Essay
La incomodidad del escritor: el Nobel Abdulrazak Gurnah
COLUMN/COLUMNA

La incomodidad del escritor: el Nobel Abdulrazak Gurnah

Socorro Venegas

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Para Laura Niembro, siempre amiga y cómplice en el mundo de los libros

Quizás una sabe que está ante un gran escritor por la capacidad que ha encontrado en sus libros de incomodar, de mostrar en sus personajes los movimientos del alma más genuinos, las miradas que van a revelarte aspectos del mundo que acaso no querías ni ver. Algo así me ha pasado a mí tras leer al escritor tanzano Abdulrazak Gurnah, Premio Nobel de Literatura 2021.

Los escritores elegimos historias para contarlas, incluso cuando decimos que ellas nos eligen a nosotros. Pero las historias no ocurren en el éter: les suceden a esas personas que llamamos personajes, y los de Gurnah son maravillosamente diversos, fascinantes, complejos. Se trata, dicho en sus propias palabras, de “Ricos y pobres, hindúes, musulmanes e incluso algunos cristianos de la etnia sidi”; pero también de los europeos colonizadores, alemanes e ingleses que muestran el hueso duro de su condescendencia. Dibuja con maestría el corazón y la mente de las mujeres africanas, que en la relación de opresores y oprimidos serán siempre grandes perdedoras. Abdulrazak escribe desde las orillas, desde el alma de los que resisten, nos revela los extremos vitales de quienes conocen el yugo pero también la redención y el coraje para reencontrar un camino. Son “pueblos reacios a convertirse en súbditos del imperio”, se salen muchas veces del lado ordinario, de la inerte existencia de sus vecinos, pero también—porque así es la vida– podemos verles acobardarse y someterse al relato familiar, con todo el dolor que significa la renuncia.

Me interesa mucho el espacio que dedica a la condición de mujeres y niños. Ellas están sujetas al mundo de los hombres, son sus tutores legales, los albaceas de sus sueños: “no éramos dueñas ni siquiera de nuestro destino”, dice Asha en la novela La vida, después. En ese mismo libro conocemos a Afiya, la niña golpeada a diario por sus cuidadores, una familia que la adopta cuando es abandonada por su padre.  Los castigos que le infligen se deben, en gran medida, a que sabe leer y escribir.

“Una mujer  –leemos en la novela El desertor— siempre debía tener un tutor, por lo general el padre o el marido, y a falta de ambos, el hermano de más edad. En ausencia de todos ellos, tambien valdría el pariente varón más cercano”. En el mundo descrito por Gurnah, el mapa del continente africano podía teñirse de colores según la nación que colonizó cada región; y en esa lógica, pienso, el cuerpo de las mujeres sería un continente monocromático. Un solo color para expresar la colonización masculina, algo que sabemos que no es asunto del pasado. Vivimos en un país profundamente racista y clasista; en México se cometen 10 u 11 feminicidios cada día. Cómo no comprender y conmovernos al leer a Abdulrazak Gurnah, y qué dificil encarar que los procesos de descolonización son largos y dolorosos, atravesados por distintas violencias.

Pero no todo es pesimista en la obra de Gurnah, porque también así es la vida, y nos encontramos con mujeres que desean estudiar, capaces de tomar la iniciativa en una relación amorosa en medio de sociedades machistas, inequitativas y patriarcales; por fortuna hay hombres que las apoyan, padres que les buscan un lugar en el mundo, hermanos que son cómplices. La literatura de Abdulrazak Gurnah crea esperanza.

Otra cualidad que encuentro es el sensible tratamiento de la vulnerabilidad de los niños, que pueden ser abandonados o abandonar ellos mismos el hogar sin que nadie los busque. Se van porque sufren, porque tienen hambre, se van casi sin conciencia de estar partiendo, y en esas trayectorias de vida hay una belleza terrible: la de enfrentarse a la buena o mala fortuna, la de encontrar un destino, solos.

También me gustaría señalar la importancia de la lengua en sus libros. Nuestro autor es de Zanzíbar, Tanzania, y aunque ha escrito en inglés su obra, su lengua materna es el suajili, y es hermoso que la haga presente en lo que escribe, es una forma generosa y justa de honrar un universo en resistencia. Una vez más, incomodar, cuestionar las visiones hegemónicas del mundo es esencial en su proyecto literario.

Su obra atraviesa géneros como el ensayo, el cuento, novelas como las que ya he mencionado y otras como A orillas del mar o Paraíso, nominada para los premios Booker. La crítica literaria ha señalado la influencia en su escritura de los relatos de Las mil y una noches. Estoy de acuerdo, y me gustaría recordar estas palabras leídas en El desertor y que describen a la perfección esa gran novela y acaso todo el universo narrativo de Abdulrazak Gurnah:  “Una historia que contiene muchas otras, ninguna de las cuales nos pertenece, sino que forman parte de las azarosas corrientes de nuestro tiempo, que se apoderan de nosotros y nos atrapan para siempre”.

 

Socorro Venegas es escritora y editora. Su libro más reciente es Ceniza roja (Páginas de Espuma, 2022). Ha publicado, entre otros, el libro de cuentos La memoria donde ardía (Páginas de Espuma, 2019), las novelas Vestido de novia (Tusquets, 2014) y La noche será negra y blanca (Era, 2009), que serán publicadas en España por la editorial Contraseña. Ha recibido el Premio Nacional de Cuento “Benemérito de América”, Premio Nacional de Novela Ópera Prima “Carlos Fuentes”, Premio al Fomento de la Lectura de la Feria del Libro de León. Ha dirigido proyectos editoriales en el Fondo de Cultura Económica, donde creó la colección de álbum ilustrado “Resonancias”. Es directora general de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM, donde creó la colección de novela y memoria “Vindictas”, que recupera la obra de escritoras marginalizadas del siglo pasado. Su Twitter es @SocorroVenegas

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Posted: January 14, 2025 at 8:36 pm

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