Essay
QUEDARSE EN CASA

QUEDARSE EN CASA

Andrés García Barrios

Si tuviéramos que lograr una pedagogía express y decir qué es lo más importante a aprender en estos momentos para lograr la mejor convivencia en casa, ¿qué diríamos? La pregunta nos lleva a otra, básica: ¿Cuál es el origen de los conflictos entre parejas en lo doméstico? O más bien, ¿Cuál es el origen de los conflictos que están surgiendo entre las parejas en estos momentos de convivencia extrema?

Una tercera pregunta se entromete, seria: ¿De verdad tenemos tiempo de contestar a esa pregunta? Mi respuesta es “No, no tenemos tiempo”. Muchos han indagado antes sobre los conflictos de pareja y nadie ha dado una respuesta suficientemente concreta, acorde con nuestra pedagogía express. Preguntarse sobre el origen de los conflictos domésticos entre parejas, y específicamente sobre su exacerbación (si es que lo es) en el momento coyuntural actual, no llevará a nada de verdad útil en el plazo de esta emergencia.

Opto entonces por la solución que encontró el Premio Nóbel mexicano, Octavio Paz, en un libro insustituible ―Poesía en movimiento― para hablar de los poetas más jóvenes de su tiempo, a los cuales describió como “en perpetuo movimiento”. ¿No es así como estamos ahora, moviéndonos sin cesar para adaptarnos a esta situación inédita? La elección de Paz fue guiarse por la lectura del I Ching, milenario oráculo chino que se ofrece como texto en continua mutación. Paz ―según él mismo nos explica― rastrea el perpetuo movimiento de esos poetas siguiendo una guía que también se mueve. ¿No podemos hacer nosotros lo mismo ahora, en que toda certidumbre escapa a nuestras manos?

Por cierto, si abordáramos nuestra decisión desde otro ángulo, el de que nuestra pedagogía express no tiene tiempo para preguntas pero sí nos pide respuestas, podríamos también recurrir al I Ching, libro en el que esa paradoja es posible.

***

Veamos si es cierto. La respuesta que me da el I Ching (al que consulté según el método tradicional) es la siguiente:

K’an /  Lo Abismal, El Agua.

Iré directo a las respuestas más concretas del oráculo (cualquiera puede consultar el texto completo en Internet: I Ching, Richard Wilhelm, K’an / Lo abismal).

“En tiempos de peligro se acaban las formalidades convencionales y rebuscadas. Lo principal es una disposición mental veraz. Un funcionario, antes de ser designado, recurre usualmente a determinados obsequios de introducción y a recomendaciones. (Ahora) todo se ve simplificado al máximo. Los regalos son escasos, no existe nadie que nos recomiende, uno se ofrece solo, y sin embargo no corresponde avergonzarse por todo esto, con tal que uno abrigue la sincera intención de practicar la mutua ayuda en el peligro.”

Y enseguida:

“El peligro surge del hecho de pretender uno llegar demasiado alto. El agua en el barranco no se acumula, sino que tan sólo llega hasta el borde más bajo, el que le permite salir. De tal modo, en medio del peligro, también sólo hace falta proceder siguiendo la línea de menor resistencia para alcanzar la meta. Grandes obras no pueden realizarse en tales épocas; basta con que uno escape del peligro.”

***

He aceptado que estoy en busca de respuestas sin pregunta, por lo que no es raro que decida consultar otra fuente igualmente insondable, el Tarot. A nadie le parecerá poco serio que, lo mismo que Octavio Paz con el I Ching, me decida a usar el Tarot “como guía, no como oráculo”. Lo importante, me parece, es que mis ideas sirvan de algo.

Las dos cartas que el Tarot me otorga son La Templanza y El Diablo (que nadie se aterrorice: como de todos los arquetipos, hay mucho que aprender y aceptar de este último). La respuesta no es tan bella, clara y directa como la del I Ching, pero a mi parecer resulta sabiamente complementaria de ésta. Confieso que mi forma de consultar este “conjunto de cartas de adivinación” no es la tradicional sino otra que puedo llamar “personal”, por lo que la aparición de esos dos arquetipos puede tener mucho de elección mía inconsciente; y sin embargo, de una o de otra forma, las consideraciones que derivo de ella  me parecen importantes: el Diablo es todo lo que no queremos aceptar de nosotros mismos, y acaba mostrándose en forma de demonios (“Todo aquello que quiere vivir en nosotros pero que es rechazado”, en palabras de Hajo Banzhaf, autor del libro “El Tarot y el viaje del Héroe”). La Templanza, por su parte, es “…una irrefutable seguridad interior (que) nos da la fortaleza para tomar decisiones que antes nos parecían imposibles, y nos ayuda, además, a soportar, de forma firme e imperturbable, las frecuentes vicisitudes del camino. Las cosas irán bien si actuamos con seguridad y estamos dispuestos a asumir las consecuencias”.

La combinación de ambas cartas, y su asociación con la respuesta del I Ching (de la cual, por cierto, en este momento me falta por consultar una parte) es, a mi parecer, la siguiente: el momento actual no es un tiempo para convencionalismos, formalidades y otros ocultamientos; lo que éstos escondan surgirá tarde o temprano en forma de demonios. Tampoco es un tiempo para querer llegar demasiado alto; por ejemplo, para solucionar conflictos familiares y domésticos que nunca hemos resuelto; es más bien tiempo de fluir lo antes posible de manera simple, no rebuscada, para escapar del conflicto.

Para lograrlo, ¡nada como una disposición mental veraz y una sincera disposición para aplicar la ayuda mutua! Sirve tener la seguridad de que todo va a salir bien, pero no de una forma ingenua y mediocre, sino participando en ello con entusiasmo, decisión y fuerza. Épocas como éstas pueden despertar sentimientos de armonía, imperturbabilidad y salud (todo ello también según la respuesta del Tarot).

Vayamos ahora a la respuesta del I Ching que se quedó pendiente (explicándolo brevemente, toda contestación del oráculo chino se transforma en una segunda, que es tan importante como la primera).

En este caso, K’an, lo abismal, el agua se transformó en Hsieh, La Liberación. Nos podríamos conformar con la primera línea: “El movimiento se abre paso y sale del peligro”. Hay que pensar en el agua como movimiento, como un fluir que suscita liberación. Pero continuemos: “La liberación no se ha cumplido todavía, sino que precisamente ahora se inicia.” Es decir, el reto está presente. Y algo más: cuando uno logra desatar un nudo, liberarse de un impedimento, es preciso no exagerar el valor de ese triunfo sino volver de inmediato al orden de la vida.

Y una última frase: aclaremos lo que esté pendiente con los demás, lo antes posible.

Estimado lector, ¿se cumplió la pedagogía express? Creo que al menos hemos aprendido algo juntos.

 

Andrés García Barrios. Dramaturgo y director teatral. Creador de las obras Tiptofanito Tiptofanito 2, basadas en las novelas homónimas de Julio Frenk, y de Don Tierrote y su Sancho Luna. Su libreto para actores y orquesta El alma encantada de Papá Nonó, lo escribió a solicitud de la Orquesta Sinfónica de San Antonio (EUA) en 1997. Es guionista cinematográfico con títulos como Seres humanos, escrito en colaboración con Jorge Aguilera, trabajo que mereció el Premio Opera Prima en 1999 del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). Es coautor junto con Julio Frenk de la novela Triptofanito en la célula, publicada por Editorial Planeta.

 

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Posted: April 5, 2020 at 7:28 am

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