Ballplayer: Pelotero
Lucía Camargo Rojas
La edad de oro para un joven de San Pedro de Macorís, República Dominicana, son los 16 años. No solamente porque con seguridad su familia le organizará una gran fiesta, sino porque la Major League Baseball (MLB) le permite firmar contratos con las compañías de béisbol estadounidenses. Para la gran mayoría de adolescentes de esa región esa es laúnica oportunidad de salir de la pobreza.
Así lo cuenta el documental Ballplayer: Pelotero (2012) dirigido por Ross Finkel, Trevor Martin y Jonathan Paley, socios de la compañía neoyorquina de comerciales y video corto Guagua productions, quienes estuvieron casi un año en República Dominicana intentando indagar por qué los dominicanos son tan buenos jugando béisbol. La respuesta resultó ser mucho más compleja de lo que creían y dio como resultado una investigación impecable sobre la realidad que afronta gran parte de los jóvenes del país caribeño.
El documental se centra en la historia de Miguel Ángel Sano y Jean Carlos Batista, dos jóvenes a punto de cumplir los 16 años que han sido entrenados gratuitamente por profesores dominicanos. La esperanza de estos entrenadores, claro está, consiste en que los grupos de béisbol estadounidenses les ofrezcan sumas mayores al millón de dólares a sus pupilos, de tal manera que ellos puedan recibir el 35% de la jugosa suma. Los adolescentes, por su parte, ponen toda su energía en el juego con el fin de poder dar a sus familias la oportunidad de una estabilidad financiera y de cumplir su sueño de llegar a las grandes ligas.
El acierto más grande de este documental es el de mostrar la vida diaria de estos jugadores para evidenciar la presión que tienen cada dos de julio, día en que se cierran las ofertas de los equipos estadounidenses. Aunque su talento sea casi natural e incuestionable su futuro depende de cómo lleven a cabo la negociación. Así sucede también con sus entrenadores. “Toda mi vida le pedí a Dios un pelotero como Miguel Ángel,” dice uno de ellos. Una carga bastante pesada para quien ni siquiera ha alcanzado la mayoría de edad.
Pero como era de esperarse, detrás de ese sueño están las artimañas y corrupción de los equipos para comprar a futuras estrellas por el menor precio posible. El monopolio detrás de esta especie de mercado de talentos que comenzó en 1962. Los directores se encontraron con que efectivamente República Dominicana produce jugadores de alta calidad (el 20% de los jugadores estadounidenses viene de ese país), pero también los más baratos. Aunque el precio sea una mina de oro para las familias de los jóvenes, es una ganga para los grupos norteamericanos.
El documental se enfoca, entonces, en ilustrar paso a paso una situación poco conocida e inquietante. Las familias hacen lo posible para superar todos los obstáculos interpuestos por la MLB, como probar que el joven efectivamente tiene 16 años, y lograr la firma del jugador. No tienen otra opción. Las angustiantes escenas de la gran mayoría de ellos sentados esperando respuesta lo ilustran. Afortunadamente las acompañan uno que otro apunte humorístico a pesar de las circunstancias: “Los gringos inventaron la pelota, pero nosotros le pegamos mejor,” dice uno de los jugadores.
Detrás del documental hay una gran investigación periodística, ilustrada con entrevistas a la mayoría de partes involucradas: jóvenes, familias y entrenadores, de la mano de la narración de John Leguízamo. Sin embargo, hace falta la posición de la MLB para conocer el otro lado de la historia. Al final de la producción se aclara que la organización deportiva no quiso conceder entrevistas. Una omisión diciente.
Ballplayer: Pelotero es entonces un documental convincente que demuestra una vez más las injusticias a las que se somete quien no tiene la sartén por el mango. En este caso los jóvenes talentos que se entrenan en las canchas de béisbol de San Pedro de Macorís.
Posted: June 29, 2013 at 4:25 pm