Emilia Pérez o En busca de una buena película
Jaime Perales Contreras
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“Uno de los grandes problemas de México, hoy como ayer, es un nacionalismo llevado hasta el extremo que delata un profundo complejo de inferioridad”. Así escribió Luis Buñuel en su libro de memorias, Mi último suspiro, cuando se refirió a su obra maestra, Los olvidados. La película suscitó violentas reacciones: solamente duró en cartelera cinco días, la prensa la atacó ferozmente y sindicatos y asociaciones pidieron la expulsión del director español del país. Tal fue la respuesta que generó el filme., Al parecer, la verdad era muy dura para ser aceptada en esa época al exhibirse la pobreza que existía– y que existe– en México y que, por si fuera poco, ésta fuera presentada por un extranjero con lujo de detalle. Sin embargo, el destino de Los olvidados cambió radicalmente cuando ganó el Premio de Dirección en el Festival de Cannes en 1950 y empezó lo que Octavio Paz llamó como la segunda gran época del cine de Buñuel.
En busca de Emilia Pérez del francés Jacques Audiard ha sido comparada con Los olvidados en cuanto a las reacciones del público. Los olvidados, cuando fue reconocida internacionalmente, los ataques cesaron y se reestrenó con gran éxito en México. En el caso de En busca de Emilia Pérez, la indignación por parte del público mexicano continúa; a pesar de que ganó el Premio del Jurado en Cannes y que, además, el filme tiene trece nominaciones al Óscar y gran apoyo de directores y luminarias de talla mundial, esto nos hace formular las preguntas: ¿En busca de Emilia Pérez ha sido sobrevalorada? ¿Acaso Luis Buñuel tenía razón sobre las críticas nacionalistas del mexicano que en el fondo encierran cierto complejo de inferioridad?
El filme cuenta la historia de Juan “Manitas” del Monte un sanguinario narcotraficante mexicano que por elección decide cambiar de sexo para convertirse en Emilia Pérez (Karla Sofía Gascón). Esa elección trae como consecuencia el cambio de identidad y el fingimiento de su muerte. Nadie sabe de su transformación, incluso su esposa lo da por muerto (Selena Gómez). Solamente una abogada dominicana radicada en México (Zoe Saldaña) sabe de su secreto y que, a lo largo del filme, se convierte en su cómplice.
A su vez, la película sugiere que el cambio de sexo de Emilia Pérez hace cambiar su manera de pensar. Arrepentida por su pasado decide formar un organismo dedicado a la búsqueda de las personas desaparecidas en México. A partir de este trágico tema, el director nos brinda un musical en donde la estructura de himnos y coros claman abiertamente que México es un país corrupto. De ahí la polémica. Varios medios la han calificado de ser una película frívola, que banaliza un problema muy grave que afecta a México, mientras que otros afirman que es una obra maestra. ¿A quién hacer caso?
La película tiene aparentemente una vocación de denuncia. La letra de El mal, tema nominado para el Óscar, que canta Zoe Saldaña, nos da una ligera muestra de esto. Aquí un fragmento de esta horrible letra:
Miren al químico, químico/Que lo nombraron ministro de algo/ El químico/Él hace poco mandó a matar a su esposa y familia/ Ah chinga/ ¿Y qué hicieron con esos cadáveres?/Ácido/ Miren al juez Santos/Mírenlo no le importa nada/Sólo los niños/Los narcos los matan a tiros/Los llevan afuera de todos sus pueblos/natales/ A cambio de eso que hace poco mandó a matar a su socio y familia, a chingar / ¿y qué hicieron con esos cadáveres? Ácido/Miren al juez Santos que no le importa nada./Sólo los niños/ Los narcos los matan a tiros/Los llevan afuera de sus pueblos natales/ A cambio de eso/Santos reduce los juicios a falta de/pruebas/ Habla esta gente habla/Pero ahora lo van a pagar/A pagar, a pagar, a pagar(…)
Al igual que Luis Buñuel en Los olvidados, en el caso de En busca de Emilia Pérez, el público mexicano se ha indignado debido a que un extranjero expuso los infortunios y las estrecheces que existen en el país y que, además, se muestren al mundo entero a través de un medio de gran influencia como es el cine. Se le acusa a Jacques Audiard de presentar de manera superficial y glamorosa el problema de la desaparición forzada que existe en el país y de exaltar hasta cierto punto al crimen organizado.
En busca de Emilia Pérez no es la primer película que, a través de un musical, muestra un grave problema social que afecta a México. Zoot Suit (1981) de Luis Valdez, expone, con gran agilidad, conciencia y con mayor fortuna que En busca de Emilia Pérez, el tema de la migración mexicana a Estados Unidos por medio de su musical sobre el asesinato de un pachuco en Sleepy Lagoon, en Los Ángeles, California, durante la década de los años cuarenta y la acusación de un grupo de jóvenes inocentes. El asesinato históricamente provocó enfrentamientos y trifulcas en esa época e inspiró libros, artículos, obras de teatro y filmes. Entre los libros, uno de los más notables, fue el primer capítulo de El laberinto de la soledad de Octavio Paz, titulado El pachuco y otros extremos.
El problema de hablar mal español que tuvo Selena Gómez en la película, también ha sido duramente criticado en México. No lo es tanto, obviamente, si el auditorio alrededor del mundo que atiende a una sala de cine para ver el filme no habla el idioma es peccata minuta. Aunque en el caso de Los olvidados, Buñuel contrató a un asesor de dialecto mexicano que fue Pedro de Urdemalas. Eso le dio gran fuerza a la película. Por su parte, En busca de Emilia Pérez, si tuvo a alguien que coordinó el tema de los acentos y expresiones de los personajes, pues, al parecer, no fue tan efectivo debido a los ásperos comentarios por parte del público hispanohablante.
Es curioso, Selena Gómez en el filme habla español en la película como si fuera una mujer de origen ruso. En ese sentido, la solución hubiera sido adaptar su arco narrativo y biográfico: el personaje en lugar de ser mexicano, se hubiera optado por el de una mujer eslava radicada en México que “El manitas” hubiera conocido en un antro de Baile de mesa. Lo cual hubiera justificado el marcado acento de la actriz.
En cuanto a injusticias por parte del Óscar, con respecto a temas mexicanos, se esperaba que Pedro Páramo, dirigida por Rodrigo Prieto, hubiera recibido al menos una nominación por fotografía, pero el filme pasó sin pena ni gloria ante los ojos de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas. Es una pena.
Aunque la coreografía de En busca de Emilia Pérez es sorprendente, el tema principal del filme, Mi camino, interpretado por Selena Gómez, es agradable y la introducción de la voz de María del Mar y su anuncio ambulante de Fierro viejo, le proporciona un ambiente muy singular a la película, el filme al parecer ha sido sobrevalorado.
En el caso de Los olvidados, Buñuel trabajó en su mayoría con actores no profesionales, fue rodada en 21 días, utilizó solamente veinte mil metros de película y, además, por el guion y la dirección cobró dos mil dólares en total, lo cual era muy poco en comparación de lo que ganaban directores en esa época en la industria en Europa y Estados Unidos. Y con estos grandes obstáculos, y carencias económicas, realizó uno de los filmes más brillantes en la historia del cine mundial. Una auténtica obra maestra que se ha ido añejando como los buenos vinos con el paso del tiempo.
Por su parte, En busca de Emilia Pérez, el presupuesto fue de casi treinta millones de dólares, que al parecer todavía no recupera la inversión, se contrataron a nombres conocidos en los papeles principales y, como lo han informado los medios, con excepción de Adriana Paz, hubo escasez de talentos mexicanos en la filmación, lo que también se ha percibido como una postura racista. ¿Sobrevivirá la película de Jacques Audiard al paso del tiempo como fue el caso de Los olvidados? Yo me atrevo a tirar la moneda al aire y pienso que no.
Quizá con esta perspectiva plástica de la película sobre México, y sus problemas, el nombre de Emilia Pérez le hubiera quedado mejor ser traducido por el de Emily Smith, algo mucho más cercano a Hollywood y, como lo muestra el filme, algo ciertamente distante de México. En busca de Emilia Pérez es más bien la búsqueda de una buena película que en este caso no encuentro.
Jaime Perales Contreras. Escritor, ensayista y comunicador. Trabajó durante doce años en la Organización de Estados Americanos (OEA), en la sede en Washington, D.C., en las áreas de Democracia y Seguridad humanitaria. Entre sus distinciones, ha obtenido la John William Fulbright Scholarship, la beca del Consejo Británico y la del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). De sus libros, se publicó una nueva edición corregida y aumentada de su ensayo biográfico Octavio Paz y su círculo intelectual (Ediciones Coyoacán, 2017), su volumen de relatos se titula El gallo que fingió ser Jorge Luis Borges (Fontamara, 2015) y su último libro de ensayos sobre la relación entre el séptimo arte y la literatura se titula Leer Cine (Fontamara, 2020). Actualmente es profesor de cátedra del Tecnológico de Monterrey en el Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales.
De su libro sobre Octavio Paz, el escritor Mario Vargas Llosa comentó de este como una obra de consulta obligada.
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Posted: February 9, 2025 at 10:26 pm
Me pareció que precisamente esa perspectiva de mirar críticamente desde afuera permite a esta película atreverse a tratar temas tabúes y tal vez reprimidos por el imaginario nacional. El acento de Selena Gómez encuadra en las identidades fronterizas de hablantes bilingües, algo difícil de entender por hablantes monolingües, que condenan la variedad de habilidades como ‘hablar mal’ el español.
Para mí la película encaja en el género de historias de camino, en la cual el personaje de Emilia se embarca en una transformación que trasciende los aspectos físicos y culmina en su redención como representante y mártir por la causa de los desaparecidos. La escena final de la procesión cierra el círculo de la hagiografía de Emilia convertida ahora en Santa Emilia de los Desaparecidos.
En mi opinión el tratamiento del tema a través de un musical reduce la carga emocional a un nivel tolerable y la actuación de Zoe Saldaña es excepcional. Mi crítica sería que quizás intentaron abarcar demasiados temas: el machismo, las identidades trans, la violencia de los narcos, la corrupción institucional, la religiosidad popular, el racismo y la discriminación basados en el color de la piel y otros que se me escapan en este momento.
De todas maneras me pareció un filme genial.