Damasco infinita
Rose Mary Espinosa Elías
Título: La primavera de Damasco
Autor: Diego Gómez Pickering
Editorial: Centre d’art Marnay Art Centre, Publicaciones Académicas, Plaza y Valdés Editores
Año: México, 2013
La prosa de Diego Gómez Pickering envuelve y trepida, incesante. La primavera de Damasco, tercer libro de su autoría, nos presenta a la capital siria como un todo y por partes: de las lunas a las callejuelas que desembocan en las puertas de la mezquita de los Omeyas (la cuarta más sagrada para el Islam después de Meca, Medina y Jerusalén). De los zocos a los barrios cristiano y judío, nos comparte una Damasco latente y presente, sin descuidar sus raíces de ciudad más añeja del mundo, aquella donde Caín dio muerte a Abel.
La primavera de Damasco describe, clarifica y escudriña histórica, enciclopédica y, por sobre todo, poéticamente. La imaginamos y recreamos en su origen y su ahora, pero también la caminamos y la respiramos rítmicamente, con musicalidad y con pausa: Porque Damasco la semítica, la siriaca, la griega, la otomana y la bizantina es, ante todo y ante todos, el principio y el fin, la capital del mundo.
Gómez Pickering se sirve de metáforas y reiteraciones que enriquecen la belleza y mantienen el misterio de una ciudad plena de contrarios y contrastes tan remotos, tan vigentes, como su historia y su esencia: una suerte de voz oracular y profética-poética, que, como Damasco, lo ha visto todo. Así nos lleva al interior de Al Hamidiya, el mercado cubierto más extenso y diverso de la capital siria, entre cardamomo y cebolla frita, entre helados de pétalos de rosa y orquídeas, bañados en pistaches y vasos de aguas de granada y flor de Jamaica.
El uso de la antítesis es un recurso muy socorrido y eficiente en las letras de Gómez Pickering: Damasco desde la distancia, siempre tan prudente como ella, la mira con envidia mientras susurra imperceptiblemente su nombre: Beirut hoy y siempre, Beirut nunca jamás… Así como describe las luces y las sombras de estas ciudades hermanas, hace lo propio con Feiruz y Um Kaltum, cantantes árabes de culto: Dos mujeres que en su garganta tienen el instrumento más poderoso y, en su corazón, el arma más letal. Escucha a Fairuz por la mañana y a Um Kaltum por la noche.
El libro nos devuelve a Damasco de manera pausada y detenida, con los porqués que suelen dejar pendientes las noticias y alusiones actuales demasiado centradas en la masacre y la insurrección. En el libro, la historia no está peleada con el arte ni lo cotidiano con la divinidad ni el dato duro con el proverbio. Las viñetas, sean de ciudadanos comunes y corrientes o de personajes célebres, se presentan a partir de una mirada panorámica para después proveernos de detalles –y detalles de los detalles– y, al volver la vista a la impresión original, nuestra perspectiva es otra.
Ofrendados distintos elementos que conforman tan vivo y complejo rompecabezas, los últimos capítulos recuentan el estallido de una revolución anunciada en contra del régimen de Bashar al Assad, “presidente eterno de Siria”, heredero de la mano dura con que gobernó Haffez, su padre. La primavera más larga y sangrienta (miles de muertos, presos de conciencia, desplazados, refugiados y desaparecidos) se esparció en 2011: El día de la dignidad se convirtió inevitablemente en el día de la furia y de la cólera (…) y habrá de convertirse eventualmente, inshallah, en el día de la liberación.
Estampas de la vida diaria, vestigios de majestuosidad histórica, disparadores del resquebrajamiento social… La primavera de Damasco abre los distintos cajones de una suerte de secretaire damasceno y transita de la impresión a la expresión, de la forma al fondo para mostrar, ante el lector, una ciudad familiar e inescapable. Damasco envolvente y, aun convulsa, erguida en pie. Damasco infinita.
Posted: December 19, 2013 at 4:47 am