Essay
Roger Bartra: Conciencia y cultura

Roger Bartra: Conciencia y cultura

Jesús Ramírez-Bermúdez

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Bartra discute los motivos para sostener una relación crítica con el poder. En lo personal, me parece injusta la amnesia del sector oficialista mexicano que se escandaliza ante la crítica del autor al obradorismo: Bartra fue aún más crítico con los gobiernos priistas y panistas.

El estudio científico de la conciencia ofrece una oportunidad inesperada para un diálogo entre las neurociencias cognitivas y las indagaciones filosóficas sobre la experiencia consciente. Esto tiene un gran valor en los territorios de la neurología y la psiquiatría, ya que la mayoría de los problemas clínicos en estas disciplinas involucran experiencias subjetivas perturbadoras, atípicas, angustiantes o dolorosas. Aunque los avances tecnológicos en las últimas décadas han mejorado los enfoques diagnósticos, aún no existe un dispositivo tecnológico que nos permita inspeccionar directamente la experiencia subjetiva de los demás. Los reportes del paciente acerca de sus estados mentales tienen un valor central en la consulta y en el proceso diagnóstico. Esto es muy evidente en el caso del dolor: sin el reporte subjetivo del paciente, es imposible hacer el diagnóstico de entidades como la migraña, en las cuales no hay anormalidades diagnósticas en las pruebas de laboratorio o imagen. Más aún: incluso cuando hay una lesión visible, objetiva, en los estudios de neuroimagen, necesitamos hacer una evaluación cualitativa de la experiencia subjetiva: por ejemplo, si el paciente tiene una lesión en el tálamo, puede haber o no dolor crónico. La neuroimagen nos ofrece en este caso una posible explicación para el problema clínico, pero no nos dice si hay o no hay una experiencia de dolor. Sólo el paciente puede hacerlo, desde su perspectiva en primera persona. En el campo de la psiquiatría, hay muchos fenómenos semejantes al dolor (alucinaciones, delirios, obsesiones, y otros), en el sentido de que sólo podemos conocerlos mediante el estudio cuidadoso de la vivencia del consultante, es decir, mediante el estudio de su experiencia consciente.

Escribo estas líneas a propósito de la autobiografía intelectual de Roger Bartra, titulada: Mutaciones (Random House Mondadori, 2023). Además de ser un científico social creativo, adelantado a su época, y uno de los ensayistas más lúcidos y refinados de nuestro país, Bartra es uno de los pocos hombres de letras que han establecido un diálogo penetrante y fecundo con las ciencias naturales y la tecnología. En su Antropología del cerebro, abordó directamente el problema de la consciencia, y propuso que el surgimiento de esta función no depende tan sólo de la actividad neuronal, sino que requiere una “prótesis cultural”. Según su planteamiento, esta prótesis está formada por sistemas simbólicos, o redes exocerebrales -así las designa- que interactúan con las redes neuronales del sistema nervioso para modelar la actividad neurobiológica durante la actividad consciente. La hipótesis de Bartra fue y sigue siendo un llamado al trabajo multidisciplinario. Y esto es muy pertinente al estudiar y atender los padecimientos mentales y las enfermedades neuropsiquiátricas. El conocimiento médico y biológico es necesario, pero no es suficiente. Se requiere también un estudio riguroso de los configuradores culturales que participan en la construcción de los fenómenos inquietantes y muchas veces dolorosos que aparecen en los estados de psicosis, manía, o depresión.

Mutaciones narra los procesos cognitivos que llevaron a Roger Bartra a estudiar el mito del salvaje y las redes imaginarias del poder político, y a explorar otro poderoso mito occidental: el de la melancolía, que significa una bisagra entre sus estudios sobre la identidad postmexicana y su investigación de las redes culturales. En esa confluencia surgió el concepto de las redes exocerebrales. El autor narra su amistad en Wisconsin con Paul Bach-y-Rita, un neurocientífico de ascendencia catalana que estudió medicina en México y escribió un libro notable (Brain Mechanisms in Sensory Substitution) donde estudia los principios teóricos y los mecanismos necesarios para lograr que una persona ciega pueda “ver” mediante una tecnología que transforma estímulos luminosos en patrones de estimulación táctil. Mediante un largo proceso, Bartra concibió la idea de la cultura como un conjunto de sistemas simbólicos de sustitución, que hacen posible la operación de funciones mentales que no emergen de manera aislada, en un solo individuo, adentro del cráneo. Los procesos simbólicos enlazan la experiencia consciente de muchas personas para generar fenómenos intersubjetivos. Y estos fenómenos son relevantes para el desarrollo de la vida afectiva, de la cognición social, para la formación de conceptos abstractos, y para razonar acerca de las creencias ajenas. Todo ello permite concebir una arquitectura neuropsicológica dependiente de la cultura. Para usar las palabras de Bartra, sin los sistemas simbólicos quizá podríamos experimentar un flujo de representaciones sensoriomotoras, e incluso procesos semánticos preverbales, pero no podríamos pensar acerca del pensar: la reflexión y la autocrítica dependen de los sistemas simbólicos que hemos incorporado a nuestro propio organismo mediante el aprendizaje y la plasticidad cerebral. Los problemas más severos de la psiquiatría aparecen a este nivel. Por ejemplo, un paciente se rompe la pierna cuando escapa de sus familiares. Dice que son impostores, físicamente idénticos a sus verdaderos familiares, pero distintos psicológicamente. En el delirio hay una incapacidad para identificar los errores en el pensamiento, a veces con un desenlace trágico. Para entender la metaconciencia -es decir, el monitoreo y la evaluación de nuestra propia experiencia subjetiva- necesitamos investigar el enlace funcional del cerebro y la cultura.

Disfruté enormemente las Mutaciones de Bartra. Es un libro con más ironía que nostalgia, lleno de observaciones lúcidas sobre la vida en México durante ocho décadas. El autor narra su tránsito por la contracultura, el marxismo, la militancia en el partido comunista, y nos comparte su perspectiva de la conversación política y cultural. Describe su estancia en escenarios europeos y latinoamericanos. Allí se encuentran las raíces de una identidad postnacional, con sentimientos constantes de extranjería. Hay narraciones muy interesantes sobre de la vida en Venezuela antes de los gobiernos autoritarios de Chávez y Maduro. Hay recuentos muy reveladores acerca del zapatismo, y escenas de la vida en París, Londres, Barcelona, Lisboa, China, Marruecos y Estados Unidos. A lo largo de la obra, Bartra discute los motivos para sostener una relación crítica con el poder. En lo personal, me parece injusta la amnesia del sector oficialista mexicano que se escandaliza ante la crítica del autor al obradorismo: Bartra fue aún más crítico con los gobiernos priistas y panistas. Desde luego, me parece errada la decisión del Fondo de Cultura Económica de descontinuar libros de Bartra que son clásicos, relevantes y muy leídos. La posición crítica frente a la autoridad federal jamás debería ser el criterio para publicar o no una obra en la editorial más importante del Estado. Por mi parte, celebro la publicación de Mutaciones y los ochenta años de vida del autor. Es un libro generoso y honesto, que nos permite hacer un recorrido memorable por los caminos de la crítica y la creación.

 

Jesús Ramírez-Bermúdez. Médico especialista en neuropsiquiatría. Es Doctor en Ciencias por la UNAM. Pertenece al SNI CONACyT. Ha publicado más de 100 trabajos científicos en el campo de las neurociencias clínicas, con reconocimientos en Australia (International Neuropsychiatric Association, 2006) y Estados Unidos (International Conference on Bipolar Disorders, 2011). Es autor del tratado Principios de Neuropsiquiatría (Asociación Psiquiátrica Mexicana, 2019) de la novela Paramnesia (Penguin-Random House, 2006) y de los libros Breve diccionario clínico del alma (Penguin-Random House, 2010), Un diccionario sin palabras (Almadia, 2016), y Depresión: la noche más oscura (Penguin-Random House, 2020) que exploran las fronteras entre la narración clínica y el ensayo científico. En 2009 obtuvo el Premio Nacional de Ensayo Literario del Instituto de Bellas Artes de México. Su Twitter es @JRBneuropsiq

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Posted: December 13, 2023 at 3:18 pm

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