THE WRONG BORDER
Carlos Adolfo Gutiérrez Vidal
Del arribo
Mi familia ha vivido en California desde hace 366 años; digo California porque así se llamaba entonces, antes de que la dividieran, en una época en la que sus fronteras físicas, raciales y culturales eran igual de difusas que ahora. Digo 366 porque esa fecha marca el arribo de don Cayetano de Aguilar, mi primer ancestro en esas tierras, aunque el apellido Miajuan de su suegra suene remotamente yumano. Tener una genealogía precisa en una tierra de migrantes podría resultar paradójico e inútil, pero justamente de mis cuatro abuelos aprendí que uno está llegando siempre: Rosendo Gutiérrez Luque, de los Gutiérrez de Sinaloa y los Luque de Sonora; Josefa Aguilar López, de los Aguilar y López Villavicencio del sur de la península; Ernesto Vidal Santacruz, de Arizona y Nevada, con una abuela china; Julieta Wilhelmy Bretón, nieta de alemanes asentados en Sinaloa y franceses de Baja California Sur.
Soy dueño de una genealogía sin raza. Tengo primos morenos de apellido alemán, hermanos pelirrojos, tíos de narices casi borbónicas, y unos ojos rasgados que se repiten con la misma fuerza de generación en generación. Las olas migratorias se han sucedido a lo largo de la historia de Baja California; rusos, chinos, mixtecos, irlandeses, franceses, jalicienses, michoacanos, sinaloenses. Si algo he aprendido de la historia familiar, es que en todos los casos la gente ha llegado con una mano enfrente y otra atrás, a veces con lo puesto, a veces con algo de dinero, pero sin mayor patrimonio que el esfuerzo.
Los negros
En lo que va de 2016 han ingresado a México alrededor de 13 mil personas de origen haitiano y africano con la intención de solicitar asilo político en Estados Unidos. Al intentar hacerlo a través de Mexicali y Tijuana, han sobrepoblado los albergues generando una emergencia migratoria, y según diversas fuentes es seguro que el flujo de refugiados siga creciendo. Vienen del Congo, de Nigeria, de Somalia, de Ghana o de Burkina Faso; pasan por Centro y Sudamérica para entrar por Tapachula y de ahí llegar a la frontera norte de México. Algunos pagaron hasta 20 mil dólares para quedar atrapados entre lo que pudo ser destino y un error en el sistema internacional de tráfico de personas.
El Gobierno del Estado ya ha dicho que hay cerca de 9 mil puestos de trabajo disponibles en caso de que decidan tramitar su estancia en México. A ello hay que agregar que sólo en Mexicali hay más de 50 mil casas abandonadas, producto del fracaso de la especulación inmobiliaria. Existen condiciones, difíciles en efecto, para recibirlos, pero en las redes sociales y en las páginas web de los diarios puede leerse que la gente opina que traen enfermedades; que traen otros valores; que vienen de países violentos; que pueden violar mujeres, cometer crímenes y robar empleos a los mexicanos. Es el discurso de Trump Región 4.
En una nota publicada por El Universal el 12 de septiembre pueden leerse descripciones como “personas de piel color cobre” y “un hombre chaparrito de piel color chocolate”. Entiendo, con asombro, que el problema no es el desplazamiento sino la raza, ese recuadro que yo mismo sería incapaz de consignar en un formulario migratorio.
El Chinero
El 26 de agosto de 1902 un grupo de migrantes cantoneses se embarcó de Guaymas hacia San Felipe con la intención de llegar a una naciente ciudad de Mexicali, en el puerto fueron abandonados a su suerte para perderse luego entre el desierto y morir en el lugar que se conoce desde entonces como El Chinero. En la actualidad cualquier mexicalense afirma con orgullo que la comida típica de la región es la comida china, mezcla de gastronomía cantonesa y mandarín con chiles y otros ingredientes típicos del delta del Río Colorado.
En la antigua California decirse católico y hablar español eran motivo suficiente para ser considerado gente de razón e integrarse sin mayores trámites a semejante caldo multicultural. Me gustaría pensar que si California pasó por el virreinato libre del sistema de castas, en algún futuro podríamos decir con orgullo que la tapioca, el kelewele y el fufu son parte de la gastronomía regional.
The wrong border
Camille Turner es una artista canadiense que hace uso de su cuerpo para denunciar temas raciales en el contexto de nuestro supuesto multiculturalismo. Uno de sus personajes, Miss Canadiana, viaja por el mundo como una ficticia reina de belleza de raza negra. La conocí en el Banff Centre en 2004 y organicé junto con ella y otros amigos una exposición en el Centro Estatal de las Artes de Mexicali en 2005. Mi argumento entonces fue explícito y sencillo: “you would be totally on the wrong border”. Hoy hablé con Camille sobre nuestra emergencia migratoria, pero principalmente sobre la xenofobia y el racismo de quienes la recibieron con tanto gusto hace once años. Le envié la fotografía de uno de los diarios con una nota que decía: “this is the border we walked together”.
Camille es de origen jamaiquino pero creció en Toronto, recuerdo que el clima del mayo mexicalense la estaba haciendo trizas. Pienso que nadie debería sentirse solo y rechazado en un desierto como ese, y que se nos olvida que la economía más sana se funda en la plena conciencia de que la riqueza se alcanza cuando se comparten el trabajo, los recursos y las necesidades con el otro. Pienso que si no podemos compartir el tiempo y el espacio como lo hemos hecho después de algunos siglos, estamos, efectivamente, en la frontera equivocada.
• Carlos Adolfo Gutiérrez (Mexicali, Baja California, 1974). Narrador y poeta. Ha sido editor, productor de radio cultural, coordinador de talleres de creación literaria, webmaster y publicista. Ha colaborado Casa del Tiempo, Cultura Norte, El Nacional, La Crónica, Reforma, La Voz de la Frontera, Siglo 21 (Guadalajara), Tierra Adentro, Tijuana Metro y Yubai, entre otras. Becario del FOECA y del FONCA. Parte de su obra se encuentra en antologías como Across the Line. The Poetry of Baja California, Junction Press, San Diego, 2002; Árbol de variada luz. Antología de poesía mexicana actual 1992-2002, Universidad de Colima, Colima, 2003; Anuario de poesía mexicana 2004, FCE, 2005; A contraluz. Poéticas y reflexiones de la poesía mexicana reciente, CONACULTA, 2006.
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Posted: October 11, 2016 at 10:12 pm
SOLO UNA PEQUEÑA PRECISION, MI QUERIDO CARLOS ADOLFO: MAGDALENA MIAJUAN DE MONTAÑO ERA CONSUEGRA DE CAYETANO DE AGUILAR, LA MAMA DE DOLORES MONTAÑO MIAJUAN ESPOSA DEL HIJO DE CAYETANO, JUAN ANTONIO DE AGUILAR….Y, EN EFECTO, SEGUN HARRY CROSBY, EN LA ANTIGUA CALIFORNIA, CONSIDERA QUE ERA NEOFITA, DE ORIGEN INDIGENA….SALUDOS SOBRINO!