[In dreams I see the horses graze]
[En sueños miro pastar a los caballos]
Mayco Osiris Ruiz
Translation by Yasmín Rojas Pérez
In dreams I see the horses graze.
They walk around the hill from one side to another,
by these green lands that the night illuminates in my memory;
they walk amongst the buds, between oats’ outbursts,
they fan their body with their tail
to avoid the horseflies’ small spear.
They are the same horses I met one evening in the field,
the same ones that arrived near the edge of the river
looking for a taste of tender grass.
Their bodies, like back then, are warm and sturdy
but they have slowed down,
they have been burdened by the rains,
they have been worn by the stress of pulling.
Their eyes are serious, the figure exhausted,
the fur ruined from the blows, the wind and the heat.
They are shady traces from another world,
a world I have forgotten
and now comes back to me from afar
filled with memories, with images
and names that return in pieces.
I see the horses graze. In their exhausted flanks
there are traces of pains and past tortures
memories of one rainy evening
that in dreams smell of sacred candle and wet horse,
and in their waters drag my grandmother’s face
her features erased from the impact
of an insulin shot,
her will broken when she could no longer go on
and she laid down to die
like the old horse that comes to rest under a mesquite tree.
And I did not cry, I could not cry for her,
I did not close her eyes, nor did I hold her hands
because that evening I was in the field
clinging on to the sides of my mount,
today I find her again,
serene in the space without time among the dreams,
I watch her return in between horses, I kiss her in this peace
and although everything has changed,
I contemplate her walking away with them by the river,
a river of heavy, familiar waters.
En sueños, miro pastar a los caballos.
Andan de un lado a otro por el cerro,
por estas tierras verdes que la noche ilumina en mi memoria;
andan entre cogollos, entre brotes de avena,
se abanican el cuerpo con la cola
para evitar el dardo de los tábanos.
Son los mismos caballos que conocí una tarde en el potrero,
los mismos que llegaban hasta el borde del río
buscando saborear yerbas más tiernas.
Sus cuerpos, como entonces, son templados y recios
pero se han vuelto lentos,
se han cargado de lluvias,
se han desgastado a fuerza de tirar.
Tienen los ojos graves, la figura rendida,
el pelaje estragado por los palos, el viento y el calor.
Son el vestigio umbroso de otro mundo,
de un mundo que he olvidado
y ahora viene hasta mí desde muy lejos
colmado de recuerdos, de imágenes
y nombres que vuelven en pedazos.
Miro pastar a los caballos. En sus flancos exhaustos
hay huellas de dolores y suplicios antiguos,
recuerdos de una tarde de aguacero
que en sueños huele a cirio y a caballo mojado,
que arrastra entre sus aguas el rostro de mi abuela
sus facciones borradas por obra del impacto
de un golpe de insulina,
su voluntad partida cuando no pudo más
y se acostó a morir
como el caballo viejo que viene a descansar bajo el mezquite.
Y yo que no lloré, que no pude llorarla,
que no cerré sus ojos ni le tomé las manos
porque andaba esa tarde en el potrero
aferrado a los lomos de mi cabalgadura,
hoy la encuentro otra vez,
serena en el espacio sin tiempo de los sueños,
la miro regresar entre caballos, la beso en esta paz
y aunque todo ha cambiado,
la contemplo alejarse con ellos por el río,
un río de aguas cargadas, familiares.
Mayco Osiris Ruiz (Xalapa, Veracruz, 1988). Poemas suyos han aparecido en revistas como Sibila, Palimpsesto. Revista de creación y Literal. Latin American Voices. Es autor de El revés de esta luz (Taller Ditoria, 2015). Su Twitter es @MaycoOsirisRuiz
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