Tren Maya
Ramón Cota Meza
… El Tren Maya sería el primero construido para conseguir objetivos de este tipo en la historia de la humanidad. Esto choca con el hecho incontrovertible de que los trenes son vehículos de transporte y que, por lo tanto, deben tener una justificación económica muy clara.
Improvisación, prisa y objetivos confusos
El destino del Tren Maya, proyecto insignia del gobierno de López Obrador, parece incierto por donde se le vea. Por más que uno hurgue en los documentos oficiales disponibles, no llega a ninguna conclusión sobre su viabilidad económica. Ni siquiera está claro que su objetivo principal sea económico, lo que resulta extraño en una obra de infraestructura tan costosa.
En la versión más reciente del proyecto presentado por Sectur y Fonatur (“Tren Maya Tsíimin K’aak”, Anexo Técnico) se enlistan siete objetivos o “ejes”: los primeros cuatro son ambientales y los tres restantes son agrícolas y de aprovechamiento de los recursos naturales. De ser así, el Tren Maya sería el primero construido para conseguir objetivos de este tipo en la historia de la humanidad. Esto choca con el hecho incontrovertible de que los trenes son vehículos de transporte y que, por lo tanto, deben tener una justificación económica muy clara.
Los insólitos objetivos parecen ser improvisaciones ante protestas de comunidades rurales. En la primera justificación de la obra, López Obrador dijo: “Llegan alrededor de 10 millones de turistas a Cancún pero sólo se dedican a disfrutar de las playas (…) y no se introducen hacia los estados del sureste donde se tiene esta riqueza extraordinaria cultural y por eso el proyecto tiene que ser un impulso al turismo, que se aproveche esta afluencia turística” (16/12/18). Luego amplió la justificación: ahora el tren será también para transporte de carga y pasajeros.
Hasta ahora no se ha explicado esta ampliación de los objetivos pero da igual: construir un tren para fomentar el turismo en una ruta tan extensa (1,554 km de vía) con núcleos de población muy dispersos, siempre pareció descabellado y mucho más costoso que lo anunciado (véase “Las cuentas alegres del Tren Maya”, revista Replicante). El turismo cultural no es negocio en ningún país. La razón es que los turistas buscan diversión y esparcimiento. El turismo de la península de Yucatán es de sol, playa y reventón.
No es concebible que el turista típico cambie su mentalidad y sus planes de diversión (de tres días en promedio) sólo porque haya un tren que lo lleve a sitios remotos sin atractivos adicionales, por interesantes que sean en sí mismos. El propósito de atraer visitantes a sitios culturales siempre ha topado con el imperativo de conservación y los muchos impedimentos para construir infraestructura hotelera en sus alrededores en todos los países. Por estas y otras razones, las visitas a estos sitios son escasas y breves, de 25 minutos en promedio, sin beneficios económicos discernibles y con daños colaterales.
Los sitios arqueológicos más visitados son los cercanos a grandes ciudades, como Teotihuacán, a una hora de la Ciudad de México. Compárese esto con el tiempo en autobús de Cancún a Uxmal, 5 horas, o de Cancún a Palenque, más de 14 horas, tiempos que deben ser multiplicados por dos porque los viajes son de ida y vuelta. Según el proyecto, el Tren Maya reduciría los tiempos en 46 por ciento, pero de todos modos seguirían siendo largos para el escaso tiempo disponible de los turistas.
También está el hecho de que el turismo es estacional. En las temporadas bajas, los concesionarios de transporte terrestre, marítimo y aéreo pueden paras sus unidades o dedicarlas a otras actividades, lo que no puede decirse del tren, que debe mantener estables sus corridas e itinerarios. Las diferencias de afluencia turística por temporadas no están consideradas en el proyecto.
Un tren turístico se justificaría en la Riviera Maya, donde el tiempo de traslado de Cancún y Playa del Carmen a los sitios de interés cultural es de una a tres horas. Pero habría que determinar si las necesidades de transporte ya están satisfechas por las modalidades existentes y si se justificaría construir un tren que las desplazaría, con todos los problemas económicos y sociales que esto implica.
El transporte de pasajeros no turistas previsto en el proyecto comprende principalmente a los trabajadores de servicios turísticos y comerciales que se trasladan a diario de sus hogares a sus lugares de trabajo y viceversa. Pero la mayoría vive en zonas aledañas a los centros turísticos, para cuyo transporte no necesita tren. Si el transporte de estos pasajeros, como dice el proyecto, será subsidiado una vez que el tren esté en operación, la pregunta es por qué no subsidiar a los transportistas existentes, en vez de construir un tren multimillonario.
La otra justificación del Tren Maya, el transporte de carga, tampoco es clara. Los trenes cargueros se justifican por los grandes volúmenes que transportan. La carga que transportarían dentro de la península sería principalmente agrícola, pero ésta se encuentra dispersa en muchas comunidades rurales, algunas muy distantes de la ruta del tren, lo que significa un problema de rentabilidad a escala. Habría que construir centros de acopio a la orilla de las estaciones del tren, lo que no está previsto en el proyecto.
Por otra parte, la mayor parte de la carga que llega a los centros turísticos de la península proviene de ciudades industriales del resto del país y el extranjero, las cuales no están conectadas a la ruta del tren. Por las características geográficas de la península, la carga llega directamente a su destino por barco, por avión y por camión. No es concebible que estas modalidades cambien al Tren Maya, pues sería antieconómico descargar, cargar y volver a descargar con tal de usar el tren.
Finalmente está la prisa por terminar la obra en diciembre de 2023. “No hay plan B (…) a finales de 2023 debe operar todo el Tren Maya”, dijo López Obrador al justificar la sustitución del responsable de la obra. Pero el proyecto dice otra cosa: “el primer tramo estará funcionando en 2023 (…) para luego iniciar la habilitación del material rodante.” Es decir, el primer tramo de vía, no toda ella, habrá sido concluido en 2023, pero esto no significa que el tren esté rodando para entonces, ni siquiera en el primer tramo.
Ahora bien, ¿cuál es el primer tramo? El que va de Palenque a Escárcega, que en realidad es una desviación de 221 km del circuito principal hacia el suroeste, donde está la finca de López Obrador, dicho sea de paso. No se entiende por qué inaugurar un ramal antes que los tramos principales, supuestamente más importantes y redituables.
En cuanto a los beneficios económicos de la obra, su valoración es difícil porque la información disponible es vaga y traslapa los beneficios de la construcción (empleo principalmente) con los beneficios esperados. En el proyecto se estima “una derrama económica derivada de más visitas a la región [por] 148.7 mil millones de pesos” pero no se define la temporalidad, si será anual o de cuántos años.
A fin de cuentas: ¿para qué hablar de beneficios económicos para la gente de la región si las utilidades, si las hubiere, serán destinadas al fondo de pensiones de los militares? Con tantos inconvenientes a la vista, algo saldrá mal en esta obra.
Referencias:
- Tren Maya Tsíimin K’aak, Anexo Técnico, Sectur y Fonatur.
- “Organizaciones indígenas se pronuncian contra el Tren Maya”, El Economista, 02/06/20.
- “Tren Maya potenciará turismo, trabajo y bienestar: presidente de México” (16/12/18). “Las cuentas alegres del Tren Maya” (28/04/19).
- “Diagnóstico IMCO: Proyecto del Tren Maya” (21/03/19).
- “Finding Balance: Cultural Preservation and Tourism”, de Maysa Shahateet, Economic Growth and Trade (28/11/17).
- “Uso turístico del patrimonio arqueológico en la península de Yucatán: una visión desde los actores involucrados en Tulum y Cobá, Península, Fernando Enseñat Soberanis.
Imagen: fotograma del video banderazo de inicio de obra del Tren Maya, desde Maxcanú, Yucatán, 2 de junio 2020
Ramón Cota Meza (Santa Rosalía, Baja California Sur, 1950). Ha sido articulista de los diarios El Universal y Milenio y de las revistas Letras Libres y Nexos, entre otras publicaciones. Twitter: @cota_meza
© Literal Publishing. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación. Toda forma de utilización no autorizada será perseguida con lo establecido en la ley federal del derecho de autor.
Las opiniones expresadas por nuestros colaboradores y columnistas son responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de esta revista ni de sus editores, aunque sí refrendamos y respaldamos su derecho a expresarlas en toda su pluralidad. / Our contributors and columnists are solely responsible for the opinions expressed here, which do not necessarily reflect the point of view of this magazine or its editors. However, we do reaffirm and support their right to voice said opinions with full plurality.
Posted: February 2, 2022 at 10:04 pm
Totalmente equivocado el artículo, al contrario este proyecto será un detonante económico para la región, pero bueno el tiempo dará la razón a quien la tenga excelente día
Totalmente equivocada la respuesta al artículo, al contrario, el proyecto ya es un hoyo sin fondo, que no tiene un control ejecutivo, como lo demuestran los cambios en la traza y el sacrificio de 20 mil árboles…