Adiós a Literal, saludo a Literal
Malva Flores
a Ernesto Salum
in memoriam
En el origen de las revistas culturales independientes siempre aparece una urgencia, una necesidad que lleva a quienes se reúnen a exclamar: “hagamos una revista”. No importa si la revista se convierte en la Nouvelle Revue Française,Partisan Revew, Sur, Orígenes, Vuelta…, o pasa de mano en mano entre estudiantes que juntan su poco dinero para publicar unos papeles mal cosidos, ahora diseñados con la prisa del entusiasmo y subidos rápidamente a la red. La urgencia es la misma: decir algo, compartir algo. Yo he querido ver en esa urgencia otra necesidad y otra exclamación: “hagamos una casa”, y he comprobado que en muchas de las revistas que admiré y admiro, el núcleo de sus colaboradores tiene un perfil similar: una extranjería, una condición migrante que finalmente se reúne entre los muros de la casa que deciden construir y que se llama revista.
Hace diez años David Medina Portillo y yo, celebramos —con una emoción que hoy vuelve convertida en nostalgia—, la aparición del primer número de Literal. Latin American Voices. Fuimos invitados a la construcción de esos primeros muros por una mujer extraordinaria, Rose Mary Salum, quien, sin saberlo quizá, nos estaba literalmente salvando la vida al ofrecernos un terreno, una casa: una pertenencia. No sé si ella misma, recién avecindada en Houston, estaba como nosotros, urgida de asidero. Lo cierto es que, desde allá, nos tendió la mano salvadora y no tenemos una forma adecuada para agradecer lo que ese gesto significó en nuestras vidas.
Muchas cosas han cambiado en esos diez años. Desde el principio, y animados por la voluntad y el entusiasmo inquebrantables de Rose Mary, quisimos hacer de Literal un sitio de encuentro para el arte y la cultura latinoamericanos: quisimos proponer un diálogo. El desafío era enorme pues éramos muy pocos y la revista se publicaría en Estados Unidos y México: éramos una pequeña casa que al mismo tiempo quería ser un puente.
A nuestros afanes se sumó un Consejo Editorial, formado en su inicio por Debra D. Andrist, Adolfo Castañón, Yvon Grenier, C. M. Mayo y Maarten Van Delden. Sus generosas colaboraciones y consejos ayudaron enormemente a Literal en sus primeros años. No mucho más tarde se unió a nosotros Tanya Huntington y se convirtió en gran animadora de la revista.
A David y a mí nos divertía imaginar que tres “chilangos” y una “gringa”, la querida Tanya, formábamos el “Eje Houston-Xalapa-México”. Pero decir que sólo éramos cuatro sería injusto. Al “Eje” se sumaron José Antonio Simón y Lorís Simón, que servían y sirven como un contrapeso a los viejitos del “Eje” y cuyas ideas, siempre renovadoras, llamaban nuestra atención para poner atención en lo más nuevo. No fueron ellos los únicos que sumaron sus esfuerzos a Literal. La lista de quienes pasaron por sus muros es grande y a todos ellos, editores, correctores, impresores, los recordamos con profundo agradecimiento.
Así como nos enorgulleció tener en nuestras páginas colaboraciones de grandes escritores y artistas, nos emocionó también publicar las voces de muchos jóvenes poetas, narradores o críticos que en Literal hallaron también una casa, muchas veces, la primera.
Nos avergonzamos y sufrimos por errores garrafales, como cuando confundimos el nombre de un crítico con el de un baladista, o cuando tradujimos “un río de tinta” por “un río de tinto”, entre otras barbaridades por las que tuvimos que apelar a la indulgencia del personaje principal de Literal: el lector. Sin nuestros lectores y críticos, poco habríamos podido hacer durante estos diez años. A ellos, más que a nadie, debemos gratitud.
Poco a poco, Literal buscó nuevos caminos: ahora es una editorial —Literal Publishing—, que mantiene la idea de continuar el diálogo, la conversación. También ha incursionado en proyectos digitales, de video, de audio —y Ensoulment, ganadora de varios premios de cortometraje, es la mejor muestra de ello—. Así como promovió el Primer Concurso Literal (de poesía, novela, cuento y ensayo), dedicó también sus esfuerzos para realizar el Primer Concurso de Cortometraje, que ahora empieza su segunda edición.
Literal estaba creciendo y necesitaba cambiar de casa. Una casa acorde a sus necesidades, pero también al mundo actual. Decidimos transformar Literal en una revista exclusivamente electrónica. Sus muros virtuales aspiran también a construir un diálogo, una conversación. Seguirá siendo, entonces, un puente.
Cuando cerramos la puerta de una casa hay una enorme sensación de tristeza, de incertidumbre, pero también de ilusión. Hoy cerramos esa puerta pero abrimos otra, esperando que también nos acompañen. En este caso, los cimientos físicos o virtuales, siguen siendo los mismos. En ellos aparece la figura de un hombre a quien hoy dedico estas palabras, pues sin Ernesto Salum, el más entusiasta de nuestros lectores, el mejor de nuestros compañeros de viaje, el soporte, el asidero, nada habría sido posible.
Malva Flores es poeta y ensayista. Su libro más reciente es La culpa es por cantar. Apuntes sobre poesía y poetas de hoy (Literal Publishing/ Conaculta, 2014). Es columnista de Literal. Síguela en Twitter: @malvafg.
Posted: December 30, 2014 at 1:00 am