Hubo una vez un Mayo francés
Ana Clavel
“¿De dónde vienes, camarada? es el primer saludo de los jóvenes que han salido a hacer la poesía y la política en las calles de una ciudad que no me atrevo a reconocer y que, sin embargo, sólo ahora es idéntica a sí misma. Un París de manos abiertas, donde ‘llegar de’ significa ‘unirse a’…” (1)
Con estas líneas iniciaba Carlos Fuentes una pequeña crónica de aquellos grandes días. Mayo del 68. Hechos y palabras exaltados, enfebrecidos por la rebeldía y las ansias de cambio. Dadá y la patafísica de Jarry conjugados con Koprotkin y Marx para poner de cabeza la cerrazón ideológica y la lógica capitalista con su explotación enajenante, en las manos y corazones molotov de una juventud que intentaba tomar el cielo por asalto. La huelga que convocaron los estudiantes y a la que se unieron los obreros, la insurrección de las barricadas, las pintas en las calles de París y otras ciudades y en los muros de liceos y universidades, mostraron ese rostro emergente, imaginativo y vivaz de la revuelta civil.
Ese año axial, “año constelación” lo llamó Fuentes, hubo otros movimientos y explosiones en el mundo. “Solo por citar algunos ejemplos, en él confluyen el Mayo francés, la Primavera de Praga, la matanza de Tlatelolco, la ofensiva del Tet en Vietnam, además de los levantamientos juveniles y estudiantiles en Italia, Alemania, Estados Unidos, Japón, Turquía, Uruguay y Brasil, entre otros países”, señala Lucía Álvarez en un esclarecedor ensayo que busca ofrecer una memoria descentrada del Mayo francés para situar una experiencia multifocal del 68 con ideas, acciones y especificidades diversas que construyeron un imaginario rebelde a escala global. (2)
Y sin embargo, más de cincuenta años después seguimos pensando en el Mayo francés como un símbolo mítico de insurrección civil y juvenil. No le falta razón a Lucía Álvarez cuando se pregunta: “¿Por qué insistimos en hacer del Mayo francés un emblema de ese ciclo de movilizaciones y revueltas? ¿Por qué suele presentarse Mayo del 68 como modelo de ese impulso global, a punto tal que algunas de las sublevaciones posteriores fueron interpretadas como réplicas de la experiencia francesa?” Sin embargo, se me ocurre pensar que acaso, frente al contexto particular y los reclamos de justicia de cada lugar, se halle el antecedente de la Revolución francesa y su iconografía de pechos combativos a lo Delacroix, tan grabada en la memoria colectiva. Como también y sobre todo la experiencia de la Comuna de París, el extraordinario episodio de lucha de clases que cobra la forma de guerra civil y que también en Mayo, pero de 1871, fue sangrientamente reprimida por el ejército de Thiers, después de tres semanas gloriosas en que el pueblo se levantó, se organizó y tomó el mando en las calles de París.
Con tales improntas en el imaginario y en el consciente colectivo de las causas sociales, resulta difícil no pensar en el Mayo francés como en una llama fulgente en ese pasado legendario y necesario de toda humanidad trashumante. Máxime cuando se revisan las pintas y graffitis que inundaron fachadas y muros, algunos de ellos ya parte de una narrativa social fundacional, frases incendiarias de imaginación, humor y rebeldía, como las que recoge Julio Cortázar en el texto “Noticias del mes de Mayo” de su irreverente Último round (1969), y que hoy que estamos tan ayunos de sueños, ligereza e infinitos, vale la pena recordar −recuerda y dale cuerda: re-cordis, traer de nuevo al corazón y a la memoria.
Prohibido prohibir (Sorbona)
Sean realistas, pidan lo imposible (Facultad de Letras, París)
Cuánto más hago el amor más ganas tengo de hacer la revolución. Cuánto más hago la revolución más ganas tengo de hacer el amor (Sorbona)
“Hay un método en su locura” (Hamlet citado en Nanterre)
La ortografía es una mandarina (Sorbona)
Desabotónese el cerebro tantas veces como la bragueta (Teatro Odeón, París)
Mis deseos son la realidad (Nanterre)
Amaos los unos sobre los otros (Facultad de Letras, París)
El alcohol mata. Tomen LSD (Nanterre)
“Dios es un escándalo, un escándalo que da rentas” (Baudelaire citado en el Liceo Condorcet, París)
Basta de tomar el ascensor: toma el poder (Avenue de Choisy, París)
Decreto el estado de dicha permanente (Facultad de Ciencias Políticas, París)
La imaginación toma el poder (Facultad de Ciencias Políticas, París)
¡Abajo el realismo socialista! ¡Viva el surrealismo! (Liceo Condorcet, París)
Soy marxista de la tendencia Groucho (Nanterre)
Las reservas impuestas al placer excitan el placer de vivir sin reservas (Nanterre)
Encajónate tú, objeto (Sorbona)
La poesía está en la calle (Rue Rotrou)
“La libertad ajena amplía mi libertad al infinito” (Bakunin citado en un muro de Liceo Condorcet, París)
Hablen con sus vecinos (Facultad de Letras, París)
Sólo la verdad es revolucionaria (Nanterre)
Estamos tranquilos: 2 más 2 ya no son 4 (Facultad de Letras, París)
Inventen nuevas perversiones sexuales (¡No puedo más!) (Nanterre)
Vive la Cité Unie-Vers-Cithère (Nanterre)
Hay que explorar sistemáticamente el azar (Facultad de Letras, París)
La inteligencia camina más que el corazón pero no va tan lejos (Proverbio chino, Sorbona)
El derecho de vivir no se mendiga, se toma (Nanterre)
Durmiendo bien se trabaja mejor: Formen comités de sueños (Sorbona)
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Postscriptum
“Yo vuelvo a ver todo esto como en un sueño en el país de los sueños, de los sueños de la libertad”: Louise Michel, Mis recuerdos de la Comuna (frase citada por Mario Raúl Guzmán en el ensayo “A 150 años de la Comuna de París. Instantáneas de Louise Michel” de próxima aparición).
*Imagen de portada: “Sean realistas, pidan lo imposible”
1.“París, la revolución de Mayo” se publicó originalmente en los principales diarios europeos en junio de 1968. Poco después aparecería en La Cultura en México. Fue recopilado por el autor en el volumen París, Praga, México 1968, en 2005. Es posible leer el texto en línea en: https://www.stunam.org.mx/8prensa/cuadernillos/cuaderno25.htm.
2.Lucía Álvarez, “Uno, dos, tres… muchos 68. Hacia una memoria descentrada del Mayo francés”, en Nueva Sociedad, núm. 276, julio – agosto 2018. Enlace en línea: https://nuso.org/articulo/uno-dos-tres-muchos-68/
Ana V. Clavel es escritora e investigadora. Ha obtenido diversos reconocimientos como el Premio Nacional de Cuento Gilberto Owen 1991 por su obra Amorosos de Atar y el Premio de Novela Corta Juan Rulfo 2005 de Radio Francia Internacional, por su obra Las violetas son flores del deseo (2007). Es autora de Territorio Lolita, Ensayo sobre las ninfas (2017), El amor es hambre (2015), El dibujante de sombras (2009) y Las ninfas a veces sonríen (2013), entre otros. Su Twitter es @anaclavel99
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Posted: May 5, 2021 at 9:09 pm