyes, ahora transformada en la Capilla Alfonsina. Mientras van caminando, señalan los cambios que ha sufrido la ciudad, comentan los escritos de uno y otro y las diferencias entre sus carreras, profesiones y metas. Se menciona la poca ambición política de Reyes y la repulsión que sentía hacia el poder y la violencia. Asimismo, se habla de la recepción que ha tenido la obra de cada uno. El diálogo termina cuando llegan a la Capilla Alfonsina y desaparecen.
9) “Primeros pasos de una generación literaria. Un ensayo inédito de Pedro Henríquez Ureña y dos cartas de Alfonso Reyes”, Revista de la Universidad de México, 2-3, octubre de 1980. https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/1bb43da8-8a98-4a79-97d3-07c4a99c45e8/primeros-pasos-de-una-generacion-literaria-un-ensayo-inedito-de-pedro-henriquez-urena-y-dos-cartas-de-alfonso-reyes
A los 41 años José Emilio Pacheco redacta este fragmento que sirve como introducción a la publicación de un ensayo inédito de Pedro Henríquez Ureña y dos cartas de la correspondencia entre éste y Alfonso Reyes, muerto hace 21 años. José Emilio Pacheco cuenta sucintamente cómo fue que Henríquez Ureña llegó a México y conoció a Alfonso Reyes. Pacheco deja entrever que en las cartas de Reyes se vislumbra el efecto que tuvo Ureña en la vocación del regiomontano, ya que después de leer sus ensayos, Reyes decide abandonar sus aspiraciones poéticas para dedicarse mejor al ensayo. Pacheco concluye diciendo que la publicación de estos textos es crucial para entender mejor a dos de las figuras más importantes de la literatura en América. Cabe apuntar que el epistolario de Alfonso Reyes y Pedro Henríquez Ureña 1907-1914 fue publicado por el fce en la colección Biblioteca Americana, en edición de José Luis Martínez en 1986, y que los dos tomos de la correspondencia entre 1914 y 1944 fueron publicados en formato digital por el fce en coedición con El Colegio de México, en edición de Adolfo Castañón en 2021.
10) “Julio Torri o la humildad premiada”, en Inventario I, 1973-1983, 2ª ed., México, Ediciones Era, 2018, 9 de marzo de 1981, pp. 509-515. [Se menciona a Alfonso Reyes en la p. 514.]
Antes de cumplir 42 años y al tiempo que publicaba Las batallas en el desierto y Prosa de la Calavera, José Emilio Pacheco redacta este “Inventario”, cuyo tema principal es Julio Torri y la importancia de su obra. No obstante, el nombre de Alfonso Reyes —quien había fallecido hacía poco más de dos décadas— aparece constantemente. José Emilio Pacheco menciona que Torri y Reyes eran escritores afines, cuya amistad influía positivamente en el otro. Pacheco cuenta que al leer las cartas que estos dos autores intercambiaron, se logra percibir la calidez e importancia que tuvo esta amistad, particularmente cuando ambos tenían veinte años. Esta cercanía empezó a socavarse cuando cumplieron 24 y dejan de frecuentarse. Se reencuentran cuando tienen cincuenta pero ahora entre ellos hay una brecha que no puede subsanarse. La relación termina mal debido a una confusión y a una lectura errónea de una nota que escribió Reyes, quien muere antes de que ocurra alguna reconciliación. No obstante, Torri nunca dejó de elogiar a Reyes. De acuerdo con Pacheco, las obras de ambos se complementan y dialogan: “Torri es inexplicable sin Reyes y para entender a Alfonso Reyes es preciso leer a Julio Torri” (514-515).
11) “Una tragedia mexicana: Bernardo Reyes bajo el signo de Marte”, en Inventario I, 1973-1983, 2ª ed., México, Ediciones Era, 2018, 4 de enero de 1982, pp. 559-568.
Al tiempo que publica Los trabajos del mar, José Emilio Pacheco presenta brevemente la biografía de Bernardo Reyes, desde su nacimiento hasta su muerte. Se enfatiza su carrera política al lado de Porfirio Díaz, los enfrentamientos armados en los que participó a lo largo de su vida y la enorme popularidad de la que gozaba. Por lo tanto, se mencionan otros personajes relevantes del periodo, como Francisco I. Madero y Victoriano Huerta. Permite vislumbrar el contexto de la Revolución, así como de la importancia, auge y declive del reyismo.
12) “Una amistad literaria: Alfonso Reyes y Juan Ramón Jiménez”, en Inventario I, 1973-1983, 2ª ed., México, Ediciones Era, 2018, 11 de enero de 1982, pp. 568-573.
Unos meses antes de cumplir 43 años, José Emilio Pacheco recuenta la amistad entre Juan Ramón Jiménez y Alfonso Reyes, la cual se puede reconstruir mediante los fragmentos que cada uno escribió aludiendo al otro y mediante sus cartas. Pacheco nos informa que la amistad de ambos duró casi medio siglo. Participaron juntos en proyectos literarios y lucharon en nombre del otro. Por ejemplo, Jiménez propuso que se le diera el Premio Nobel a Reyes. Se acompañaron a lo largo de su vida y murieron sólo con año y medio de diferencia. Pacheco afirma que a pesar de lo diferentes que eran en cuanto a temperamento, los unía su devoción y dedicación a la literatura. Ambos buscaron a su modo la perfección y creían que “el deber de la inteligencia es propagar los bienes culturales, no monopolizarlos”. Los dos buscaban cambiar su entorno gracias a sus escritos y eso los mantuvo cerca por más de la mitad de su vida.
13) “‘Voz de la Biblia y verso de Walt Whitman’: Nota sobre León Felipe y la tradición del versículo”, en Inventario II, 1984-1992, 2ª ed., México, Ediciones Era, 2018, 19 de noviembre de 1984, pp. 97-103. [Se menciona a Alfonso Reyes en la p. 100.]
Unos meses antes del aniversario vigésimo quinto del fallecimiento de Alfonso Reyes, José Emilio Pacheco tiene 45 años y publica Fin de siglo y otros poemas. Mientras tanto, busca reconstruir la tradición del versículo en la poesía en español. Para lograr lo anterior, comienza definiendo qué es “versículo” de acuerdo con diferentes diccionarios. Asimismo, ejemplifica cómo éste se ha empleado en la literatura francesa y estadounidense. Con respecto a Alfonso Reyes, Pacheco no se detiene mucho en el regiomontano, pero afirma que él fue el primero en escribir versículos en 1916 con “El descastado”. Posteriormente, otros autores —como Borges, Rafael Alberti y Vicente Aleixandre— extendieron y enriquecieron la utilización de los versículos.
14) “Gabriela Mistral (1889-1957): Conversación en El Lencero”, en Inventario II, 1984-1992, 2ª ed., México, Ediciones Era, 2018, 10 de abril de 1989, pp. 516-522.
El año que cumple cincuenta y publica Ciudad de la memoria: poemas 1986-1989, José Emilio Pacheco nos sitúa en El Lencero, una hacienda a las afueras de Xalapa. En este texto, Pacheco recrea una conversación ficcional entre los fantasmas de Gabriela Mistral —quien había fallecido hacía 32 años— y Alfonso Reyes —en el trigésimo aniversario de su muerte— el día del centenario de su nacimiento. Conversan sobre muchos temas, entre los cuales destacan las diferencias en cuanto a la extensión de la obra de cada uno, la importancia del arte al momento de enfrentarse a situaciones dolorosas —tal como el suicidio del hombre al que Gabriela Mistral amaba—, la futilidad de las clasificaciones en géneros y movimientos literarios. Se enfatiza el olvido al que están expuestos los libros de ambos y la manera en que con cada lectura se salva, aunque sea momentáneamente, de ese olvido y los lectores traen de nuevo a la vida la obra de los escritores. Asimismo, comentan los mitos que persiguen a la figura de Reyes y las contribuciones de Gabriela Mistral al mundo literario y al lugar de las mujeres dentro de este círculo al haber sido la primera ganadora del Premio Nobel de Hispanoamérica. El artículo termina cuando amanece, ya que ambos espíritus desaparecen.
15) “Alfonso Reyes en Madrid (1914-1924)”, en Inventario II, 1984-1992, 2ª ed., México, Ediciones Era, 2018, 17 de abril de 1989, pp. 522-527.
En este artículo, José Emilio Pacheco traza la serie de intercambios y conexiones que estableció Alfonso Reyes entre México y España. Aquí, Pacheco cuenta cómo las circunstancias diplomáticas —su estancia en Madrid— y personales —la muerte de su padre y su contacto con otros autores— influyeron en su obra e intereses. Por ejemplo, menciona que el haber conocido a Pedro Henríquez Ureña marcó la vida intelectual de Reyes y lo orilló a interesarse en los autores clásicos españoles. Pacheco enfatiza, a su vez, la labor de Reyes como traductor y la relación que también logro entablar con Argentina, tal y como se observa en su amistad con Jorge Luis Borges.
16) “Reyes en la hora de Tiananmén”, en Inventario II, 1984-1992, 2ª ed., México, Ediciones Era, 2018, 12 de junio de 1989, pp. 528-534.
Un par de semanas antes de cumplir medio siglo, José Emilio Pacheco retoma el tema de la biografía de Bernardo Reyes, quien había fallecido hacía 76 años. Se menciona la relación entre Bernardo Reyes y Porfirio Díaz, el crecimiento del reyismo —caracterizado por el uso de claveles rojos— y las medidas que Díaz tomó en contra de Reyes. Se hace especial alusión a la manera en que se emplearon las palabras como propaganda y medio de difamación. José Emilio Pacheco dice que ésta es la razón por la que Alfonso Reyes siempre cuidó con esmero las palabras que usaba, ya que fue testigo del poder y efecto que pueden llegar a tener. El “Inventario” termina con la muerte de Bernardo Reyes y con el horror que su hijo Alfonso sintió toda su vida por el poder.
17) “Cartas a los muertos. Guzmán y Reyes: La querella de México”, en Inventario II, 1984-1992, 2ª ed., México, Ediciones Era, 2018, 6 de julio de 1992, pp. 666-675.
A la edad de 53 años, cuando Alfonso Reyes está a punto de cumplir 33 de haber fallecido, Pacheco se acerca a las cartas que el regiomontano redactó durante el transcurso de su vida. Este artículo inicia con una reflexión sobre qué beneficios tiene leer la correspondencia póstuma de autores o personajes famosos. Si bien al hacer esto los lectores se cuelan en la intimidad de los escritores, el género epistolar les provee una visión diferente que complementa la idea que tienen de la persona como escritor. Esto ocurre con la correspondencia entre Martín Luis Guzmán y Alfonso Reyes. José Emilio Pacheco cuenta que en las cartas que intercambiaron se logra ver las tensiones que marcaron, en ciertos momentos, la amistad de ambos, ya que los lectores tenían opiniones muy diferentes de cada uno. Sin embargo, Pacheco explica que los dos se complementaban y que “Guzmán no hubiera existido sin Reyes ni Reyes sin Guzmán” (674).
18) “Visión de Anáhuac, cartones de Madrid: La rueda del tiempo”, en Inventario III, 1993-2014, 2ª ed., México, Ediciones Era, 2018, 4 de noviembre de 1996, pp.164-169. [Se menciona a Alfonso Reyes en la p. 166.]
Este “Inventario” se enfoca principalmente en analizar las relaciones entre México y España. Tras el conflicto por la Independencia de México, pasaron algunos años antes de que se reanudara la comunicación entre ambos países. A lo largo del “Inventario”, José Emilio Pacheco, con 57 años de edad, explica cómo la interacción entre España y México influyó en la obra de varios escritores. Uno de éstos es Alfonso Reyes quien, a pesar de haber fallecido hacía 37 años, seguía permeando la obra de José Emilio Pacheco. Éste cita a Borges para enfatizar la noción de que las tragedias, en ocasiones, son regalos disfrazados. Pacheco hace hincapié en que los acontecimientos que marcaron la vida de Reyes —como el fusilamiento de su padre— permearon su visión del mundo, la cual sólo se enriqueció gracias a la relación que él logró entablar entre México y España. Pacheco afirma que esta interacción forjó al escritor en el que Reyes se convirtió años después.
19) “Correspondencia, 1939-1959. Una amistad literaria: Alfonso Reyes y Octavio Paz”, en Inventario III, 1993-2014, 2ª ed., México, Ediciones Era, 2018, 6 de abril de 1998, pp. 211-217.
Cuando publica Bajo la luz del haiku y Narrativa completa, acercándose a los 60 años, José Emilio Pacheco pone un especial énfasis en la relación entre Alfonso Reyes y Octavio Paz. Estos dos mexicanos se llevaban un cuarto de siglo de diferencia. Sin embargo, construyeron una amistad que los unió toda la vida. José Emilio Pacheco cuenta que es imposible fijar con exactitud cuándo ni cómo se conocieron. No obstante, gracias a las cartas que intercambiaron y que, posteriormente, se publicaron en un libro, es posible entrever las minucias e intimidades que compartieron. Asimismo, Pacheco afirma que mediante las cartas, los lectores conocen detalles de las vidas de ambos, que de otra forma sería imposible saber, como —por ejemplo— las dificultades de las misiones diplomáticas que los dos tuvieron que enfrentar. A lo largo de su vida, ambos autores construyeron una relación que los permeó no sólo como personas, sino también como escritores.
20) “Monterrey de Alfonso Reyes”, en Monterrey: correo literario de Alfonso Reyes, Fondo Editorial de Nuevo León, 2008, pp. 23-31. Durante el año que José Emilio Pacheco cumpliría 69 y Alfonso Reyes llevaría 49 de haber fallecido, Pacheco nos regala un texto en el que analiza la labor de Alfonso Reyes durante su estancia diplomática en Brasil, la cual estuvo marcada por la publicación del periódico Monterrey. Reyes mismo redactaba, imprimía y financiaba este periódico sin apoyo de ningún gobierno. De acuerdo con José Emilio Pacheco, durante los ocho años en que circuló esta publicación, Alfonso Reyes se esforzó por establecer relaciones entre México y Brasil, así como entre México y Argentina. Considerando el clima político y bélico de la época, para algunas personas es sorprendente que Alfonso Reyes no tratara temas de esta índole en su periódico. Sin embargo, Pacheco asegura que esto se debe a que Reyes quería tener un espacio donde no se permitiera que entraran la violencia y el caos del mundo. Pacheco concluye diciendo que, si bien algunos temas tratados en Monterrey ya no son vigentes, aun así se discutieron problemas que todavía son actuales. Por último, Pacheco asevera que este periódico es un ejemplo más del estilo natural y armónico que caracteriza a los escritos de Alfonso Reyes. 21) “Palabras leídas por José Emilio Pacheco en la recepción del Doctorado Honoris Causa”, Revista Interfolia, núm. 5, enero-mayo 2010, pp. 16-18. La ceremonia se realizó el 10 de septiembre de 2009. En 2010, José Emilio Pacheco publicó No me preguntes cómo pasa el tiempo: poesía II (1964-1972), Elogio de la fugacidad: antología poética, 1985-2009, entre otros. Unos cuantos meses antes de cumplir 71 años, Pacheco inicia el discurso —pronunciado tras haber recibido el Doctorado Honoris Causa— agradeciendo a la Universidad Autónoma de Nuevo León, lo cual le permite hablar de Alfonso Reyes. Pacheco afirma que a pesar de que, para ese entonces, habían pasado cincuenta años de la muerte de Reyes, su presencia seguía (y sigue) acompañándonos; sigue vivo a través de sus escritos. Pacheco afirma que para Reyes sus escritos eran un medio con el cual se podía combatir la violencia e injusticia que asolan a México. Si bien, como asegura Pacheco, para algunas personas la idea de que los libros logran contrarrestar el clima de violencia que vivimos es fútil, en realidad los textos son una herramienta más en la batalla por el “sueño de un México justo, ordenado y en paz” (17). Para Pacheco, Reyes es un faro que lo guía y en el cual puede confiar. El discurso concluye con una cita de “Atenea política”, la cual, según Pacheco, es un ejemplo de la forma en que los escritos nos sacan de la oscuridad y nos encaminan hacia un futuro que podría ser mejor si cada uno de nosotros hiciera “lo que hace de la mejor manera posible” (17).
22) “Alfonso Reyes y la invención del blog”, en Inventario III, 1993-2014, 2ª ed., México, Ediciones Era, 2018, 18 de septiembre de 2011, pp. 574-578.
Tras haber cumplido 72 años, José Emilio Pacheco se acerca una vez más a Alfonso Reyes, a poco más de medio siglo de haber fallecido, con este “Inventario”. Este texto es una versión resumida y más concisa del publicado en Monterrey: correo literario de Alfonso Reyes. José Emilio Pacheco retoma varios fragmentos y los publica unos años después. Por lo tanto, se trata el mismo tema: la publicación del correo literario de Reyes titulado Monterrey durante su estancia diplomática en Brasil. Se mencionan de nuevo los esfuerzos de Reyes por dar a conocer un México diferente del aquel que era famoso por sus conflictos y agresiones. Reyes le apostó a la cultura, así que su periódico lidiaba con temas culturales que, aunque no todos siguen siendo vigentes, les permiten a los lectores tanto vislumbrar el contexto del periodo, como darse cuenta de que algunas cuestiones problemáticas continúan estando presentes.
Notas
[1] Desde “hace de la literatura” hasta “da sombra”: David Carrizales, “Recibió el poeta José Emilio Pacheco el Premio Internacional Alfonso Reyes”, La Jornada, 25 de octubre de 2004, https://www.jornada.com.mx/2004/10/26/048f2con.php?origen=index.html&fly=2.
Existen otras notas periodísticas que abordan la recepción de este premio, tales como Jorge Luis Espinosa, “Gana José Emilio Pacheco premio Alfonso Reyes”, El Universal, 8 de julio de 2004, https://archivo.eluniversal.com.mx/cultura/35981.html
[2] Inventario. Antología, 3 vols., 2ª ed., México, Ediciones Era, 2018.
[3] Véase La poesía mexicana del siglo XX, México, Empresas Editoriales; Poesía en movimiento: México, 1915-1966, México, Siglo XXI Editores; y Los narradores ante el público, México, Joaquín Mortiz.
© Foto Wikimedia Commons: José Emilio Pacheco (Archivo de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, 2009).
Adolfo Castañón. Poeta, traductor y ensayista. Es autor de más de 30 volúmenes. Los más recientes de ellos son Tránsito de Octavio Paz (2014) y Por el país de Montaigne (2015), ambos publicados por El Colegio de México. Premio Xavier Villaurrutia 2008, Premio Alfonso Reyes 2018 y Premio Nacional de Artes y Literatura 2020. Creador Emérito perteneciente al SNCA. Twitter: @avecesprosa
©Literal Publishing. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación. Toda forma de utilización no autorizada será perseguida con lo establecido en la ley federal del derecho de autor.
Las opiniones expresadas por nuestros colaboradores y columnistas son responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de esta revista ni de sus editores, aunque sí refrendamos y respaldamos su derecho a expresarlas en toda su pluralidad. / Our contributors and columnists are solely responsible for the opinions expressed here, which do not necessarily reflect the point of view of this magazine or its editors. However, we do reaffirm and support their right to voice said opinions with full plurality.
Posted: May 26, 2022 at 6:47 am
Muy estimado Adolfo: Estimo que a tu inestimable y muy útil recuento habría que añadir “Alfonso Reyes en la Tarahumara”, publicado en la revista PROCESO del 30 de enero de 2012.
Aprovecho para enviar un cordial saludo