Los buenos propósitos
Ana Merino
IOWA CORRECTIONAL INSTITUTION FOR WOMEN
Un viaje que huele a invierno quebradizo,
a nieve sucia que se hiela
y agrieta las texturas del asfalto
como una enfermedad que anudó su condena
en la enajenación de un mal sueño adolescente.
Emprendemos viaje con unos pocos bultos,
y vamos preparando nuestra ruta de escarcha.
Con un guiño pastoso dibujamos la esencia
de una mujer comida por el tiempo.
El ayer contenido en sus uñas mordidas,
y la piel esculpida con las casualidades que destilan infiernos.
Hay sueños que parecen aliento de legañas,
hay vidas que se enhebran con un hilo de plomo.
Fragmentos de cristales
que anhelan ser vidriera
para filtrar la luz de las sentencias.
La voluntad no encuentra su escondite
y empieza a dar arcadas,
a babear con hipo contenido
como una niña triste a la que le han sacado las entrañas.
DISECCIÓN DE LOS DESVELOS
No hay edad para el desencanto,
para las palabras sonámbulas
que dejan saliva seca
en la comisura de los labios.
Escritura automática de desvelos
que se cobijan en los párpados
como eclipses lunares
que van trazando sombras
debajo de las sábanas.
La fascinación es un rastro
de dicha melancólica
en ese esfuerzo minucioso
por querer desmenuzar el infinito.
El privilegio del instante
parece entretenerse
dibujando pensamientos
con el miedo más puro
que asoma la cabeza en los abismos.
Olvida ese dolor universal
y observa a las abejas
libando primaveras,
en cada flor que tocan
la vida se estremece
con la sensualidad
del roce más sencillo.
EL REGRESO
Cambia el registro de las palabras,
retoma ese poema que creíste olvidado,
recoge sus pedazos, machaca cada pliegue,
en sus sombras se escribe un epitafio.
Esos versos amasan los rencores
con esencia de luz.
La arena de sus granos diminutos
los volverá destellos plateados,
extrañeza enjaulada en su propio destino
de canto sinuoso que quiere disfrazarse
con las pieles salvajes de inmensos paquidermos
que murieron ahogados bajo el manto polar
de un eclipse de lava bañado en su ceniza.
Regresa a la sustancia,
al paladar que envuelve la amargura
con el gesto sencillo de los gajos
que se van masticando.
Ese lugar común en el murmullo
de unas olas de espuma
que decoran los bordes de la playa
con algas y medusas.
Cuídate del cansancio,
de ese miedo que inventa decisiones opacas
y luego se despierta enredando su anhelo
a todos los motivos que explican los milagros.
* Estos poemas pertenecen a Los buenos propósitos, libro de Ana Merino puesto en circulación en estos días bajo el sello de Visor (Madrid, 2015). Fotografía de portada ©Marta Eloy Cichocka
Ana Merino dirige el MFA de escritura creativa en español de la Universidad de Iowa. Ha publicado nueve poemarios: Preparativos para un viaje (Premio Adonais, 1994; Rialp, 1995, Reino de Cordelia, 2013), Los días gemelos (Visor, 1997), La voz de los relojes (Visor, 2000), Juegos de niños (Premio Fray Luis de León, Visor, 2003), Compañera de celda (Visor, 2006), Curación (Visor, 2010), Los buenos propósitos (Visor, 2015) y los infantiles Hagamos caso al tigre (Anaya, 2010) y El viaje del vikingo soñador (Santillana, 2015). También es autora de la novela juvenil El hombre de los dos corazones (Anaya, 2009), de cuentos en antologías y de las obras de teatro Amor: muy frágil (Reino de Cordelia, 2013), dirigida y estrenada en Zúrich en 2012, y de Las decepciones (Literal Publishing, 2014).
Posted: November 13, 2015 at 1:55 am