Dos poemas
David Medina Portillo
Que una palabra y otra se acomoden
para animar al árbol. Eso quiero:
un árbol.
Tronco y ramas habitados y en el centro
de un idioma familiar. Un árbol para decirle manto,
fresno decirle cielo al pino del animal
doméstico.
Allá estará, alto
tras un declive plantado al fondo que el sol
divide. Cielo al pino le diremos
múltiple, aparición que nace y en cada palabra
crece.
*
De qué
esta rama solitaria,
fuego blanco que aún me alumbra. Esta rama
que al árbol transfigura y en la noche el día
todavía
me habla de algo que no sé,
no entiendo
mi mano en la corriente del agua como un pájaro
que lava el viento, el sol creciendo
las agujas y el oro alimenticio
del ciprés.
Ave tal vez imagen con raíz
entre mis venas, rastro que puedo apenas
seguir.
Posted: April 4, 2012 at 3:33 am