Three Poems
TRES POEMAS
Sandra Lorenzano
SANDS OF SILENCE
I carry deserts within, the warm sands of silence. Edmond Jabès
1.
I hold the memory of a name
on the tip of my tongue,
which is why I explore skins
like one who seeks treasure.
That’s what I told you the morning of our encounter,
trying to explain my desert thirst.
I hold the memory of a name.
Murky sounds, syllables,
a certain warmth in the ear,
and the tales of that angel
-an old bedtime story in Yiddish-
who bears away in a kiss the memory
of the newly born.
Which is why I explore skins
like one who seeks treasure,
avidly, methodically.
That’s what I told you on the morning of our encounter
when I awoke swimming across your ocean belly
salt of all salts
to quench my desert thirst.
2.
I wrote the word desert, and night fell over the Pacific in Iquique.
Twelve women told me their stories. I have them still, wrapped in crêpe.
They bore children, or grandchildren. Fears and desires.
One held her infant lovingly. Her name was Mirta, and she was Paraguayan.
The eldest had been there for nearly twenty years.
We drank tea and spoke of books as if this were just like any other encounter.
Every so often, they would repeat: “you can’t see the ocean from here.”
The same nostalgia for a horizon my father held in his gaze.
Some were practically adolescent,
like us when we first heard the cantata of Santa María.
Near the prison I saw a sign that read “Danger: tsunamis”
Ladies and gentlemen, we came here to tell you
that which history chooses to forget
it happened in the great North, Iquique was the city
and 1907 sealed our fate.
The hillsides turned red at dusk
and I suddenly recalled a moment before this same ocean
that was ours alone
I walked then for hours along the coastline,
missing you and ashamed to be outdoors.
3.
I wrote the word desert, and warm air covered my arms and legs.
Dark fire at the center of my chest.
A light that made me close my eyes, sand ground into my skin.
What do forty years of exodus have to do with me?
What story of mine brews in my mother’s smile,
or in my grandmother’s sweet hands?
Could it be that I see myself in the crossing,
in the foreign gaze that yearns for a Word to take root.
Without prayers or candles, every Friday
for centuries I have carried a book.
I spell it out, seeking your name,
fresh water of the Mediterranean to quench my thirst.
I am she who approaches the final frontier
Steel fence
Train in motion
Cracked body
I wrote the word desert
One thousand, two thousand, five thousand,
and so many more who fell by the wayside.
What does the cold that aches at night have to do with me?
Shelter
Refuge
Come, let me take your hand
Let my arms surround you
I will carry your pack
Kiss your sores
What does the desert have to do with me?
Salt of all salts
You
To quench my thirst
All the Thirst of the Land
July 18, 2020 – 26 years after the AMIA bomb
Between one tree and another lies all the thirst of the land. Edmond Jabès
From my thirst to your thirst
there is an absence of shadows
From my land to your land
an infinite thirst
From my tree to yours
only dear wanderings
secret voices
arms always parted
departures that will never know your return
oceans sown with silence
And then, suddenly, the traces of a farewell
that blossom as if there were no tomorrow
Only today, an echo
sweet and warm
The shofar sounds
and I embrace the tree
the thirst
the land
and I wait for you here
Weeping willow
breeze
river that flows
back to the first letter
that runs through my veins
Pure Bones
“It treads on my heels, my memory. It nips at them,
tears them off, leaving my bone exposed and
I keep walking on pure bones…”
Alicia Kozameh, Sal de sangres en guerra (1)
1.
If memory nips at your heels
until they bleed
……until they turn to polished bones in the desert
store the old tongue in the secret place
and invoke the silent god
who sowed words with splinters.
Foreign will the other always be
even though drop by drop you drink
his trail
2.
Spiced tea
bought by Mamá from Gato Negro
intuiting rusty samovars,
the glass cups perfumed hence by absences.
It makes no difference: we have always been
this compendium of ruins.
*Image by Stefano Brivio
LA ARENA DEL SILENCIO
Llevo dentro de mí los desiertos, la arena caliente del silencio. Edmond Jabès
1.
Tengo el recuerdo de un nombre
en la punta de la lengua,
por eso exploro las pieles
como quien busca un tesoro.
Eso te dije la mañana del encuentro
intentando explicarte mi sed de desierto.
Tengo el recuerdo de un nombre.
Sonidos brumosos, sílabas,
una cierta tibieza en el oído,
y la historia del ángel aquel
-viejo cuento de arrullos en idisch-
que se lleva en un beso la memoria
del recién nacido.
Por eso exploro las pieles
como quien busca un tesoro,
ávida y metódicamente,
te dije la mañana del encuentro
al despertar nadando en tu vientre marino,
sal de todas las sales
para mi sed de desierto.
2.
Desierto escribí y fue la noche de Iquique cayendo sobre el Pacífico.
Doce mujeres me contaron sus historias. Hoy las tengo envueltas en papel de China.
Tenían hijos o nietos. Miedos y deseos.
Una cargaba amorosamente a su bebé. Se llamaba Mirta y era paraguaya.
La mayor llevaba ahí casi veinte años.
Tomamos té y hablamos de libros como si fuera un encuentro cualquiera.
Cada tanto repetían: Desde acá no se ve el mar.
La misma nostalgia de horizonte que mi padre tiene en la mirada.
Algunas eran casi adolescentes,
como nosotras cuando escuchábamos la cantata de Santa María.
Cerca del penal vi un letrero que decía “Peligro tsunamis”
Señoras y señores, venimos a contar,
aquello que la historia no quiere recordar
pasó en el norte grande, fue Iquique la ciudad
1907 marcó fatalidad.
Las laderas de los cerros estaban rojas de atardecer,
y yo recordé de pronto un momento que fue sólo nuestro
frente a este mismo océano.
Caminé entonces durante horas por la costa,
extrañándote, y avergonzada de estar afuera.
3.
Desierto escribí y un aire caliente me cubrió brazos y piernas.
Fuego oscuro en medio del pecho.
La luz que me obligaba a cerrar los ojos, la arena clavada en la piel.
¿Qué tengo que ver yo con cuarenta años de éxodo?
¿Qué historia también mía asoma en la sonrisa de mi madre,
o en las manos dulces de mi abuela?
Me reconozco acaso en la travesía,
en la mirada que extranjera ansía una palabra que dé raíz.
Sin rezos ni velas cada viernes
cargo un libro desde hace siglos.
Lo deletreo buscando tu nombre,
agua fresca del Mediterráneo para mi sed.
Soy la que camina hacia la última frontera
Valla de acero
Tren en marcha
Cuerpo agrietado
Desierto escribí
Mil, dos mil, cinco mil,
Y tantas más que quedan en el camino.
¿Qué tengo que ver con el frío que hiere en las noches?
Albergue
Refugio
Ven que te llevo de la mano.
Te cubro con mi abrazo
Cargo tu mochila
Beso tus llagas
Qué tengo que ver con el desierto
Sal de todas las sales
Tú
Para mi sed
Toda la sed de la tierra
18 de julio de 2020 – a 26 años de la bomba en AMIA
De un árbol a otro árbol hay toda la sed de la tierra.
Edmond Jabès
De mi sed a tu sed
hay una ausencia de sombras
De mi tierra a tu tierra
una sed infinita
De mi árbol al tuyo
sólo errancias amadas
voces secretas
abrazos siempre partidos
partidas que no verán el regreso
mares sembrados de silencios
Y allí de pronto las huellas de una despedida
que florecen como si no hubiera mañana
Puro hoy que es eco
dulce y tibio
Suena el shofar
y yo abrazo el árbol
la sed
la tierra
y te espero aquí
Sauce
brisa
río que fluye
hacia la primera letra
que corre por mis venas
A puro hueso
Me pisa los talones, la memoria. Me los muerde, me los arranca,
me deja el hueso al descubierto y camino a puro hueso…
Alicia Kozameh, Sal de sangres en guerra (1)
1.
Si la memoria te muerde los talones
hasta hacerlos sangrar
……hasta volverlos hueso pulido en el desierto
guarda la vieja lengua en el lugar secreto
e invoca a ese dios silencioso
que sembró de astillas las palabras.
Ajeno será siempre el otro
aunque bebas gota a gota
su rastro
2.
Té con especies
compraba mamá en el Gato Negro
intuyendo samovares oxidados.
Las tazas de vidrio se perfumaban entonces de ausencias.
No hay caso: hemos sido siempre
este compendio de ruinas.
Sandra Lorenzano es autora de Aproximaciones a Sor Juana (2005) y Políticas de la memoria: tensiones en la palabra y en la imagen (2007), de la novela Saudades (2007), del libro de poemas Vestigios (2010) y de La estirpe del silencio (2015). Forma parte del Sistema Nacional de Creadores de Arte y es reconocida como una de las 100 mujeres líderes de México por el periódico El Universal.
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