Essay
Últimas palabras de Marguerite Duras
COLUMN/COLUMNA

Últimas palabras de Marguerite Duras

Socorro Venegas

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“Mi vida no es algo que deba ser medido”, escribió el sueco Stig Dagerman en su último ensayo, tal vez una meditación que preparaba el terreno al suicidio que acabó cometiendo, y en donde parece estar buscando “una razón de vivir”, un consuelo que sea más que brillante, que ilumine.

Quizás es una razón para escribir: iluminar, poder mirar una vida. Nada más se titula el último libro de Marguerite Duras publicado a finales del año pasado en la editorial española Periférica. Fue dictado por la autora entre 1994 y 1996 a ese leal amante y compañero que fue Yann Andréa, quien lo mecanografió sabiendo que escuchaba “palabras terminales”, como las describe Valentín Roma en el epílogo. Ella murió solo tres días después de la última frase registrada en el manuscrito.

¿Qué dice Duras? ¿Se recupera su voz en esas páginas o es esta la crónica de cómo se desvanece su poderoso estilo, único, feroz, entrañable? No es un texto delirante, aunque sí puede tener algo críptico. Al leerla, en algunos momentos me he preguntado si ella sabía que sus palabras iban al papel, que esa transcripción del diálogo descarnado y por momentos brutal con quien la amó y cuidó en sus últimos días sería un libro. Sí, ella sabía que escribía, además se reafirmaba en aquella advertencia que Lacan le hiciera alguna vez: “Usted no debe saber lo que ha escrito”. Duras dicta así la dedicatoria de Nada más:

Para Yann.

Nunca sabemos de antemano

lo que escribimos.

Date prisa: piensa en mí.


Para Yann, mi amante de la

noche.

Firmado: Marguerite Duras, la

amante de ese adorado aman-

te, el 20 de noviembre de 1994,

París, rue Saint-Benoît.

Si atendemos a que Yann Andréa consigna las fechas de cada entrada, tenemos en las manos un diario, pero como ocurre con aquellos grandes libros que se escapan a su forma, también es un testamento literario, una memoria, una mujer sin concesiones ante el espejo. La imagino llamando en forma intermitente a Yann a lo largo del día o de la noche, aun de madrugada, en cuanto llega la inquietud, la necesidad de escribir / dictarle, por eso hay varios momentos con la misma fecha marcados como “Al rato, la misma tarde”. Y cuando es él quien propicia la escritura a partir de una pregunta, escribe las iniciales correspondientes:

Y.A. ¿Tiene título para su próximo libro?

M.D. Sí, El libro por desaparecer.

Duras y su poesía, su contención, su concentración: “Adéntrate en mi rostro”. Los indicios de la cotidianidad junto a Yann, su testigo, el amanuense: “Ya es hora de que haga usted algo. No puede estar de brazos cruzados todo el santo día”. Los ojos abiertos para entrar en su noche: “Lo único que sé es que ya no tengo nada. Es el horror. No queda más que el vacío. Los vacíos. El vacío de la última tierra. No somos dos. Cada cual está solo”.

Nada más incluye una apasionada e inteligente nota de la traductora Vanesa García Cazorla, quien recuerda esto: “Contaba Marguerite a Michelle Porte que, mientras escribía El arrebato de Lol V. Stein, a veces gritaba. El grito —de amor, de desesperación— está omnipresente en toda su obra.” Y en su último libro es estremecedor, surge desnudo, sin la mediación de personajes: ella es el grito.

Ya no podía escribir y murió escribiendo. En cada una de estas páginas resuenan episodios, frases, momentos de sus otros libros. En Nada más vuelven esos personajes eternos, los amantes, alimentando el fuego de la conversación infinita que atraviesa la obra narrativa de Duras.

Sé de memoria un diálogo de su célebre novela El amante, me parece premonitorio:

  • Y luego un día, más tarde, mucho más tarde, escribiremos la historia.
  • No lo sé.

Lloran.

  • Y un día moriremos.
  • Sí. El amor estará en el ataúd con los cuerpos.
  • Sí. Habrá los libros fuera del ataúd.

Nada más es la última sintaxis de los amantes, su historia. Perdurarán porque Duras escribió.

Si la vida de un escritor puede medirse, lo será por sus libros.

Acérquese, ámeme.

Acérquese.

Adéntrate en esta hoja en blanco. Conmigo.

*Fotograma de Le camion (1977) dirigida y protagonizada por Marguerite Duras. 

Socorro Venegas es escritora y editora. Ha publicado el libro de cuentos La memoria donde ardía (Páginas de Espuma, 2019),  las novelas Vestido de novia (Tusquets, 2014) y La noche será negra y blanca (Era, 2009); los libros de cuentos Todas las islas (UABJO, 2003), La muerte más blanca (ICM, 2000) y La risa de las azucenas(Fondo Editorial Tierra Adentro, 1997 y 2002).  Ha recibido el Premio Nacional de Cuento “Benemérito de América”, Premio Nacional de Novela Ópera Prima “Carlos Fuentes”, Premio al Fomento de la Lectura de la Feria del Libro de León.  Es directora general de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM. Su Twitter es @SocorroVenegas

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Posted: September 18, 2023 at 8:43 pm

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