Essay
A veces diéresis
COLUMN/COLUMNA

A veces diéresis

Adolfo Castañón

Desde Madrid una amiga me preguntó hace poco acerca del uso de la diéresis en la poesía contemporánea. La palabra es rara y curiosa, viene del latín tardío y del griego diaírein y significa “separación”; en francés se dice diérèse y en inglés diaeresis. Está relacionada con “hereje”. Recuerdo la definición: “Pronunciación separada de dos vocales que naturalmente debieran formar diptongo. Usase en poesía: rü-i-do” que da Martin Alonso en Ciencia de lenguaje y arte del estilo (Madrid, 4ª ed. 1955, p. 1394). La empleaban los autores clásicos como Quevedo, fray Luis o Villegas, quien en su Monostrofe 37, Del verano, dice:

¿No ves cómo las ondas

del ancho mar quïetas

aflojan los furores

y amigas se serenan?[1]

También José de Espronceda:

¡Oh! ¡Cuán süave resonó en mi oído / el bullicio del mundo y su rüido!

(Espronceda, Diablo [Esp. 1840-41]).

Entre nosotros se encuentra usada o citada varias veces en Alfonso Reyes. La primera corresponde a una referencia del “gran don Luis de Góngora, cuya erudición poética era asombrosa, que no perdía un solo rasgo de color o de brillo y lo mismo los iba a buscar en los países de la fábula que en la geografía menos explorada de su tiempo, dice así en su famoso poema de Píramo y Tisbe, para describir el chorro de sangre roja que cae sobre la yerba verde, cuando la amante se atraviesa con el estoque:

Pródigo desató el hierro

–si crüel– un largo flujo

de rubíes de Ceilán

sobre esmeraldas de Muso. [2]

En “Insomnios”, fechado en Río de Janeiro en septiembre de 1938, en el número III, en la sexta estrofa, dice:

En vano alargo los brazos

al vuelo de mis fantasmas:

a la nube de Ixïon, 

en vano Ixïon se abraza. [3]

Y, poco más tarde, ya en México, en 1938, “Ciudad remota”:

A tus lagos ofrecida,

del altiplano señora,

cuna o balsa para el sueño

de tu raza suntüosa

Yo sabía que Octavio Paz la empleó alguna vez, pero no recordaba dónde; Anthony Stanton sí y respondió de inmediato a mi consulta, que la usa en el segundo cuarteto del tercer soneto del ciclo “Crepúsculos de la ciudad”:

Anegado en mi sombra-espejo mido

la deserción del soplo que me mueve:

huyen, fantasma ejército de nieve,

tacto y color, perfume y sed, rüido.

Gracias a esa pista me fue fácil encontrar otro poema de Paz, de la misma época, “Pequeño monumento”, dedicado a Alí Chumacero:

Resuelto al fin en fechas lo vivido

veo, ya edad, el sueño y la inocencia,

puñado de aridez en mi conciencia,

sílabas que disperso sin rüido. [4]

Desde la ciudad alemana de Karlsruhe, en cuya Academia de Artes estudió el dibujante mexicano Julio Ruelas, el crítico estudioso de Rubén Darío, Günther Schmigalle, me hizo favor de hacerme llegar ocho casos en que el nicaragüense echó mano de este recurso:

“¡Oh rüido divino! ¡Oh rüido sonoro!” (Helios, Cantos de vida y esperanza, Poesías completas, Madrid 1952, pp. 706)

“Esto es mucho rüido y pocas nueces” (Epístola a la señora de Lugones, ibíd., p. 832)

“como el rüido de la mar / el caracol” (Canción de Otoño, ibíd., p. 862)

“La estepa sin nieve, / el desierto sin sed crüenta” (Canto a la Argentina, ibíd., p. 893)

“que de cosechas pingües cubre” (Canto a la Argentina, ibíd., p. 903)

“bocas / crüentas” (Canto a la Argentina, ibíd., p. 909)

“¿A qué los crüeles filósofos?” (Canto a la Argentina, ibíd., p. 913)

“Era en 1870. Francia ardía en su guerra crüenta” (Pax, ibíd., p. 1222).

El uso de este recurso se da también en inglés, por ejemplo, en la Odisea de Homero, traducida por Alexander Pope, se dice:

Twelve days while Boreas vex’d th’ aërial space,

my hospitable dome he deign’d to grace

[Doce días mientras Bóreas vejaba el espacio aéreo

mi hospitalaria cúpula se dignó agraciar]

La palabra aërial, señala Gómez de Silva, debe pronunciarse en cuatro y no en tres sílabas. Este recurso también lo usó Petrarca: “Sì travïato è ‘l folle mi’ desio” [“Tan extraviado está mi loco deseo”] en el Canzoniere.

La “crema”, o los dos puntitos que coronan la vocal llegan hasta nuestros días. Por ejemplo, en el poeta y traductor mexicano David Noria: 

“Careo ergo sum”

Borges ciego,

Benveniste mudo:

¿agua al fuego,

geógrafo sin mundo?

Celda, no hüerto

a fray Luis maestro;

lento marinero

Ulises sin puerto.

Yo, ¿de qué carezco?

La diéresis es un medio para alargar las sílabas y encierra en sí una pauta de música inusual en el habla corriente. Es necesariamente una voz culta y su uso distingue a quienes la emplean como una insignia en el traje. Algunos piensan que es signo de afectación y otros sencillamente aconsejan usarla cuando así lo exigen las formas métricas. [5]

Notas

[1]Citado en el Diccionario internacional de literatura y gramática de Guido Gómez de Silva, México, FCE, 1999, p. 187.

[2]Misión diplomática, tomo II, compilación y prólogo de Víctor Díaz Arciniega, CFE, 2001, p. 172.

[3]Obras completas, t. X, p. 184.

[4] Obras completas, t. XI, p. 72.

[5] Esta redacción toma algunos elementos de una respuesta de la Comisión de consultas de la Academia Mexicana de la Lengua a la pregunta que hice sobre la voz en cuestión.

Adolfo Castañón. Poeta, traductor y ensayista. Es autor de más de 30 volúmenes. Los más recientes de ellos son Tránsito de Octavio Paz (2014) y Por el país de Montaigne (2015), ambos publicados por El Colegio de México. Premio Xavier Villaurrutia 2008, Premio Alfonso Reyes 2018 y Premio Nacional de Artes y Literatura 2020. Creador Emérito perteneciente al SNCA. Twitter: @avecesprosa

 

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Posted: June 30, 2021 at 9:05 pm

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