Essay
La carga de los sobrevivientes

La carga de los sobrevivientes

Gerardo Cárdenas

• Claire Fuller: Our endless numbered days

Es casi inevitable, leyendo Our endless numbered days (TinHouse Books, Portland, 2015) de la británica Claire Fuller, no establecer puntos de comparación con Room, de la canadiense Emma Donoghue, que es prácticamente contemporánea (2010). No pretendo afirmar que la de Fuller es copia o derivación de la de Donoghue, sino trazar una línea en torno a un tema común: la carga que durante el resto de su vida arrastrarán quienes sobreviven a situaciones extremas.

Tanto en el caso de la novela de Fuller como en la de Donoghue, los protagonistas viven el extremo que constituye la tortura psicológica y física de la confinación. En Room el protagonista es un niño que es producto de una violación y un secuestro; madre e hijo son rehenes. En Our endless numbered days la protagonista es una niña que es manipulada por su padre al punto de convencerla que el mundo se ha acabado y ellos tendrán que sobrevivir, solos, es una cabaña perdida en un bosque de Alemania.

Fuller traza con rasgos tenues una distopía poderosa: no hay grandes artificios literarios para describir el fin del mundo, aún si sabemos que se trata de una mentira. Con maestría –más admirable aún cuando nos enteramos que el libro es la primera novela de Fuller y que la autora empezó a escribir realmente pasados sus 40–, Fuller nos coloca de golpe en la situación: Peggy Hillcoat tiene 8 años de edad y es hija de un matrimonio a duras penas estable: la madre es una concertista alemana famosa; el padre, James, un mediocre convencido que el mundo está por culminar en una conflagración nuclear y que ha trazado un plan para sobrevivir en el bosque.

El gran mérito de Fuller es que sabe colocar al lector en el centro de sus propios preconceptos y confrontarlo con la posibilidad de que también sean prejuicios. El lector asume que en la dinámica del abusador y el abusado, éste último es una víctima finalmente redimible. Toda carga moral y ética, toda noción criminal, recae en el abusador, en quien ha secuestrado, torturado física, mental o sexualmente a una víctima, manipulado la realidad para hacerla funcionar con base en sus intereses.

Bajo ese mismo preconcepto, la víctima pasa de la clasificación de víctima –redundancia intencional– a la de paciente. La humanidad de la víctima es sólo recuperable mediante tiempo y terapia. Portada-ourendlessnumbereddays-1

Lo fascinante en novelas como las de Donoghue y Fuller es que la psicología de la victimización de la víctima –de nuevo redundancia intencional– es sometida a examen. ¿Cuál es la vida que espera a quien sobrevive? ¿Cuáles son las consecuencias de los actos cometidos por la víctima durante su reclusión, hayan sido estos llevados a cabo libremente o bajo amenaza, presión, abuso o engaño?

Fuller nos muestra dos mundos de la víctima: el exterior, donde preside la creciente locura e incapacidad de su padre para vivir en total aislamiento; y el interior, donde Peggy –que pierde ese nombre muy pronto en la novela ya que su padre la rebautiza como “Punzel”– ha de construir realidades alternas e identidades paralelas no sólo para mantenerse aferrada a su propia coherencia interna, sino para asumir la responsabilidad de mantenerse viva y mantener vivo a su padre.

Tanto en Room como en Our endless numbered days los protagonistas escapan. Cada escape constituye un cataclismo doble: primero, por la violenta alteración de la cotidianeidad de la reclusión; segundo, porque constituyen el punto de partida para la lucha verdadera que cada sobreviviente debe emprender, que es la lucha final por la cordura, la coherencia, y la continuidad. En ese sentido, la coherencia/cordura/sobrevivencia de Peggy/Punzel es una constante lucha interna por entender acciones, pensamientos y decisiones que la llevaron desde la fuga de la cabaña al reencuentro con la sociedad y el encuentro final con la madre.

En el dilema de la protagonista, la memoria juega un papel central –un elemento que es relativamente secundario en Room. En Our endless numbered days la memoria es la pieza clave entre tres mundos: el anterior a la huida al bosque; el mundo construido por padre e hija durante los varios años en que malviven en la cabaña; los momentos claves de la huida de Peggy/Punzel y el destino final de su padre. A esto añadamos el fuerte debate entre la memoria que la protagonista tiene de su madre, lo que esa memoria significaba y el reencuentro con la madre, años después, ambas realmente sobrevivientes de extremos opuestos.

Es difícil pensar en un debut novelístico más prometedor que el de Fuller. Our endless numbered days ganó el Premio Desmond Elliott, el principal galardón que se otorga en el Reino Unido a las primeras novelas. Ésta ya se ha traducido al francés y el italiano, no al español, no aún, que yo sepa. Swimming lessons, la segunda novela de Fuller, se publicará en 2017.

gerardoGerardo Cárdenas, escritor y periodista mexicano, reside en Chicago. Es autor del volumen de relatos A veces llovía en Chicago (2011), del poemario En el país del silencio (2015) y de la obra de teatro Blind Spot (201), publicada por Literal Publishing. En 2015 obtuvo el premio Nuevas Voces de Repertorio Español. Es editor de la antología de relato breve en español de Estados Unidos Diáspora, de próxima publicaciónTwitter: @el gerrychicago


Posted: June 13, 2016 at 9:23 pm

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