Del amor a los tiempos de la cólera
Nicolás BALUTET
En 1968, el joven Reinaldo Arenas (1943-1990), quien acababa de publicar unos meses antes su primera novela Celestino antes del alba, reseña Cien años de soledad en la revista procastrista Casa de las Américas. Los calificativos laudatorios le faltan de tan deslumbrado como se siente el escritor cubano después de leer la nueva obra de Gabriel García Márquez: un “espectáculo espléndido”, “un universo fascinante”, “momentos de verdadera magia y de gran poesía”, “un tono poético extraordinario”, una “visión épico-alucinante tan poco común, en toda la historia de la literatura hispanoamericana”; en resumidas cuentas, “una de las novelas más importantes de la nueva narrativa latinoamericana”.
La percepción areniana del conjunto de la obra marqueziana cambiará radicalmente cuando Reinaldo Arenas, después de numerosas persecuciones por parte del régimen castrista, deje de creer en el proceso revolucionario y abandone la isla durante el éxodo del Mariel en 1980. En su autobiografía póstuma Antes que anochezca, si Reinaldo Arenas reconoce “algunos méritos” a la obra del colombiano, ahora le parece “permeada por un populismo de baratija que no está a la altura de los grandes escritores que han muerto en el olvido o han sido postergados”. El amor en los tiempos del cólera, por ejemplo, le parece un libro “malo”, cuya lectura es una pérdida de tiempo por culpa de su falta de “magia, frescura e innovación creadora” y sus diálogos “sentenciosos y soeces”. Asimismo considera a Gabriel García Márquez como un “pastiche de Faulkner”, cuando no un plagiario en un artículo escrito en 1989 y publicado unos meses antes de su muerte.
La reseña del principiante Reinaldo Arenas terminaba con estas palabras: “un mundo tan fabuloso, de tanta poesía e imaginación, sólo puede ser obra de un mago, de una criatura oscura, extraordinaria, y maravillosamente diabólica”. Si se refería aquí al personaje de Melquíades, el cronista de la historia contada en Cien años de soledad, el escritor cubano, en el futuro, iría aplicando los mismos epítetos ya no al personaje sino a Gabriel García Márquez, confundiendo voluntariamente la obra con el autor de la misma. Atacar la calidad de la producción marqueziana como hace Reinaldo Arenas no es sino un pretexto –y no el mejor– para denunciar el comportamiento del escritor colombiano.
Le reprocha a este último su proximidad con Fidel Castro, del que es un “amigo personal”, un “íntimo amigo”, “su amigo íntimo”. Dicha relación amistosa fue estudiada hace algunos años por dos investigadores, Ángel Esteban y Stéphanie Panichelli-Batalla, en un libro apasionante, Gabo y Fidel. El paisaje de una amistad. Reinaldo Arenas considera que la atribución en 1982 del Premio Nobel a Gabriel García Márquez se debe no sólo a su escritura “exótica” para los lectores europeos y norteamericanos sino también, sobre todo, a su respaldo a la causa castrista que, en aquellos años, seguía contando con numerosos apoyos entre la intelectualidad mundial. De ahí que Arenas tache a García Márquez de “oportunista nato”, movido por “cuantiosas recompensas”. Quizás las palabras más fuertes sean las siguientes: “Cuba, es decir, Fidel Castro y la Unión Soviética, puede fabricar una figura literaria a nivel mundial, como han hecho con Gabriel García Márquez”. Aquí, el escritor colombiano sólo aparece como un títere manipulado por el “líder máximo” que, al honrar al novelista, disfruta así de un portavoz internacional de su acción e ideología.
La crítica areniana se hace más eficaz cuando llama al escritor colombiano un “comunista de lujo”. Reinaldo Arenas comprende que, en un estado totalitario como Cuba, los hombres tengan que adaptarse a la línea política desdoblando su conciencia, es decir, simulando, para sobrevivir. Pero no llega a entender cómo alguien que beneficia de todos de los privilegios del “mundo occidental”, es decir, su modo de vida, su confort y, sobre todo, su libertad, puede caer en un estado de esquizofrenia y cinismo tal que hace “la apología al totalitarismo comunista”, se pone “al lado de las dictaduras”. En su famoso texto “Gabriel García Márquez ¿esbirro o es burro?”, Reinaldo Arenas retrata al Premio Nobel como un “propagandista sin escrúpulos” que, en vez de denunciar “las vastas prisiones y el pensamiento amordazado”, se dedica a luchar contra la libertad del pueblo cubano, negándole el derecho a la democracia y la posibilidad de “vivir libre y dignamente”. De nuevo aparecen el oportunismo y el cinismo cuando Reinaldo Arenas explica que el escritor colombiano se guarece “en una cómoda teoría que le rinde grandes beneficios” pero se mantiene lejos “de las calamidades que la práctica de esas teorías implica”. Se llega al punto Godwin en uno de los últimos artículos de Reinaldo Arenas, “La insoportable fealdad de García Márquez”, donde predice que el fin del colombiano se parecerá “al de los grandes colaboradores que tuvo Hitler”.
En el mismo artículo, el escritor cubano abandona las críticas razonables hacia la actitud marqueziana y el terreno de las ideas para concentrar sus ataques, mediante un lenguaje algo vulgar, sobre el físico del Premio Nobel (“alguien de rostro tan repugnante que parece como si siempre estuviese oliendo algo pestífero”, “ese rostro engurruñado, papujo y despectivo”, “cuerpo de caguama”, “un hombre casi completamente desarmado de la cintura para abajo”). Antes que estos juicios, nada mejor que volver a lo que sabía hacer perfectamente Reinaldo Arenas: utilizar la parodia. Así, por ejemplo, en el cuento “El cometa Halley”, el escritor se divierte –y nos divierte– aludiendo a Gabriel García Márquez bajo los rasgos de un seudocientífico, “autor de libros como Astrología para las damas y Lo que las señoritas deben conocer de las estrellas, además de El amor en los tiempos del vómito rojo”, el cual profetiza erróneamente el fin del mundo durante el paso del cometa:
[…] al entrar la cola del cometa en la atmósfera terrestre, ésta se vería contaminada (“enrarecida”) por un gas mortal que significaría el fin de la vida en todo nuestro planeta, pues, citamos, “al combinarse el oxígeno de la atmósfera con el hidrógeno de la cola cometaria, la asfixia inmediata sería inevitable”. […] También el seudocientífico afirmaba que, conjuntamente con el fin del mundo, nos azotaría una plaga de centauros, hipogrifos, peces ígneos, extrañas aves viscosas, ballenas fosforescentes y “otros monstruos estratosféricos” que, producto de la colisión, caerían también sobre este mundo junto con una lluvia de aerolitos.
Al lado de la calidad de su ficción (prosa, poesía, teatro), Reinaldo Arenas, a ejemplo de Aleksandr Solzhenitsyn, dejó su férrea voluntad de abrir los ojos de la intelectualidad mundial sobre las exacciones del régimen castrista. Sus artículos sobre Gabriel García Márquez (y también sobre Julio Cortázar y muchos más) participaron en dicha denuncia que sólo los ciegos voluntarios pueden seguir rechazando hoy en día.
1 Arenas, Reinaldo, “Cien años de soledad. En la ciudad de los espejismos”, Casa de las Américas, n°48, mayo-junio de 1968, pp. 134-138.
2 Arenas, Reinaldo, Antes que anochezca, Barcelona, Tusquets, 1996, pp. 322-323.
3 Arenas, Reinaldo, “García Márquez: fin de un mito”, El Miami Herald, 8 de febrero de 1986, p. 4.
4 Arenas, Reinaldo, “La insoportable fealdad de García Márquez”, El Universal, Caracas, 13 de mayo de 1990, 4/1.
5 Arenas, Reinaldo, “Cien años de soledad. En la ciudad de los espejismos”, op. cit., p. 138.
6 Arenas, Reinaldo, Antes que anochezca, op. cit., pp. 322-323.
7 Arenas, Reinaldo, Necesidad de libertad, Miami, Ediciones Universal, 2001, p. 72.
8 Ibid., pp. 294-295
9 Sobre la relación entre los dos hombres, léase Esteban, Ángel y Stéphanie Panichelli-Batalla, Gabo y Fidel. El paisaje de una amistad, Madrid, Espasa, 2004.
10 Arenas, Reinaldo, Méditations de Saint-Nazaire. Meditaciones de Saint-Nazaire, Saint-Nazaire, Meet, 1990, pp. 37-38.
11 Arenas, Reinaldo, Antes que anochezca, op. cit., p. 322-323. Léase también Arenas, Reinaldo, Necesidad de libertad, op. cit., pp. 18, 45, 94.
12 Arenas, Reinaldo, Necesidad de libertad, op. cit., p. 18.
13 Ibid., p. 281.
14 Ibid., pp. 234-235.
15 Ibid., p. 73.
16 Ibid., pp. 73-74.
17 Ibid., p. 76.
18 Ibid., pp. 234-235.
19 Arenas, Reinaldo, “La insoportable fealdad de García Márquez”, op. cit.
20 Ibid.
21 Arenas, Reinaldo, Adiós a mamá (De La Habana a Nueva York), Barcelona, Ediciones Áltera, 1995, p. 92.
22 Ibid., pp. 92-93.
Nicolás Balutet es catedrático de literatura hispanoamericana en la Universidad Politécnica Hauts-de-France (Francia). Últimos libros publicados: Poética de la hibridez en la literatura mexicana posmodernista (Pliegos, Madrid, 2015) y Figures de l’outsider en Amérique Latine (L’Harmattan, París, 2019).
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Posted: February 20, 2020 at 10:43 pm