El otro canon
Jorge Iglesias
En breve: la novela corta en México, de Anadeli Bencomo y Cecilia Eudave (coords.), Universidad de Guadalajara, Guadalajara, 2014
Si el siglo XVII suele asociarse con el teatro, el XVIII con el ensayo, el XIX con la novela y el XX con el cuento, ¿será éste el siglo de la novela breve? Las últimas décadas han visto el surgimiento de narradores excelentes como César Aira, Mario Bellatin y Alejandro Zambra, que parecen dedicarse exclusivamente a este género. La novela breve no es de ninguna manera un fenómeno nuevo, pero el canon universal tiende a favorecer las narrativas monumentales como Don Quijote, Moby Dick, Los hermanos Karamazov, La guerra y la paz, Ulises, La región más transparente y Cien años de soledad, mientras que Rinconete y Cortadillo, Benito Cereno, Notas del subsuelo, La muerte de Iván Ilych, Los muertos, Aura y El coronel no tiene quien le escriba formaron por mucho tiempo parte de una suerte de mini-canon o atajo literario. Afortunadamente, se ha visto en años recientes un enriquecimiento de este género en todos los aspectos: el de la producción narrativa, el de la lectura y el de la crítica y/o la teoría. Hasta hace poco, los únicos estudios críticos disponibles en torno a la novela breve eran los de Judith Leibowitz (1974) y Mary Doyle Springer (1975), que no dejaban de ser tentativas esquemáticas. Uno de los primeros narradores en esbozar una poética de la novela breve fue Mario Benedetti (1953); lo siguieron, mas de medio siglo después, Juan José Saer (2004), Ricardo Piglia (2008), Luis Arturo Ramos (2009) y Juan Villoro (2011), para citar a unos pocos. En 2012 aparecieron los dos volúmenes de Una selva tan infinita: la novela corta en México (1872-2011), coordinada por Gustavo Jiménez Aguirre, testimonio crítico de la tradición y la vigencia de este género. En breve, colección de ensayos coordinada por Anadeli Bencomo y Cecilia Eudave, se suma a este corpus teórico de la novela breve con una aproximación lúcida y reveladora.
En breve es nada menos que una travesía por la historia de la novela corta en México. La colección ofrece textos para quienes busquen una mirada refrescante sobre el canon, para aquellos que tengan interés por las últimas propuestas de la novela breve, y para quienes deseen acercarse a este género desde una perspectiva teórica. Los ensayos están ordenados según la cronología de las novelas breves que exploran, proporcionando así al lector un panorama del desarrollo del género en la literatura mexicana. En uno de los primeros textos, por ejemplo, Gustavo Jiménez Aguirre se enfoca en Mencía (1907), de Amado Nervo, y Sor Adoración del Divino Verbo (1923), de Julio Jiménez Rueda, y menciona la influencia de Marcel Schwob, cuyos textos escapaban la clasificación, en la narrativa breve mexicana. La última novela breve analizada en la colección es Autos usados (2012), de Daniel Espartaco; el ensayo, a cargo de Sergio Fregoso Sánchez, propone, entre otras cosas, que la novela corta puede presentarse como testimonio de un lugar (el norte de México) y de una época (aquella vivida por la llamada Generación X). En breve incluye nuevos acercamientos a varios clásicos de la novela corta en México, como La señorita Etcétera (1922), de Arqueles Vela, El libro vacío (1958), de Josefina Vicens, Polvos de arroz (1958), de Sergio Galindo, Aura (1962), de Carlos Fuentes, y Querido Diego, te abraza Quiela (1978), de Elena Poniatowska. Uno de los grandes logros de la colección consiste en incluir, además de la perspectiva de género, la profundización que permite al lector apreciar el propósito narrativo de cada novela breve y sus implicaciones sociales y culturales. Por ejemplo, en el artículo de Esnedy Aidé Zuluaga Hernández sobre La señorita Etcétera, se habla de la repetición de la imagen femenina como motivo ideal para la novela breve, género que se basa en la reexaminación y en la expansión; la presencia de esta mujer múltiple y cambiante, asimismo, apunta a los cambios que se producían en los roles tradicionalmente asignados a hombres y mujeres en la época del modernismo y las vanguardias. Eduardo Sánchez García, por su parte, expande su exploración de El libro vacío al compararla con Bartleby, the Scrivener (1853), de Herman Melville, resaltando así la afinidad del género de la novela corta con la presentación de cierto tipo de sensibilidad o de postura frente al acto de escribir, cuestión que trasciende el espacio y el tiempo.
La segunda mitad de la colección nos presenta estudios de textos más recientes aunque no menos significativos, como Cementerio de tordos (1982), de Sergio Pitol, A pesar del oscuro silencio (1992), de Jorge Volpi, las narraciones de Mario Bellatin, Amuleto (1999), de Roberto Bolaño, Señales que precederán al fin del mundo (2010), de Yuri Herrera, Bestiaria vida (2008), de Cecilia Eudave, y la antes mencionada Autos usados. Los ensayos de esta segunda parte de En breve tocan temas tan variados y pertinentes como la migración entre géneros literarios (Maricruz Castro Ricalde, sobre Pitol), el concepto de libro como artefacto (Lizette Martínez Willet, sobre Bellatin), y la exploración de temas contemporáneos en la novela breve (Francisco Estrada Medina, sobre Herrera). Los autores nos recuerdan ese otro aspecto de la novela corta: el de fenómeno editorial. Como ocurriera con algunos textos de Ernesto Sabato (tengo en mente a El dragón y la princesa e Informe sobre ciegos), ciertas novelas breves han aparecido previamente como cuentos o como capítulos de novelas. La novela corta, sin embargo, no es una simple estrategia de mercado. Martínez Willet señala que Bellatin a veces las produce fuera del mercado editorial, de manera personal y en tiradas limitadas. También cabe mencionar el tiempo de producción, en el que también encontramos variación, como observa Estrada Medina: si bien algunos autores publican varias novelas breves por año, Herrera dedica a cada una varios años de elaboración.
Además de estudiar un corpus sumamente atractivo, En breve ofrece en conjunto una fascinante teoría de la novela breve, sin caer en la limitación del estudio puramente formalista. En el primer texto, Anadeli Bencomo habla de la novela corta como relato antiépico, es decir, como género por excelencia de las pequeñas historias fallidas dentro de la Historia con mayúscula. Si la novela de la revolución era la novela épica, señala Bencomo, en la novela breve existe una unidad de impresión que tiende a centrarse en la figura del marginal. Rescato, además, del texto de Bencomo, una de las analogías más memorables de En breve: la novela total como pieza interpretada por una orquesta sinfónica, la novela breve como concierto para violín. Cecilia Eudave también propone una imagen apropiada al relacionar la novela con un rostro, el cuento con los labios, y la novela breve —en la que es clave la insinuación, la sugerencia— con las manos. Como Eudave, Luis Arturo Ramos contribuye a En breve desde la doble perspectiva de la investigación y la práctica. En su ensayo sobre Polvos de arroz, Ramos explica que en la novela corta el concepto de “tensión” se aproxima o es directamente sustituido por el de “concentración”: el relato “avanza” y “ahonda” al mismo tiempo, y la posibilidad de interrumpir la lectura —recordemos que en muchas novelas breves el relato se divide en apartados— invita a la profundización por parte del lector. Finalmente, quiero resaltar del excelente ensayo de José Ramón Ruisánchez Serra el concepto de sinécdoque (idea afín a la de “modelo”, que Pedro García-Caro emplea al hablar de Aura en relación a la obra de Fuentes). “La novela corta es sinécdoque de la novela que anuncia”, dice Ruisánchez, “pero a la que, al mismo tiempo, renuncia. La novela que ofrece como posibilidad, como imagen pero que no está en sus páginas sino entre sus páginas”.
Lectura obligatoria para entusiastas y estudiosos de la novela corta, En breve logra y sobrepasa su meta, que es la de establecer un espacio para este género tan a menudo eclipsado por sus vecinos, la novela y el cuento. Anadeli Bencomo y Cecilia Eudave nos proporcionan un verdadero modelo a seguir a la hora de expandir el terreno de la novela breve. Esperemos que este modelo inspire estudios similares, y de igual éxito, en otras latitudes.
Jorge Iglesias es colaborador de Literal.
Posted: April 2, 2015 at 7:30 am